Ejecutiva de Ventas Vol. 4

La señora Lorena se encuentra en su casa. Esta en la cocina preparando la cena. En el comedor de la casa, sentados a la mesa estan su esposo, el señor Ramiro, leyendo un periódico, y dos jovencitos de entre 12 y 15 años de edad más o menos. - ¡A ver, ya esta lista la cena! - la señora Lorena muy feliz les lleva la cena. Unos minutos más tarde, los jóvenes terminan de cenar y se retiran mirando sus celulares a sus habitaciones. Quedan los esposos. El señor Ramiro lee un noticiero en su celular mientras termina de tomar un vaso con jugo de fruta mientras la señora Lorena recoge los utensilios de la mesa y los lleva a la cocina. - Lorena, que mañana los chicos los laven, déjalos en el lavabo. - le dice el señor Ramiro a su esposa. Ya la conoce, prefiere hacer todo lo más posible ella para que los consentidos de la casa no hagan nada. - Hay Ramiro, pobrecitos. Deben ir a estudiar. - le dice la señora Lorena feliz. - Lorena, más bien ve a cambiarte. - le dice el señor Ramiro - Vamos a salir. - ¿Ah sí? - pregunta a señora Lorena sonriendo como una niñita - ¿Donde me vas a llevar? - Ah. Es una sorpresa... La señora Lorena mejor viene hacia su esposo dejando todo como le dijo: - Mmmm... ¿alguna fiesta de gala? - pregunta a su esposo sentándose en sus piernas y abrazándose a su cuello. - Estaba pensando en algo más íntimo. - le dice el señor Ramiro - Iremos a ver una peli al cine. - le enseña su celular - Mira. Mi amigo Sebas me ha mandado entradas vip para el Avant Premiere. Seremos unas de las 100 primeras personas en ver el estreno de esta película en todo el país ¿qué dices? La señora Lorena lo mira fascinada... luego desvía la mirada disimulando coquetamente desdén: - Ja ja ja. - le dice la señora Lorena - No me impresionas... - Claro que sí. - le dice el señor Ramiro y abraza y besa  a su esposa. Al día siguiente. La señora Lorena se encuentra en su oficina sonriendo muy feliz. Escucha que sus empleados comentan sobre la nueva película que van a ir a ver hoy "el estreno"... bueno, ella ya la visto y sonríe más feliz aún. De pronto, una llamada a su teléfono de línea fija: - Buenos días. - saluda la señora Lorena. - Lorena - es el señor Ramiro - ¿Te acuerdas de Hugo? - Hugo. Claro. Ese vago. - ¡Ajajajaja! - ríe el señor Ramiro - Lorena por Dios, mira que me lo acabo de encontrar hoy en una conferencia sobre importadores. Al tipo le ha ido muy bien. Tiene una distribuidora de ropa ¿puedes creerlo? - Pues que milagro. - comenta la señora Lorena con poco interés. - Lorenita - cuando a va pedirle algo muy pero muy especial, el señor Ramiro la llama así - necesito que me hagas un favor. - Ramiro... - la señora Lorena ya sabe de estos favores... su esposo y esa disposición a ayudar a quien se lo pida. - Lorena en serio. Es que me dice que esta en algunos problemas. Tiene pérdidas y no sabe por qué. Le he ayudado a armar un proyecto de control de calidad. Esta todo bien, pero... - Ay Ramiro ¿tienes que ayudar a ese vago? - Ya no es un vago Lorena, se ha hecho empresario el hombre y quiero apoyarlo con esto. La señora Lorena tras un suspiro. - Esta bien ¿qué necesitas? - Necesito que me prestes a una de tus personas de confianza. - le dice el señor Ramiro. - Para mañana. La capacitaremos por la mañana y por la tarde la mandaremos a tres de las sucursales de la distribuidora para que recolecte información "in situ". Es todo Lorena. - Pues  a ver, dame un par de horas y veré que encuentro. - le dice la señora Lorena - Lo hago porque tú me lo pides. Ese vago, mujeriego y borracho además, de Hugo. - ¡Jajajajaja! - ríe el señor Ramiro - Ay Lorena. Bueno, estaré esperando tu llamada. - Esta bien. La señora Lorena corta la llamada un poco enojada. Hugo. Claro que lo recuerda, de los tiempos en la universidad. El vago de la clase. Ramiro siempre lo ayudaba prestándole sus apuntes, llevándolo a su casa cuando se pasaba de copas, integrándolo al grupo para hacer los trabajos sin que haya aportado nada, etc. Ese tipo es un desastre. Sin embargo ahora parece ser un próspero empresario. Bueno. Si ha cambiado para bien, pues ya es algo. Pensado en esto, la señora Lorena se tranquiliza. Y ahora ¿a quien enviará para el proyecto de control de calidad de su esposo?