Obsesión

Ya adentraba la tarde, el sol intenso del medio día se ocultaba tras algunas nubes, el sonido del tren pasando a toda velocidad se hacía presente, los pasos veloces de Alexis hacían notar su urgencia. —Buenas tardes oficial, podría indicarme por favor dónde queda esta dirección. Enseñándole un pedazo de papel al guardia de la estación, este solicitó indicaciones. —Es cerca. —Señaló el hombre para seguir brindando las instrucciones, —debes salir de la estación y caminar hacia la izquierda, allí tiras hacía la izquierda nuevamente y te encontrarás el edificio Hotsun, ese es el lugar el cual estás buscando chico. Tras escuchar al hombre, Alexis le agradeció. —Muchas gracias, que tenga un buen día. Despidiéndose del guardia, caminó hacia las escaleras que llevaban a la superficie. Al salir de la estación se detuvo un momento para mirarse frente a un espejo, usando su reflejo empezó a acomodarse la corbata de color azul mar que traía puesta, está combinaba con su pantalón y zapatos; traía consigo igualmente una camisa manga larga blanca que tenía dentro de su pantalón el cual era sujetado por un cinturón sencillo. Tras mirarse por unos segundos y acomodar su cabello n***o, siguió caminando siguiendo las indicaciones que le habían brindado. Fueron un par de minutos lo que demoró en llegar a la esquina y voltear a mano izquierda, encontrándose allí con el gran edificio que estaba buscando. Se notaba que estaba apurado por llegar, tanto así que atravesó la calle sin importar que el semáforo estuviera en rojo, ganándose así algunos insultos por parte de los conductores. Ignorando por completo esto, Alexis llegó hasta la entrada del edificio y se dijo a si mismo. “Es más grande de lo que imaginaba” Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz. —A un lado, permiso, tengo cafés hirviendo en las manos, no respondo si les caen encima. Al escuchar, Alexis se giró para encontrarse con una chica vestida de traje, está traía dos vasos en sus manos y se veía muy apurada, al ver cómo intentaba pasar por la puerta giratoria, rápidamente la ayudó empujando la puerta y aprovechando para entrar de igual modo al interior del lugar. Al ver esto la chica reaccionó. —Gracias. —No hay de que… La respuesta de Alexis quedó en el aire al ver cómo la mujer caminaba por la recepción y entraba a un ascensor donde antes de que sus puertas cerraran cruzó miradas con Alexis, o al menos eso pensó él. “Que hermoso cabello rojo” Nuevamente hablando consigo mismo, para enseguida volver otra vez a ser interrumpido, pero está vez por el viligante del edificio. —Buenas tardes joven, puedo ayudarlo en algo. A la pregunta Alexis acomodó su corbata y respondió. —Buenas tardes, vengo a ver al señor Vauhgan, me está esperando, mi nombre es Alexis, Alexis Vauhgan. La expresión del viligante cambió por completo trae oír aquel apellido. —Por favor sigame joven Vauhgan. Indicándole el camino, el hombre guió a Alexis hasta recepción, dónde lo recibió una señorita vestida de manera formal. —Buenas tardes, bienvenido al edificio Hotsun, en qué le puedo servir. —Buenas tardes, vengo a ver al Señor Frederick Vauhgan. —Lamento informarle que el señor Vauhgan en estos momentos no se encuentra recibiendo visitas, las reuniones con él deben ser acordadas con varias semanas de antelación, si es este su caso y tenia una cita para el día de hoy, le pido disculpas, pero será imposible poder reunirse con el señor Vauhgan hoy. —Wendy… —Dame un momento, le estoy explicando el protocolo al muchacho. Alexis sonrió al ver cómo el vigilante intentaba explicarle la situación a la recepcionista. —Wendy, es que creo que el señor Vauhgan si lo está esperando. —Darell no es posible ya que el señor Vauhgan está muy ocupado en estos momentos. —Pero… —Tranquilo Darell, ¿Es ese tu nombre cierto? —Si señor — Respondió el viligante. —Señorita, tengo una cita con el señor Vauhgan, por favor si gusta puede revisar en su computadora. —Siento ser descortés con usted, pero le reitero que para hoy el señor Vauhgan no tiene reuniones. —Por favor busque mi nombre en su computadora, seguro encontrará algo —Le indicó Alexis mientras sonreía. —Lo haré, pero será un caso perdido, regáleme su nombre por favor. —Vale, mi nombre es Alexis Vauhgan. La mujer alzó su rostro al escuchar esto y quedó sin palabras por unos instantes, a lo que Darell dijo. —Te dije que el si tenía una cita. —Joven Vauhgan lo siento mucho, no tenía su rostro presente. —Tranquila Wendy, ¿Así te llamas cierto? —Si señor. —Es mi primera vez en este lugar, es normal que no me reconozcas, pero mi padre me está esperando, así que me podrías indicar si eres tan amable que ascensor debo tomar para ir a su oficina. —Enseguida, por favor tome el de la derecha, Darell lo acompañará. —Tranquila, no es necesario. —No es ninguna molestia para mí joven, con gusto lo guiaré. —Yo puedo solo tranquilo, además tú debes estar en la entrada. Muchas gracias a ambos. Diciendo esto, Alexis caminó hacia el ascensor que le habían indicado dejando atrás a los dos empleados que lo miraban aún apenados por no haberlo reconocido. El ascensor se abrió subiendo Alexis en el, las puertas se cerraron enseguida. Solo había un botón, este era el del último piso del edificio, el número veintidós, Alexis lo oprimió y empezó a subir. Mientras esperaba acomodó su cabello y sacudió su camisa. Pasó un minuto largo hasta que el ascensor se detuvo para que sus puertas se abrieran exactamente en la entrada de la oficina principal, Alexis bajó del ascensor y caminó hasta la puerta doble, arriba de esta colocaba en un letrero dorado gerencia, al leerlo el chico soltó una pequeña mueca y prosiguió a pasar por la puerta. —¡Pero que demonios! —Gritó un hombre al ver cómo entraba alguien a su oficina. Enseguida una chica salió de abajo de su escritorio disimulando rápidamente no haber estado allí. —Vaya… —¡Carajo me asustaste! Eres tú Alex, llegaste antes. —Hola padre, lamento interrumpir. Por cierto… — señalándo su propia boca con su mano, Alexis le indicó a la mujer que debía limpiarse. — Excelente. —Puedes retirarte Denis. —Si señor, con permiso. La mujer caminó hacia la salida con su rostro agachado mientras se limpiaba tal cual le indicó Alexis. Este no la miró para nada, tan solo caminó hacia el escritorio de su padre y tomó asiento en uno de los muebles frente a él. —Ya que Denis nos dejó podemos hablar sobre el porqué me mandaste a llamar. —Vaya vas directo al grano, al menos espera que tú pobre viejo se recomponga, ya lo viste, me lo acaban de mamar. —Desafortunadamente si lo ví… —Hahahaha —Rió Frederick —Debería estar sorprendido, pero no es la primera vez. —Chico deja que un viejo como yo se divierta. —No estoy diciéndote nada, si tú quieres puedes recibir las mamadas que quieras. —Vale, vale, a lo que vinimos. —Perfecto, soy todo oídos. —Primero un trago…