[ER] Capitulo 03: Pena ajena.

1487 Words
Peña ajena. A los lejos escuché la voz del mismo hombre que apareció al Príncipe / Rey con suma alteración en esta. -¡Rey! - Abrí enormemente los ojos al darme cuenta que se dirigía al chico que se sentía abrazandome. Mi sangre congeló al instante. Empezar a entrar en pánico. ¡Maldigo mil veces el momento en que te encontré! ¡Esto no debió pasar! No, no, no, el rey no podría ser mí ... había varias razones, mucha historia detrás. Simplemente en ese momento aprendí que la Luna me odiaba tanto como yo a ella. Con un empujón lo separe de mí. Su tacto me ardía, y no lo quería cerca, dolía, demasiado ... no. ¿Por qué debería de sentir esto? Estaba destruyendome y quería destruirlo a él también. -Yo te rechazó a ti Andre Andre- - No pude continuar al ver como poco a poco se desplomaba en el suelo sosteniendose el corazón con pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos. Un intenso dolor se apoderó de mi. En la agonía me largue a correr. No miré atrás, eso es sólo mi destrucción más de lo que ahora estaba. Aunque debí de terminar lo que empecé, dejarme atrapar sería como ponerme cadenas en los pies. -¡Atrapadla! - Pude sentir el grito del mismo hombre a mis espaldas. Pronto los guardias que habian ahí; se transformaron en las feroces, temibles y gigantes bestias que llevaban dentro, empezaron a correr en dirección de su único objetivo ... yo. Apresure mi paso lo más que pude. Mi condición no era la más envidiable; Con náuseas, hambrienta, deshidratada, debilitada, dolida y con fuertes palpitaciones en mi cabeza. No me dejaba ni siquiera maniobrar bien mis pies. Era evidente que si no me apresuraba iban a alcanzar. De pronto, las gigantescas bestias se lanzaron sobre mí a la par, como si fuera su presa, a la misma velocidad que mis piernas olvidadas como correr y me despliegan al suelo del cansancio. Mi corazón se detuvo un microsegundo. Entre el pelaje y el peso de los casi 10 guardias encima mío, apenas y podría respirar correctamente. -¡Encierrenla! - Ordenó el hombre mientras se ocupaba de su rey. Todos los lobos se salieron de encima mío, permitiendome respirar por fin. Los dos únicos guardias que no se tranformaron, me levantaron con brutalidad de los dos brazos manteniendome lo más baja posible; Haciendo un intento de humillación e intimidación. Mis huesos dolían, todo me dolía, el poder no significaba menos dolor. Pude sentir cada una de las miradas de los invitados... A este punto de mi existencia, no sabía si era por mi apariencia o por lo sucedido, lo más aceptable era lo segundo. Fui arrastrada hacia lo que yo suponía serían los calabozos. La poca fuerza en mí, la ocupaba en controlar mi hambre y no lanzarme a las yugulares de esos tipos... de todas formas no me haría daño la sangre de lobo. Quité rápidamente esa idea de mi cabeza. Podía sentir como perdía el conocimiento, mis fuerzas ya eran casi nulas. La neblina se apoderó de mi visión, mis ojos se cerraron con rapidez cayendo rendida ante el sueño, siendo arrastrada por estos mastodontes. ● Tome conciencia. No tenía ni las más minimas ganas de abrir mis ojos, pero aún así, con dificultad lo hice. Me encontré con una escena... no tan entretenida, un pequeño ratón se encontraba frente mio agarrando un pequeño trozo de pan sucio que se hallaba delante de mis botas, el ratón salió huyendo tan pronto me moví. Vi mis manos atadas con una especie de metal. ¿¡En serio, de nuevo metal demoníaco!? ¿Que puta obsesión tienen con esta cosa? Intenté romperlo, pero simplemente no funcionó, no tenía energía. Miré adelante mío. Había otra celda vacía, y supongo que al igual que las demás por el sepulcral silencio que habitaba en este lugar. Observé a mi alrededor. Sólo había una especie de repisa a mi alcance, con un plato de comida, que parecía no estar para nada tocada por un ratón. La mire con indiferencia, capaz estos perros puedan comer comida común, pero yo necesito más que un poco de carne para mejorar mi condición. ¡Necesito mi diamante! Resople con resignación. Alargue mi brazo hasta el plato, por lo menos algo de ayuda me brindaria comer lo que sea que fuera está mezcla de comida extraña... no se me antojaba saber que era. ● Ya había pasado una hora supondría yo, y ni un rastro de vida aparte de Rodrigo... si, le había puesto nombre al ratón ¡Era mi único compañero! ¿Vale? Active mis sentidos al escuchar un ligero tintineo de llaves y unos pasos. Un hombre se puso delante de la celda y abrió la misma. No hice ningún movimiento, no tenía ganas de moverme la verdad. Sólo quería que me dejarán en paz y nunca más volver a verlo a él. -Levantate - ¿En serio era tan estúpido para querer ordenarme? Me crucé de brazos y me apoye en la pared con mis piernas cruzadas. Ya tenía suficiente con todo esto para aguantar a un estúpido queriendo mandarme. ¿Acaso se creía el rey de Roma? Ni aunque lo fuera. -Por fevor. ¿Sí? Es mi primer día y esto no es un baño de rosas como lo pintan - Lo miré. Estaba con las manos unidas como si estuviera rezando, aunque más bien estaba suplicando. Solté un suspiro y me levanté, el hombre daba pena. Extendi mis muñecas hacia él. Obedientemente me las saco sin mucho esfuerzo con las llaves. Me caía bien, por ahora no intentaría escapar, para no causarle problemas... también porque necesitaba rechazarlo. Un fuerte dolor en el pecho creció dentro mío, a pesar de eso seguí caminando siendo guiada por el Guardia. Ahora mismo mis manos estaban atadas con una cadena que el Guardia sostenía. Parecía más una prisionera que otra cosa. Continúe mi camino con mi mente en blanco, no quería pensar en nada, ni en nadie. Sólo buscaba descansar y perderme en mis oscuros pesares. Aunque Shesta no me dejará hacerlo, era una molestia, un gran estorbo en mi camino. ● Levanté la vista encontrandome delante de una enorme puerta. Mire como Josh, el Guardia que me guía, temblaba de miedo, o más bien con nerviosismo ¡Sólo es un niño, mierda! Solté un suspiro. Apoyé mi mano en su hombro. -Sólo relájate - Susurré contra su cuello. Abrí mi boca haciendo relucir mis colmillos, y de una estocada mis colmillo penetraron su piel. Era exquisito. Sentía como ese líquido majestuoso corría por mi garganta, era como estar en la gloria. Con un poco de tristeza me separé de él, no supe en que momento tomé tanto autocontrol para hacerlo. Había tomado lo suficiente para recuperarme y no dejarlo desmayado, aunque la palidez de su rostro empezaba a tomar más fuerza. -Esto es un secreto entre nosotros dos - Pasé mi lengua por su herida, cerrandola. Su piel estaba como la de una gallina. Sonreí un poco. Él sólo había quedado estático en su lugar. Parpadeo unas dos veces mientras asimilaba lo que había pasado. Tenía miedo, lo sentía, no tanto como debería. -Eres un... - Me miró directamente a la cara, yo solo negué con la cabeza. Asintió, no del todo convencido. Con temblor en sus manos, sostuvo el picaporte y abrió el portón. Paso delante mío con la cadena en sus manos como algún tipo de correa... ¡Esto es malditamente indignante! Y he de aclarar que de cierta manera irónico, porqué entre los dos, el que era de una r**a casi perruna era él. Levanté mi vista encontrandome con un enorme trono donde se encontraba sentado él... Si, hablo del rey de los licantropos... Mi mate, creo fervientemente que tengo la peor mala suerte de este planeta sobre mis hombros. Sí, habia que aceptar que no era como tal un niño, tendria que ser a estas alturas mayor de edad si podia sentir su presencia y la de su lobo. ¿Pero que ere ese rostro joven? Era como el de un adolescente, aunque era mas gracioso pensar que era un niño de 12 años por sólo ser mas bajo que yo. Le dirigí una mirada fría, aunque por dentro me estaba derrumbando de dolor. Shesta parecía completamente descontrolada con la idea de que yo continuará con lo que había dejado a medias, o Loki, Shesta me estaba torturando y desgarrando por dentro. Él no parecía comprender que era tóxico vernos, yo era tóxica para él, pero me resultaba tan predecible este encuentro, como si él fuera un libro abierto ante una lectora, no era hábil para elegir sus maniobras contra mí, mis expectativas de ganar en este juego eran demasiado altas como para dejarme caer tan fácilmente. Y la hermosa mujer que tenía en el interior sólo quería entregarse a ese chico. Las cosas hubieran salido mejor si yo no hubiera dejado mi diamante ha merced de cualquiera.  -Afuera - Recién me había dado cuenta de la presencia del ya conocido hombre con aspecto a mayordomo a decir verdad. Y fue bastante esperado lo que dijo. Josh se fue dejándonos solos a los tres ...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD