"Soy Nina"

2203 Words
El fracaso de encontrar a la mamá de Mar me pegó en la cara al segundo día de tenerla conmigo, la niña llora mucho, demasiado, y sé que es porque extraña a su madre y yo como "padre" soy pésimo, incluso todavía no estoy convencido de que Mar sea mía. Sí, suena horrible lo que estoy diciendo, pero no es mía, no tengo pruebas, su partida de nacimiento no dice más que su nombre y el hospital en que nació y la enfermera del área de cuneros ya me alucina de tantas veces que he llamado para preguntar sobre el paradero de la madre de Mar. —  No podemos darle esa información señor — me contesta firme y por más que insisto la respuesta es la misma, además tiene razón ¿Qué más información le puedo dar? No tengo ni idea de dónde salió la niña e incluso, he tratado de recordar la última vez que estuve con alguien y que pudiera dar pie a esta situación que ahora me aflige. Así que a días de comenzar a viajar y de estar seguro de que no tengo una respuesta, he decidido que lo mejor es contratar a una niñera que me ayude a cuidarla mientras estoy de viaje. Sí, tal vez esté loco por la decisión que acabo de tomar, pero es necesario que la haga, no puedo dejar a una niña recién nacida con mis padres sin ninguna explicación coherente. No puedo llegar y decirles "Hola, me encontré a una recién nacida en mi puerta y llevo cuidandola dos días, se las dejo, adiós", porque inmediatamente empezarían los cuestionamientos de cómo es que esa niña llegó ahí y también creo que daría pie a otro tipo de preguntas un poco más íntimas si se podría decir. —  Hoy encontraré una niñera para ti Mar, te cuidará mientras y hago lo mío ¿Vale? —  y la niña simplemente me observa con esa mirada que me derrite el corazón, para después de la nada comenzar a llorar— sí, sé que estás estresada igual que yo, pero no sé qué hacer, ni siquiera sé si soy tu padre— le repito, como lo he hecho desde que la conocí. Con ese concierto de llantos entro a mi oficina bajo la mirada atenta de unos. Sé que es raro verme con un bebé, pero una de las ventajas de ser el jefe es que no tengo que darle explicación a nadie.  — Lara— le hablo firme a una de mis asistentes y ella entra sonriente.  —¡Buenos días señor! Pero qué hermosa niña. Le dice a Mar que yace recostada sobre el portabebé — ¿es suya?— —Es la hija de un amigo — miento y ella simplemente me ve sin creerme — bueno, necesito que me traigas un café muy cargado, los documentos que debo llevarme para el viaje —le ordeno y ella asiente.  —Adiós Mar — le dice a la nena que a ratos llora y a ratos no.  Me siento en mi escritorio, abro el ordenador y tecleo “niñeras” y mientras lo hago me río —¿cómo es que terminé en este lío tan grande? — murmuro y Leo atentamente cada uno de los encabezados de “anuncios” de niñera — ¿qué estoy buscando exactamente? — me pregunto — lo escogeré por bonita, por eficiente, por que pueda viajar — me digo y luego entra Lara de nuevo con mi café y lo pone sobre el escritorio.  —La señorita Nina Guerra viene a verlo — comenta y yo alzo la ceja.  —¿Nina Guerra?— comento y ella asiente.  —Sí, viene por el puesto de su segunda asistente. —  «Claro, con todo esto no recordaba que también buscaba Niñera » pienso para mi mismo mientras el dolor de cabeza comienza a frustrarme.   —Hazla pasar Lara y te pido que me traigas una aspirina porque no aguanto el dolor— y ella sale del lugar.  Mar llora y llora sin que yo pueda pararla o al menos no sé.  La migraña vuelve a golpearme como hace dos días cuando la ví por primera vez. Tomo un sorbo de café mientras con una mano muevo el portabebé y ella no se calma, cuando de repente, una chica de pelo n***o largo, ojos color felicidad entra a mi oficina. Trae una ropa bastante formal pero eso no me impide observar que tiene un cuerpo de infarto con sólo verla.   —¿Señor Del Mora?  — me dice feliz.   —Sí pasa  — respondo entre los llantos de Mar.  Ella se acerca y al ver a Mar sonríe  — ¡Qué bella!  — dice feliz.  Yo la ignoro, le pido su CV sin decirle mucho y ella me lo entrega mientras sigue viendo a la niña.    — Su hija tiene hambre  — me dice.   —¿Eh?  — respondo.   —Su hija tiene hambre, por eso llora. —   —No es mi hija  — contesto de inmediato y ella me ve   —O.K, pero se parece mucho a usted  — comenta y luego con la mano comienza a hacerle cariños a Mar.  La niña no deja de llorar y es imposible concentrarme en el CV de la chica, lo bajo, lo pongo sobre el escritorio  — ¿Crees que puedas ir por leche? — le digo de inmediato a la chica que me voltea a ver.  —Dirá fórmula — me corrige.  —Lo que sea, crees que puedas ir — y saco de mi cartera un billete de 20 euros y se lo doy.  —Vale  — contesta y se da la vuelta saliendo de la oficina.  Nina, porque así dice su CV, se marcha, y segundos después Mar comienza a llorar de nuevo  —¿cómo se apaga esto?  — le murmuro y comienzo a mover con la mano el portabebé de nuevo.  Parece ser que pasan años, aunque en verdad pasaron unos minutos y Nina regresa con una bolsa del supermercado, la pone sobre el escritorio y deja el cambio.   —Listo, compré también pañales porque es evidente que su hija necesita un cambio de pañal — me dice.  — No es....  — pero creo que volver a repetir la frase no es muy conveniente — Mar ya tiene pañales  —le corrijo.  —¿Dónde?  —pregunta.  — En la casa  — contesto.  —Pues allá están bien, debe traer siempre pañales, toallas y biberones extra, todo padre lo sabe  — insiste — — Pero yo no — le corrijo. La niña sigue llorando, no puedo creer que una persona tan pequeña tenga dichos pulmones. Miro el reloj y me percato de que empezaré mi ronda de juntas y es evidente que no puedo llevarla.   —¿Nina, cierto?  — y ella asiente  — ¿puedes cambiarla mientras yo termino esto?  — le pido.  —O.K  — contesta insegura.    —¿También podrías cuidarla?  — pregunto y ella alza una ceja.   —¿Es parte de la entrevista de trabajo?  — Sonrío, y de pronto se me ocurre una idea ganadora  — sí, es una prueba, pero para otro puesto ¿te animas?  — y ella me ve con cara de pocos amigos.   —¿Otro puesto?  — pregunta desconfiada.  Mar vuelve a llorar y esto parece que no para — sólo llévatela — le pido molesto y debo confesar harto de todo, después se la entrego con mucho cuidado y la acomodo entre sus brazos. Nina la ve y sonríe  — ¿cómo se llama? — pregunta.  —Mar  — contesto frío y comienzo a tomar los papeles que están sobre el escritorio.   — ¡Mare!   — le dice ella sonriente  — Vamos a darte de comer Mare y a cambiarte de pañal porque "ewww" huele feo  — y la niña comienza a calmarse. Ella toma la bolsa del supermercado  y se aleja de mi, se mete al baño de mi oficina y yo tomo mis cosas y salgo de ahí. Sólo necesito unos minutos de descanso para pensar en cómo resolver esta situación.  [...] Regreso a la oficina a la hora de la comida y ella se encuentra sentada en el sofá, con la niña en brazos profundamente dormida. Al verme llegar me sonríe, y su sonrisa es tan sincera que me hace estremecer.   —¿Tienes hambre?  — le comento y ella asiente  —ven, te invito a comer. —   —¿Eso es parte del proceso de selección?  — comenta y sonrío.   —Vamos Nina, que necesito salir de aquí. —  Ella se pone de pie con la niña en brazos y ambos salimos de la oficina. Nina va callada con la bebé y yo simplemente la observo ¿cómo es que una instructora fitness vino a dar a mi empresa?  Subimos al auto y el chofer nos lleva a mi restaurante favorito, Nina va observando el paisaje y a ratos a la nena, luego me observa a mí.   —¿Qué pasa?  — pregunto.   —Nada, sólo me pregunto cómo un empresario como tú tiene una hija como ella — y yo me río.   —No lo sé, te lo juro  — contesto y de pronto me di cuenta que empezamos a llamarnos de tú  — sólo sé que debo cuidarla y sinceramente no tengo tiempo. —  —¿Y por qué no la dejas con su madre?  — me pregunta directo.  — No sé dónde está su madre  — contesto — ni siquiera la bebé es mía. — Ella levanta la ceja  — Ok, no sabes quién es su madre y la bebé no es tuya... ¿Llamo a la policía?  — me advierte.  — ¿Qué? ¿Por qué?  —contesto un poco confundido y después capto  —¡No! ¡No!  —le digo alarmado — es una larga historia, pero no, no la secuestré si es lo que dices. —  —¡Ah!  — contesta sin interés y luego vuelve su mirada a la niña  — pues dirás que no es tuya pero se parece a ti.  — Claro que no  — y me acerco a ver a Mar que yace profundamente dormida entre sus brazos. —  — Sí, tienen el mismo lunar que tú tienes aquí  — y me señala uno que está cerca de mi cuello.  —Eso no prueba nada  — comento.  —Lo prueba todo, quiere decir que tú, amigo, estuviste alegremente jugando a la mamá y al papá y nueve meses después llegó la hija. — Me río con ese comentario un poco infantil, ella me sonríe  — aún así es hermosa, su madre debe serlo. —  Sonrío  —¿Acaso me estás diciendo feo?  — pregunto y ella se ríe ligeramente.   —Qué vanidoso  — responde y luego se queda callada.  Llegamos al restaurante y después de sentarnos en una mesa y de pedir del menú del día, la observo y me doy cuenta de que es perfecta para el puesto y que sólo necesito unos detalles.   —¿Tienes pasaporte?  — pregunto sin tiento y ella voltea a verme aún más sorprendida.   —Sí  — contesta insegura.   —Eres mayor de edad  — pregunto y ella sólo levanta la ceja.   —Y qué ¿después me dirás si mi sueño es ser modelo?  — comenta y yo me río.   —No, Nina, no es eso, sólo que estaba pensando en darte un trabajo — y ella sonríe   —¿Es en serio? ¿pasé?  — dice feliz   —¿Tienes experiencia como niñera? — y la pregunta la confunde.   —¿Niñera?  —  —Si, sabes cuidar niños, como Mar  — señalo.   — Cuidé a mis sobrinos, eso es experiencia ¿no? — y me ve a los ojos.   —¿Puedo confiar en ti?  — insisto y sé que esa pregunta también es rara pero la confianza en este asunto es indispensable.   — No lo sabes, ¿Cómo sé que yo puedo confiar en ti?  — me rebate. Levanto las cejas sorprendido  —Porque soy yo — y me señalo seguro.  — Wow, eso es garantía de por vida ¿cómo sé que la niña no es un gancho para seducirme y luego acabar en una red de trata de blancas o algo?. —  —Porque soy Pablo del Moral  — respondo.   —¡Guau! Sí que sabes seducir a una mujer  — dice sarcástica.  Respiro  — mira, Nina, en unos días debo salir de viaje a distintas partes de Europa y por lo que ves tengo una bebé conmigo. —   —¿Que no es tuya?  — recalca.   —Sé que suena raro, pero no puedo dejala así, nada más, mi familia no debe de enterarse porque ¿sabes como arruinaría mi reputación? —   —Sí, pero eres rico ¿no? ¿cuántos ricos no tienen bebés fuera de relaciones?  — pregunta.   —Se nota que no tienes ni idea de quién soy, somos Del Moral, reputación intacta, mi hermana se casó con un Barón en Inglaterra y mi hermano mayor con una doctora en economía cuyo padre es uno de los hombres más ricos del mundo  —señalo.   —¡Ah! Y tú saliste con tu…  — y  señala a Mar.   —Nina, no tengo el tiempo de explicarte todo ahora, pero sí para contratarte como niñera de Mar. —   —¿Qué?  — me dice sorprendida.    —Es evidente que eres buena, le agradas a la niña, te pagaría bien y viajarías conmigo sin preocuparte de nada. Sólo por seis meses después si quieres puedes hacer lo que desees, irte, no sé. Necesito tiempo para saber qué hacer y para ser honesto no puedo cuidar a la niña al mismo tiempo. —  Nina observa a la bebé recién nacida y sonríe. Quiero pensar que eso la enternece un poco  — ¿sólo por seis meses?  — pregunta y yo asiento con la cabeza.  —Y sin preocuparte de nada  — contesto.  Duda, duda mucho pero después decide  — está bien, pero también necesito un día libre. —   —Vale, sí  — digo de inmediato  —sólo que, te pediré que esto se mantenga entre los dos, no quisiera que... —   —Sí, sin que lady y lord se enteren, lo entiendo, toda familia tiene un hijo que se sale del rebaño y ese eres tú. —   —Ja, ja, ja, qué chistosa   — le respondo y ella se ríe.  Nina estira la mano y yo hago lo mismo  — trato hecho señor del Moral, tiene una niñera por seis meses — pronuncia las palabras y así cierro le trato que cambiará mi vida. 
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