Matrimonio por venganza

Capítulo 1 Por enésima vez Dylan miró su reloj, era obvio que no estaba contento con su entorno, él era más de cuerpo y mente. Cuando por fin levantó la vista hacia sus compañeros, se dio cuenta de que sus ojos le miraban fijamente. Dylan: ¿Qué? Jaurès: ¿Hablas en serio? ¿De verdad nos estás haciendo esta pregunta? Dylan: Es cierto que estoy distraído. No he captado ni una palabra de lo que has dicho. Lo que significa que esta sesión tiene que ser reprogramada... Truena su voz ronca Jaurès: ¡Dylan, por favor! No vamos a volver sobre el mismo terreno, por favor. Dylan: Soy el presidente de esta fundación y si digo que lo cancelamos todo, lo cancelamos y punto -dice levantándose para recoger sus archivos-. Señoras y señores, mi secretaria les informará de la próxima cita... Tengo que coger un avión. Ya estaba fuera, cerca de su vehículo, donde se disponía a subir. Jaurès: ¿Dylan? Espérame. Dylan: ¿Y ahora qué? Jaurès: ¿En serio? ¿De verdad canceló un acuerdo por valor de más de cinco millones? Dylan: Aplázalo hermano, hay que saber hacer la diferencia. Jaurès: ¿Y todo por Gretel supongo? Dylan: Podría pasarme toda la eternidad explicándotelo, no lo entenderías, así que mejor me voy Jaurès: Nunca he visto a un hombre poner a una mujer antes que el dinero. Es el dinero antes que las mujeres, hermano. Dylan : Gretel no es una mujer cualquiera, es mi mujer, mi esposa, la futura madre de mi hijo, mi primer niño. Ella es todo mi mundo. ¿Cómo se supone que va a entenderlo si se pasa todo el tiempo haciendo fruta mezclada? Jaurès : Entiendo que Gretel es una mujer hermosa pero… Dylan: ¡No! Estás completamente equivocado -le cortó-. Gretel no es sólo guapa, es todo lo que hay en ella lo que me vuelve loco, es dulce, cariñosa, tiene un corazón de oro. Es capaz de sacrificar su vida por los demás, se ha impuesto en mi corazón y en el de mi familia. Ella es la persona que me entiende sin que yo diga una palabra, la persona que me hace reír cuando estoy triste. Siempre ha tenido el poder de curar todas mis heridas. Es una joya rara y no tengo intención de anteponer mi trabajo a ella. Ella está por encima de todo. Ahora déjame en paz. Riddick: Se ha sacado la lotería, mi querida hermana", dice una voz cerca de ellos. Dylan: ¿Te vienes a casa conmigo? Riddick: ¿Y dejar todas sus preciosas tetas? Eso nunca Dylan: ¿Creía que encontraba chicas diferentes cada vez que te despertabas? ¿Qué, las siete chicas no son suficientes? Riddick: Igual que le dijiste antes a tu amigo y a tu socio, aunque me pasara una eternidad explicándotelo, no lo entenderías. Dylan: ¡Vale! Pero espero que al menos te protejas. Riddick: No te preocupes, estoy muy cómodo con ese lado. Dylan: Vale, me voy al hotel a por mi maleta, así que nos vemos en ¿cuántos días? Riddick: Una semana como mucho. ¿Estás loco? Que me haya casado con tu hermana no significa que deba abusar de ella. Te quiero de vuelta en el país en tres días o puedes despedirte de tu trabajo ... Jaurès, te dejaré terminar el resto del trabajo. Riddick intentó negociar, pero pidió al conductor que arrancara sin más demora. Sabía de lo que era capaz su cuñado, para él sólo contaban las fiestas y las mujeres. Tuvo suerte porque su hermana se casó con uno de los mayores buscadores de oro del mundo. Dylan dirige la mina familiar, su padre sufrió leucemia y le dejó a cargo. En los cuatro años que lleva de presidente, ninguna otra mina ha sido capaz de destronarle. Abre su maletín y saca una caja que contiene un precioso collar de oro certificado. Sonríe al imaginarse a su mujer llevándolo al cuello y cierra la caja, echando un último vistazo a su reloj. Dylan: ¿En cuántas horas puedo llegar a Costa de Marfil? > responde su chófer, que también es su piloto. Dylan: Da la vuelta y llévame directamente al aeropuerto, ya tengo todo lo que necesito conmigo. Él asiente y así lo hace... Dylan no tarda en enviar un correo electrónico a su amigo y socio pidiéndole que done a la caridad los objetos personales que dejó en su habitación de hotel. Dylan no sólo es un marido atento, cariñoso y fiel, también es una buena persona. No pasa un mes sin que haga algún tipo de voluntariado. Ayudar a los necesitados es su mayor vocación. Incluso en la institución de ayuda que dirige Gretel para atender a los necesitados, él es el donante número uno.