El amor no tiene fecha de caducidad

   Me despierto por los malditos gritos de mi abuela.      Me presento, me llamo Isabella.  En una presentación tenés que decir más que solo tu nombre genia.      ¿Perdón? ¿Quién sos?  Tu conciencia corazón. Siempre estuve acá pero nunca me prestaste atención, al fin lo haces.     Me siento una loca.  Tal vez lo estés, tal vez no.      Bueno prosigamos.    Me llamo Isabella Stevens, soy de Argentina y vivo con mis abuelos porque mis papas fallecieron. Tengo una hermana mayor que se llama Arantxa pero no la veo hace muchísimo tiempo porque se fue a vivir a Estados Unidos. Hace muchísimo tiempo eramos unidas pero con a medida que crecimos nos fuimos alejando mas y mas, y más cuando se mudó.      A mis abuelos creo que no les caigo muy bien, tal vez sea solo suposición mía.  O tal vez no.     Déjame.     Ahora voy a bajar a desayunar.  - Hola cariño - me dice mi abuelo, esto es raro porque nunca me dijeron así.  - Hola.  - Vamos a desayunar chocolates - habla ahora mi abuela.  - Uh genial - se me cae la baba prácticamente.  - Tenemos algo que decirte - hablan a la vez.  Y acá llega la bomba.     Hey tal vez sea algo bueno.  ¿Bueno? Son tus abuelos. Son estos abuelos. ¿Cuándo te dijeron algo bueno? ¿O hicieron algo bueno por vos?     Bueno entendí tu punto.     Veo que agitan un plato frente a mi cara.  - ¡Te estamos hablando! - grita mi abuela. – Siempre te tildas así, no lo entiendo.  - Perdón - susurro.  - Te estábamos diciendo que te vas a mudar a Estados Unidos. Debes aprender a ser más educada, a ser una señorita.     Me mudaré a Estados Unidos… me mudaré a… ¿QUÉ?  Que te mudarás a Estados Unidos.     Sí, escuché.  Te dije que no sería algo bueno.     Al otro día me despierto, ayer me dieron la noticia y hoy viajo. Me dijeron que no querían decírmelo antes porque iba a reaccionar mal. ¡Y sí, si me quieren mudar de ciudad, país, me van a quitar a mis amigos y todo!     Bueno, técnicamente tengo solo una mejor amiga que es la que me importa y a la única a la que se lo digo.  - Te voy a extrañar tanto, ¿qué voy a hacer sin vos? - me dice mientras hablamos por teléfono.  - ¿Y yo? Por dios, te voy a necesitar tanto. Me voy a mudar a un país donde no voy a conocer a nadie.  - ¿Tu hermana no vive ahí?  - Si, pero no tengo idea en qué parte. Además voy a estar literalmente internada en un internado valga la redundancia.     Después de estar hablando como una hora mis abuelos me llaman porque ya nos tenemos que ir.    No lo puedo creer, ni siquiera sé si es legal que hagan esto siendo yo menor de edad.  - Que te vaya bien en el vuelo - hablan a la vez.     Ni siquiera los saludo al subirme al avión.     Después de aterrizar, ya cuando entro al aeropuerto, veo que hay un hombre sosteniendo un cartel con mi nombre. Me dijeron que iban a hacer esto, él me llevará hasta el instituto.    Pienso durante unos segundos si ir con él, o irme hacia otro lado a vivir mi vida, total el hombre no me conoce, solo sabe mi nombre. Suena tentador.    Lo sé, suena tentador pero no puedo, no tengo dinero y no conozco nada de la ciudad, no sabría a qué lado ir.    Me rindo y a paso lento camino hacia él, camino hacia un hombre que no conozco con un cartel que tiene escrito mi nombre, me podrían secuestrar y nadie lo sabría. - ¿Isabella? – pregunta cuando ve que soy la única persona que se está acercando hacia él. - Si señor de traje, vayamos al infierno – le contesto a lo que él ríe, no me gusta pero creo que hay altas posibilidades de que esté mejor acá que allá con mis abuelos.   Vamos todo el viaje el silencio, si no contamos a mi maldita consciencia. Tal vez no sea tan malo.   Tal vez si. Que negativa.   Oh, lo dice la que desde entrada me dijo que dirían algo malo. Bueno pero ellos si, o sea son tus abuelos.   Bueno Roberta. ¿Roberta?   Si, ya que te tendré que escuchar a diario te llamaré Roberta. Podría ser peor.   No, no podría.   Llegamos a lo que al parecer es el instituto, porque sino no veo razón para haber parado acá. Es muy, pero muy enorme, puedo jurar que nunca había visto un colegio tan grande. ¿Será porque es un internado? Todos duermen acá, por lo que necesitan las habitaciones y todos tienen clases acá por lo que necesitan los salones.    Oh eso cierto, si, debe de ser por eso que es tan grande. Lo sé.    El señor que me trajo hasta acá me ayuda con las valijas llevándolas mientras camina a mi lado. Que señor tan amable.    Lo hace porque es su trabajo, pero podría ser amable asique lo acepto.    Al entrar enseguida hay un grupo de chicas que me miran de arriba abajo y encima mal. ¿Quiénes se creen que son? Recién entro, ¿y ya hay gente a la cual le caigo mal? Esto no puede ser en serio por favor. Sí… tal vez no la pases mejor acá que allá como pensábamos.    Vos cállate. Bien.    Gracias.    Son todas rubias y a decir verdad parecen operadas, tal vez no lo sean, tal vez si lo sean, pero la cosa es que deben de ser las famosas plásticas a las que se refieren siempre en los libros que leo, y por lo que he leído también y por cómo me miraron siento que me van a hacer la vida imposible, más si es eso siquiera posible.    En la dirección me dan las llaves de lo que será mi habitación y me hacen ir sola, agradables sujetos al parecer, menos el señor que me trajo, él sigue caminando a mi lado con mis maletas y se mantiene callado, él si me cae bien a pesar de que no tengo ni siquiera la menor idea de su nombre.    Subo y es una habitación con tres camas, al parecer tendré dos compañeras más. Espero desde lo más profundo de mi corazón que no sea ninguna de las que estaba abajo.    Entro y acomodo mis cosas en la cama que elijo, esa es la mejor parte de haber llegado primera. Mientras tanto analizo cada detalle de mi nueva habitación, lugar en el que viviré sola hasta que me gradúe, sola con mis compañeras pero igualmente sola sin familia.    Al abrir la puerta para salir e inspeccionar todo me choco con alguien a lo que maldigo en voz baja.