•| C A P I T U L O U N O

1426 Words
 Otro día más. Otro día más para sentirme insatisfecha con mi vida. ¿Me estoy quejando? Puede ser, mi vida no es perfecta, ninguna lo es; estoy en mi último año en la universidad, me siento feliz de que pronto me gradúe, aunque también me siento algo cansada: tener que ir a la universidad y después trabajar es algo agobiante. Por poco pierdo mi beca al empezar a bajar de calificaciones. Fue en parte mi culpa, en ese tiempo me había sumido por completo en depresión a causa de la muerte de mi padre y eso causó que empezara a bajar en mi desempeño académico. La universidad estuvo por quitármela a no ser que subiera mi promedio en un mes; recuerdo haberme desvelado y estudiado para poder conseguir que no me la quitaran, pero aún así, only me could dar la mitad de la porque mi promedio no superó al anterior y debido a eso tuve que buscar algún trabajo que pudiera manejar a medio tiempo . Justo ahora, me encontré de camino a la cafetería en la que trabajo. Está cerca de la universidad, aunque lejos de donde vivo. —Buenas tardes— Saludé. Maggie levantó la mirada al verme entrar al local, me sonrió con dulzura y respondió a mi saludo. —Buenas tardes— saludó. Miró el reloj de su muñeca, rápidamente la mirada con una expresión interrogante. Me quité mi gabardina, estamos en pleno invierno y el frío se siente con intensidad. - Por una vez al año, no está mal— reí. Ella me sonrió ante mi "broma" , mal hecha. Es raro que llegue temprano al trabajo ya que a veces salgo tarde de mis clases o porque hay mucho tráfico. Ingresé a los vestidores para poder cambiarme y después ponerme a trabajar. Maggie es la dueña del local: Sweet Coffe , gracias a ella es que puedo pagar mis estudios y gastos. Recuerdo que la conocí en uno de los días que estaba en "depresión" , ese día entre a este café y sin darme cuenta le conté mis problemas, nunca he sido tan abierta con la gente y mucho menos con los desconocidos— sólo había dos excepciones —Ella me ofreció trabajo en el café y aparte de eso, podía llevarme lo que quisiera a mi casa, gratis. —Clare, querida— giré mi rostro para ver a Maggie llamándome desde el mostrador. —Disfrute su café— le sonreí a la chica que estaba atendiendo. Caminé hasta el mostrador. —¿Pasa algo ?. —Oh, sí — asintió energéticamente— Nos ha llegado un pedido— chilló alegremente. ¿Pedido? No sabía que teníamos eso. ¿Pedido? - pregunté con el ceño fruncido. Maggie dejó de brincar, para mirarme con una expresión avergonzada. —Bueno, las empresas que están cerca de aquí nos llaman para llevarles el almuerzo o el café— comenzaron a explicarse — No te lo había contactado ya que cuando llegas no hay muchos pedidos o no hay ninguno.— Una sonrisa triste adorno su dulce rostro. —¿Entonces ?. —Siempre mando a Jess, pero hoy no vendrá, ya que pescó un resfriado - una sonrisa nerviosa comenzó a crecer en su rostro. Oh no. No. No. Si no   Si. Aquí estoy, frente a las puertas de la gran empresa, Publicity Stone, una de las mejores empresas de publicidad que hay en Nueva York y en el continente de América y Europa. Cuando me gradúe, deseo poder ingresar a trabajar en esta compañía. Me esforzaré para poder quedarme. Cuando el frío comenzó hacer insoportable, la admiración que siento por el gran edificio se esfumó. Pasé por seguridad y después ingresé al loving. La calidez me envolvió por completo. Me acerque hasta recepción, en donde se encuentran dos mujeres. Una más joven que la otra. La que se ve más grande, parece estar ocupada en el ordenador y la otra, habla por teléfono. Me acerqué con paso tímido, estar entre esta gente me hace sentir nerviosa. —Hola, Buenas tardes— saludé. Ambas mujeres me miraron, me removí al sentir la mirada despectiva que me enfrentaron a la más joven. La mujer de anteojos y cabello bien peinado, me sonrió de forma amable. —Buenas tardes, ¿En qué la puedo ayudar? - Asistieron, acomodando sus lentes. —Vengo de Sweet Coffe - le mostré la bolsa de comida. La mujer pareció reconocer el nombre. —Toma el elevador— señaló, mi cuerpo tembló ante aquella designación .—, y sube hasta el piso veinte— abri mis ojos, sorprendida.¡¿Veinte?!. Yo avisaré de tu llegada — asentí. Ok, sólo espero no perderme. —Se ve muy tonta - escuché decir a la más joven. — Esperemos que no se pierda— rió. Ganas de girarme y contestarle no me faltaron, pero estoy en horas de trabajo y no puedo dejar mal a Maggie. - Vuelve a tu trabajo, Samantha— ordenó la otra mujer. Por último escuché un bufido de "Samantha", dejé de prestarles atención ya paso veloz caminé hasta el elevador. Me encuentro nerviosa, aunque esté en un elevador, debo admitir que le tengo miedo a los espacios cerrados y en especial a los que se atoran y pueden caer. Creo que también tengo miedo a las alturas. Soy una cobarde. Por suerte el elevador jamás se cayó y ninguna persona ingresó, eso se me hizo algo extraño, mas no le dí importancia. Comencé a tararear la canción de fondo que se escucha en el elevador. Miro la bolsa de comida y para mí vergüenza debo decir que mi estómago gruño, no he comido nada desde que salí de la universidad y ahora me está pasando facturas. Me encuentro tan distraída que no soy consciente cuando las puertas del elevador se abren, dejándome parada frente a un Adonis. Mi ojos se abrieron al observar a tanta belleza en un solo hombre. Jamás conoció a un hombre tan hermoso, al menos lo que he visto por las portadas de revistas de moda que trae a Abby o por los actores de películas: pero Brad Pitt le llega a los talones al adonis que está parado frente a mí, mirándome con el entrecejo fruncido y con una expresión interrogante. De nuevo me siento avergonzada, este hombre se ve muy apuesto y estoy seguro que yo me veo como una loca con las fachas que tengo; mi cabello lo tengo "peinado" , porque ni peinado lo tengo, en un moño improvisado, mi gabardina está semi abierta, parece ver mi uniforme que está algo sucio a causa de haber derramado sin querer un poco de chocolate en el. Lo más seguro es que me vea como una pordiosera. Las ganas de lucir mas arregladas me vinieron como una avalancha, nunca he sentido la necesidad de hacerlo ya que normalmente solo voy de la universidad a la cafetería y de la cafetería a mi casa. Sí, soy un ser asocial . ¿Quién eres? - cuestionó, dejo de verlo como una estúpida. Su voz es tan grave y varonil. ¿Qué me está pasando? —Yo ... yo— aclaré mi garganta para dejar de tartamudear.— Vengo de Sweet coffe - susurré. El adonis frente a mí alza una ceja, se cruza de brazos y lleva uno de sus largos y delgados dedos a su barbilla, su mirada me recorre por completo y una sonrisa amarga adorna su perfecto rostro. Creo que estoy enferma, pienso, comienzo a decir cosas extrañas y mi cuerpo comienza a transpirar. Me empiezo a sentir caliente. Tal vez me de calentura. - Vengo a dejar un pedido: expliqué con nerviosismo. A causa de los nervios muerdo mi labio, no tan fuerte. La mirada verdosa de él fueron a dar a mis labios para después verme a los ojos. - Ya veo— asintió. — ¿Para quién ?. Saqué el pequeño ticket que aguardo en el bolsillo de mi gabardina, miro el nombre del cliente y después volvi mi vista a la verdosa. - Henry Stone - muerdo de nuevo mi labio. El hombre frente a mí sonrió, sonrió como si le hubieran dicho algún chiste. ¿Se está burlando de mí? Mi estúpida e infantil admiración hacia su belleza, comienza a desaparecer al verlo tomar un porte arrogante y burlón. La indignación comenzaba a suplantar aquel estúpido "sentimiento" . Contrólate, es por Maggie, me repito mentalmente para no mandar al diablo al cara bonita e irme de este lugar. - ¿Es en serio? - Respondí con voz arrogante. - ¿No me conoces? - Fruncí el ceño, ¿tengo por qué hacerlo ?, Me pregunté. Observo como él comienza a perder su sonrisa arrogante para volver a fruncir el entrecejo, confundido por mí aparente falta de conocimiento hacia su persona. - No me conoces— susurró, afirmando.— soy Henry Stone— se presento. Ah, ahora entiendo. - ah, ya sé quién es— sonreí. Él también sonrió volviendo a su postura arrogante y sonrisa confiada.— es el que pidió el pedido— su sonrisa decayó, más su postura siguió impecable. Se cruza de brazos y con una mirada centelleante de ¿Indignación ?, Surco de forma rápida sus ojos. —No— susurro entre dientes.— soy el dueño de esta empresa. Estoy muerta.
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