Capítulo 2

2462 Words
Victoria se encontraba en el aeropuerto después de volver de, como ella acababa de nombrarlo, el fanmeeting más deprimente de su vida y la razón era bastante obvia. Antes de abordar el avión que las llevaría al país donde se llevaría a cabo el evento, habían recibido la noticia de que su compañera de grupo y amiga Karina dejaría aquel grupo de seis integrantes culpándolas por ese hecho en sus r************* . Ella no sabía porque las culpaba así que en el vuelo de regreso tomaron la decisión de ir a su compañía y hablar con el jefe, quien podría darles más detalles. —Victoria, vamos. La camioneta ya está afuera. —Dijo una de sus compañeras llamada Natalia tomándola de la mano para llevarla a la salida. Ambas jóvenes comenzaron a caminar atravesando el lugar lleno de reporteros, los cuales con los flashes de sus cámaras la cegaron sin dejar de hacer preguntas sobre la salida de la sexta integrante del grupo. Camino con la mirada gacha hasta llegar a la camioneta que las esperaba, una vez subieron las cinco chicas el conductor arrancó, el camino a su agencia fue completamente en silencio, ninguna quería comenzar con el tema porque significaría comenzar a discutir y a tratar de encontrar culpables en algo que aún no tenían muy claro. Después de lo que a ella le pareció una eternidad, llegaron al edificio de su agencia en una de las delegaciones más exclusivas de la ciudad, bajaron de prisa de la camioneta y de igual forma comenzaron a caminar hacia la oficina del presidente. Andrea y Raquel, quienes eran las integrantes más altas y quienes caminaban más a prisa pronto arribaron al lugar entrando sin siquiera llamar a la puerta primero. —¿Qué significa esto? ¿No saben que es de mala educación entrar a la oficina sin avisar? —dijo seriamente el presidente de la empresa, Ernesto Nieto. —¿Qué diablos es eso de que Karina deja el grupo? ¿Por qué nos está culpando de eso? —cuestionó desafiante Raquel mirándolo con enojo. Victoria la tomó del brazo para intentar calmarla, aunque sabía que no funcionaria, su compañera era bastante irascible. —Cuida tu forma de hablar, señorita. Karina Contreras fue dada de baja debido a que había comenzado a descuidar el grupo para darle prioridad a ese nuevo proyecto suyo. —respondió levantándose de su asiento — ¿Solo por eso? Ella nunca dijo que la marca fuera más importante que el grupo, incluso quería que el grupo fuéramos las modelos de la misma. —reclamó Andrea colocándose al lado de Raquel, las demás chicas también se acercaron exceptuando por la líder del grupo, Mariana, quien se había quedado cerca de la puerta. —Andrea tiene razón y ¿por qué ella nos está culpando por su salida? Nosotras nos enteramos por medio de las noticias, no tenemos nada que ver. —dijo Victoria tratando de mantener la calma, pero con cada minuto que pasaba sentía que las lágrimas brotarían de sus ojos. Cuando firmó para formar parte de ese grupo, nadie le dijo que tendría que enfrentarse a ese tipo de situaciones. —Claro que tienen algo que ver con esa decisión, no directamente, claro. No olviden que los líderes son los que hablan por todo el grupo en ocasiones especiales. —respondió el hombre con una ligera sonrisa provocando que las chicas voltearan a ver a su líder confusas, esta solo les devolvió una mirada seria. —¿Es verdad lo que dice el presidente, Mariana? ¿Fuiste tú quien sacó a Karina del grupo? —volvió a preguntar Victoria, la menor de ellas con temor de escuchar la respuesta. —Así es. —respondió la líder sin ningún tipo de emoción. Al escucharla, Victoria ya no pudo evitar comenzar a llorar, al igual que sus otras tres compañeras. —¿Por qué lo hiciste? Nosotras éramos una familia, dijimos que siempre íbamos a estar juntas. ¿Por qué la sacaste? ¿Por qué tomaste esa decisión por tu cuenta? —Continuó preguntando la chica entre sollozos. —Mi deber siempre ha sido ver el bienestar del grupo. Si una de nosotras ya no está comprometida al 100% con él, lo mejor es que se vaya. —Karina nunca nos haría a un lado, sin importar el proyecto en el que ella estuviera involucrada, nos lo dijo muchas veces. —mencionó Andrea acercándose a la líder. —Te equivocas. Ella ya había tomado una decisión, había elegido a su marca por sobre nosotras, iba a dejar el grupo de todas formas. —reveló Mariana causando sorpresa en sus compañeras. —¿De qué hablas? —cuestionó Raquel. —Días antes de este concierto en España, ella me dijo que después de la gira de aniversario, dejaría el grupo. Fue mejor cortar pronto que esperar el final. —explicó la líder sin un ápice de duda o remordimiento en su voz. —Eso era algo que tendríamos que haber hablado entre todas. No solo tú y ella. —reclamó Natalia. Victoria ya solo miraba toda la situación, sin saber de qué lado estar. Entendía que había estado mal que Mariana tomara esa decisión sin consultarlas, pero también entendía un poco lo que inclinó a su líder a hacer eso. —Suficiente con todo este teatrito. Lo hecho, hecho está y espero que lo sucedido sea una lección para todas, para que entiendan que no volveré a tolerar sus tonterías. Trato de ser comprensivo con lo de sus relaciones amorosas, pero ya no soportare otro escándalo. Retírense. —advirtió el hombre regresando a su asiento. Raquel quiso responderle de mala manera, pero fue detenida por Victoria quien solo negó con la cabeza tomándola del brazo para sacarla de la oficina yendo detrás de las demás chicas. —No puedo creer todo esto. —dijo la chica mientras caminaban hacia la salida —Tampoco yo, pero al parecer ya no hay nada que podamos hacer. —secundó la menor quien aún lloraba a pesar de sus esfuerzos por detener las lágrimas. —Lo peor es que Mariana tomó esa decisión sin decirnos nada. —señaló Andrea caminando junto a ellas mirando a su líder quien iba delante de todas. —Chicas, ustedes váyanse al dormitorio, yo quiero caminar un poco para despejar mi mente. —pidió Victoria a las demás cuando llegaron a la camioneta que las llevaría al departamento que las, ahora cinco chicas compartían. —¿Estás segura? —preguntó Natalia mirándola con preocupación. Siempre era ella quien más la cuidaba. —Sí. Quiero estar sola por un rato y creo que caminar me hará bien, tal vez incluso pase la noche con mis padres.. —Respondió la joven. Las demás asintieron entrando al vehículo, una vez que se fueron ella comenzó a caminar alejándose de la agencia, sin poderlo evitar las lágrimas continuaron brotando de sus ojos, al mismo tiempo comenzó a llover fuertemente, como si el cielo expresara lo que todo el grupo estaba sintiendo en esos momentos. Continuó caminando sin rumbo fijo ya que las lágrimas junto con la lluvia nublaban su vista, eso causo que cruzara una calle sin darse cuenta que el semáforo aún no había cambiado, de pronto sintió que algo la empujó haciéndola caer al suelo, al mismo tiempo escucho como un auto frenaba a prisa y como golpeaba algo, aún aturdida por el empujón volteo detrás de ella solo para ver como el auto se daba a la fuga y a un joven tirado cerca de ella —No puede ser, ¿Estás bien? —preguntó acercándose a él, dándose cuenta de lo que había pasado. La había empujado para ponerla lejos del alcance del auto, pero el joven no había tenido suerte, al acercarse pudo ver que tenía varias heridas en su rostro al mismo tiempo que sangraba de la cabeza. Con sus manos temblorosas sacó su celular llamando a una ambulancia, la cual llegó varios minutos después. Victoria se apartó un poco mientras que los paramédicos atendían al chico. —¿Conoces a este joven? —cuestionó uno de los paramédicos —No, pero él fue quien me salvó, de no haber sido por él, yo estaría ahí tirada. —¿Qué hay del auto? —Se fue, cuando yo voltee solo alcance a verlo irse. ¿Él estará bien? —Tenemos que llevarlo al hospital, hay que atenderlo a la brevedad para que sus heridas no empeoren. —dijo mientras lo colocaban sobre una camilla y lo subían a la ambulancia. —¿Puedo ir con él? —preguntó la joven y al ver al paramédico asentir, subió a la ambulancia mientras veía como le daban los primeros auxilios al chico. Al llegar al hospital rápidamente lo bajaron llevándolo a uno de las camas de la zona de urgencias para que los doctores comenzaran atenderlo, la chica se quedó en la sala de espera para aguardar hasta que terminaran. —Disculpa. Tú acompañabas al joven que trajeron los paramédicos hace un momento, ¿verdad? —preguntó una enfermera acercándose a ella. —Sí. ¿Cómo está? —Aún no terminan de examinarlo. Por ahora lo llevaran a la sala de rayos X para descartar alguna fractura, debido a eso vine para darte los que traía en los bolsillos. —dijo entregándole una billetera y un celular, la enfermera miró las manos de Victoria, las cuales sangraban un poco debido a la caída que había sufrido por el empujón—. Espera un poco, ahora vuelvo con algo para curar las heridas de tus manos. —Está bien. Muchas gracias. —La joven dejó las pertenencias del chico en la silla de al lado, después miró sus manos. No se había dado cuenta de que estaban heridas, estaba demasiado preocupada por el chico como para fijarse en lo que le había sucedido. —He vuelto, déjame ver tus manos por favor. —La enfermera se acercó empujando un pequeño carro donde llevaba varios utensilios médicos. Victoria le mostró las palmas de sus manos para que comenzara a curarla, al sentir el contacto del alcohol con su piel no pudo evitar soltar algunos quejidos de dolor. Después de un rato la enfermera terminó cubriendo las heridas con un poco de gasa y fijándolas con cinta—. Ya está, debes limpiar tus manos y colocar más gasa, al menos por un par de días más, ¿De acuerdo? —Si, muchas gracias. —respondió la joven con una ligera sonrisa, la enfermera se alejó sin dar señal de haberla reconocido, lo que la hizo suponer que era a causa del estado en que encontraba, estaba empapada, tenía el cabello pegado a la cara ocultándolo. Dirigió su mirada a las pertenencias del muchacho, el celular se veía que era un modelo bastante viejo, tomó la cartera y sin poder resistirse a la curiosidad la abrió para ver lo que había dentro, solo tenía un billete de 100 pesos y su identificación—. Veamos, su nombre es Daniel Ortiz, nació en el 99. Vaya, es tres años menor que yo. —¿Eres tú quien venía con el joven que fue atropellado? —preguntó un doctor acercándose, rápidamente guardó las cosas de Daniel en los bolsillos de su pantalón para ponerse de pie. —Sí, doctor. ¿Cómo está? —El chico tuvo mucha suerte, ninguna de sus heridas fue de gravedad, tampoco sufrió alguna fractura, solo una dislocación en su hombro izquierdo, ya lo subieron a una de las habitaciones. —Al escuchar eso Victoria soltó un gran suspiro de alivio. —Qué bueno saberlo. ¿Puedo subir a verlo? —Claro. Una enfermera te llevará, aún está dormido por el efecto de la anestesia, pero lo más seguro es que despierte en unas horas. —Dijo el médico señalando a una enfermera quien guió a Victoria a la habitación donde yacía el chico, al llegar entró en silencio colocando una silla cerca de la cama para sentarse. —Quisiera que estuvieras despierto. Tengo que disculparme y agradecer por lo que hiciste. —Mencionó quedamente mientras lo miraba, tenía algunos parches en su rostro, un pequeño vendaje en su cabeza y el brazo izquierdo vendado a la altura del hombro, la joven continúo velando su sueño hasta que ella también cayó dormida recargando su cabeza en un costado de la cama. Los rayos del sol comenzaban a colarse por la ventana de la habitación cuando Daniel comenzaba a despertar Confundido de ver donde se encontraba, trato de rememorar los acontecimientos más recientes para ayudarse. —Ayer le entregué el dinero al jefe, vendí las joyas y me dieron una golpiza, después me dirigí a mi casa cuando… —De pronto llegó a su memoria la chica y el accidente, así que, por auto reflejo se incorporó rápidamente en la cama lastimando su hombro y despertando a la joven que se encontraba durmiendo ahí, ella bostezo tallando sus ojos hasta darse cuenta que el joven estaba despierto. —Qué bueno que despiertas. ¿Qué haces sentado? No deberías hacer eso hasta que el doctor lo ordene. —dijo Victoria volviendo a recostarlo. —¿Estoy en un hospital? —preguntó el joven mirándola con extrañeza —Así es, después de lo que te paso llame a la ambulancia y ellos te trajeron. —respondió con calma, aunque por dentro se encontraba muy aliviada después de ver despierto a quien la había salvado. —¿Y tú quién eres? —Soy la culpable de que terminaras aquí. Tú me salvaste de ser arrollada por ese auto aun a costa de tu propia seguridad y por eso debo disculparme. Mi propio descuido causó esto. —dijo Victoria inclinando su cabeza en señal de disculpa. Daniel la miró atentamente, ella se veía en verdad arrepentida por lo que aconteció. —No te disculpes. Después de todo estás bien y yo también, aunque no lo parezca. —mencionó el joven con una ligera sonrisa. —Muchas gracias. En fin, creo que son necesarias unas presentaciones, me llamo Victoria Montemayor. —Se presentó extendiendo su mano, el muchacho miró la mano que le ofrecía fijándose en el vendaje que la cubría, también se fijó en la ropa que llevaba. Al parecer la chica ni siquiera había ido a su casa a limpiarse ya que aún tenía rastros de barro y de sangre en ella, se había quedado cuidándolo toda la noche, lo cual agradeció internamente. —Me llamo Daniel. —dijo esbozando una ligera sonrisa y estrechando su mano, en ese instante ambos jóvenes sintieron algo extraño dentro de ellos, algo que no sabrían expresar en palabras, pero que en un futuro les traería felicidad, al igual que algo de sufrimiento a sus vidas.
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