RADIACTIVA

¿Qué está pasando? Los ruidos de afuera me ponen la piel de gallina, gritos, autos que pasan por la calle como si fuese una pista de carreras, el llanto de las personas, tengo que escuchar todo eso mientras sólo estoy aquí sentada en el sofá de la sala de estar. Frente a mi esta mi madre, sentada en ese viejo sillón café, está abrazando a mi hermana más pequeña Ariana, si yo me siento confundida, no imagino como debe sentirse mi pequeña hermana de 5 años, me da pena verla con su bonita pijama rosa, su cabello despeinado y sus ojitos con sueño. Bueno, todos tenemos sueño y traemos pijamas, es normal siendo las 4:00 am, pero lo que no es normal es lo que sea que esté pasando afuera. A unos centímetros de mi madre está mi otra hermana, Vanessa, trata de calmar sus nervios jugando con sus dedos, agitando uno de sus pies y observando las tres velas que alumbran débilmente la habitación, no es que no tengamos luz eléctrica, pero mi padre nos dijo que no encendamos la luz para no llamar mucho la atención. De pronto mi hermanita Ari, como le decimos de cariño, me dijo: —Mila ¿Qué ocurre afuera? ¿Por qué la gente grita?—pregunto algo asustada ¿Cómo le digo a una niña de 5 años que lo que se escucha afuera son gritos de muerte y dolor de personas desafortunadas? Sólo observo su hermoso rostro lleno de curiosidad y miedo, y la verdad no sé qué decir, después de todo yo tampoco sé lo que hay afuera. —Están jugando Ari, a policías y ladrones, sólo es eso, no te asustes todo está bien— no se me ocurrió otra cosa, mi madre la abrasó más fuerte y me miro como diciéndome que hice lo correcto. Las escaleras empezaron a sonar, alguien viene bajando, es mi padre, entro y rápidamente cerró de nuevo la puerta. —Mila ven a la cocina— me dijo, él se adelantó y entro primero. Me levante del sofá y entre también, me imagino que quiere decirme algo, y debe ser importante si no quiso que mis hermanas escuchen. —¿Qué pasa?—le dije con temor a su respuesta. —Zombies—respondió  mientras se sienta en la mesa y enciende un par de velas para iluminar. Yo lo mire con un gesto de locura, no puedo creer que mi padre diga algo tan… ridículo. Y lo considero un hombre serio, ¿Por qué diría algo así? Antes de cuestionar su comentario apareció mi madre y se acercó a nosotros, obviamente ella también quiere saber qué está pasando. —¿Y las niñas?, deberías estar con ellas— le dijo mi padre algo preocupado. —Están bien, las puertas están atrancadas, no les pasara nada— contesto ella muy confiada. Yo volví a mirar a mi padre y le pregunte:   —¿Zombies? ¿En serio? ¿Por qué crees eso?—aun no entiendo de dónde saca esa idea, yo no he visto a la calle desde que comenzaron esos gritos, mientras dormía mi madre entro a mi habilitación y me dijo que bajara a la sala, fue ahí cuando empecé a escuchar el escándalo de afuera, mire el reloj y apenas eran las 3:40 de la madrugada, y como dijo mi madre, las puertas y ventanas están atrancadas para evitar que alguien salga o entre. Mi padre es el único que sabe lo que hay afuera, él ha estado observando todo desde el segundo piso. —Eso escuche en mi radio, y a juzgar por lo que veo afuera si lo creo—dijo muy serio, y de repente sonó su teléfono, él contesto y se fue hablando hacia otra habitación. —Ve con tus hermanas, yo hablaré con tu padre— me dijo mi madre y ella también se fue. Me dirigí a la sala y me senté junto a Vanessa. —¿Qué te dijo mi papá?— ella también está preocupada y confundida, no puedo decirle lo que me dijo mi padre, ella sólo tiene 14 años, no debería pasar por algo así. —Nada, solo que aún no sabe lo que está pasando—se nota su inconformidad con mi respuesta, pero creo que es mejor así. Pasaron los minutos y mis padres siguen discutiendo sobre que lo que está pasando, no los podemos ver, pero escuchábamos claramente. Cuando me di cuenta note que Ari está mirando por la ventana, yo corrí a bajarla de ahí, pues no quiero que vea lo que hay afuera, cuando me acerque para tomarla de la cintura y bajarla, pude ver el espectáculo, ¡una persona está comiéndose a otra!, hay sangre en todos lados y ver cómo le arranca la carne del cuerpo es horrible, mi estómago dio vueltas. Al ver eso supe que mi padre tiene razón, pero aun así es increíble que algo que solo pasa en las películas, ahora este pasando en verdad. Baje a mi hermana de la ventana y volví a cerrar la cortina. —No vuelvas a acercarte a la ventana— le dije para evitar ver nuevamente una escena como esa. Ella solo me miro con una cara llena de horror y miedo, sé que me preguntara que fue eso, pero no sé qué contestarle. Pero antes de que me pudiera decir algo mi padre salió y dijo: —Guarden sus cosas importantes en una mochila, algo de ropa, comida, lo que sea, nos vamos —¿Pero a dónde? ¿Y por qué?—pregunto mi hermana Vanessa que se levantó de golpe del sofá. —Hace unos minutos me llamo uno de sus tíos, pasaran por aquí y nos iremos con ellos a un lugar seguro, mientras yo preparo la camioneta, Mila sube a tu habitación y a la de tus hermanas, trae ropa y lo que necesiten, tenemos que darnos prisa—me ordeno —¿Pero a donde vamos a ir?—insistí en saber, pues después de lo que mire afuera me da miedo salir. —Lejos de aquí a un lugar seguro, tú solo has lo que te dije ¿sí? no lo hagas más difícil de lo que ya es—dijo tratando de hacerme comprender Decidí no seguir preguntando y obedecer, tiene razón este no es el momento para cuestionar. Subí las escaleras hasta la habitación de Vanessa y Ari, ellas la comparten, tome ropa de ambas y la puse en una mochila, luego fui a mi habitación e hice lo mismo, pero antes la mire por última vez, tal vez no la vuelva a ver, nostálgica salí y cerré la puerta. De pronto tuve la curiosidad de mirar por el balcón de la habitación de mis padres, mi padre observa todo desde ahí, yo solo echaría una miradita, ¿Que podría pasar? Entre a su habitación, deje la mochila sobre la cama y abrí la puerta del balcón, salí para observar mejor y cerré la puerta, todo es un caos, aunque esta oscuro puedo ver gente corriendo por todas partes, y zombies también, aunque no se mueven muy rápido son demasiados, hay gente en el suelo siendo comida, otros disparándoles a esas cosas y autos arrasando con lo que estuviera a su paso con tal de escapar, esos gritos son desgarradores, yo quede petrificada ante tan terrorífico escenario. De pronto escucho un ruido bastante familiar, un helicóptero se acerca, mire hacia arriba y lo vi, más bien, la luz del helicóptero, el cual viene cargando algo que no alcanzo a distinguir, cuando se acercó más pude notar que es un especie de caja negra, de la cual desconozco su contenido, paso justo por encima de mi casa y siguió su camino. Varios metros más adelante apenas podía distinguirlo, pero pude ver que dejo caer esa caja, ya que tenía un foco que parpadea y se ve como cae al piso, deben ser provisiones o armas para alguien, pero de pronto una enorme explosión se extendió iluminando el espacio como si fueran fuegos artificiales, un gran estruendo retumbo en mis oídos, la onda expansiva me alcanzo y lanzo contra la puerta del balcón, esta cayó al suelo y yo sobre ella, el golpe me aturdió no puedo levantarme, pero al alzar un poco la vista note que algo viene hacia acá, una pieza de algún metal que salió volando llego hasta mí y se me enterró en el hombro izquierdo. Yo solté un grito enorme, sentí un ardor terrible que me recorría todo el brazo izquierdo, el ruido atrajo a mi padre el cual entro corriendo y me levanto, me cargo y como pudo bajo las escaleras, para ese entonces mi vista comenzó a nublarse y el ardor se intensifica cada vez más. Mi padre me subió a la camioneta, mis tíos ya están aquí y estamos listos para partir, mi padre cerró la puerta, encendió la camioneta y arrancamos. Ahora veo todo borroso y el dolor se extiende por todo mi cuerpo, escucho a mi madre muy a lo lejos decirme que no me desmaye y que la escuche, mientras ella trata de sacarme la pieza metálica del hombro. Cada vez que la jala yo grito de dolor y ella suelta la pieza de inmediato. —Está muy atascada, no puedo sacarla se me resbala por el líquido que tiene— dijo mi madre muy preocupada. Mire de reojo la pieza y es cierto, está cubierta por una sustancia de un extraño color azul, el cual se mezcla con mi sangre. Nuestra camioneta es la última de la fila, delante de nosotros están otras tres que pertenecen a mis tíos. Yo no tengo ni idea de a dónde vamos, observo a través del cristal y veo personas corriendo por las calles. El movimiento de la camioneta al ir tan rápido me lastima, esta pieza se mueve mucho, me hace sangrar y sufrir. Después de varios kilómetros de camino note que llegamos a la carretera, y de pronto mi padre se frenó muy brusco, causando que chocara con el asiento de adelante y la pieza se clava más en mi hombro. —¡Ahhh!— exclame de dolor. Mi padre solo se disculpó y dijo que el camino está bloqueado, las camionetas de mis tíos dieron la vuelta y pasaron por un costado, tendríamos que buscar otro camino, mi padre hizo lo mismo, se dio la vuelta y los siguió, más adelante se salieron de la carretera y entraron a un camino de terracería, para ese entonces yo no aguanto el dolor, no puedo evitar llorar y creo que ahora si me desmayaré. Pero antes de perder el conocimiento, note que detrás de nosotros viene otro auto, pero algo anda mal, sus luces se mueven de un lado a otro indicando que no tiene control, el auto nos alcanza y al estar a un costado pierde de nuevo el control, al parecer hay un zombie abordo, el auto nos empuja, nuestra camioneta comienza a dar vueltas, yo solo veo como mi familia rebota por todas partes, hasta que todo se vuelve oscuro.