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Dulce Venganza

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Blurb

Una noche lluviosa había causado que Lilith Wyden se acercará más allá de lo profesional a Colton Caldwell, su jefe.

Una relación prohibida y apasionada surge entre ellos más nada puede salir bien de un romance prohibido y mucho menos cuando Colton tiene un compromiso y Lilith atrae la atención de Nicholas, el hijo de Colton.

Un triángulo amoroso entre padre e hijo enciende una tormenta en el corazón de Lilith Wyden.

Y una venganza peligra ante sus confusos sentimientos.

Al final solo tiene un camino que tomar: Vengarse o Enamorarse.

Y sólo uno de ellos ganará.

¿Podría tener un final feliz lo que tuvo un comienzo inestable?

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| CAPÍTULO UNO |
La noche que cambió el rumbo de la vida de Lilith Wyden fue oscura y tormentosa, el pronóstico del tiempo había predicho intensas lluvias más no espero que pareciera que el cielo estaba desahogando una lluvia de un año entero, el paraguas que había llevado a su trabajo se había ido volando ante el fuerte viento una vez que salió del edificio donde trabaja, con dificultad vió a los transeúntes correr para refugiarse y a otras prácticamente pelearse por subir a un taxi, Lilith estuvo tendada en meterse en una tienda de ropa que aún no cerraba solo para seguir el ejemplo de los demás y refugiarse pero decidió que no ya que si llegaba tarde a la estación de tren entonces no podría irse después a su casa, miró con tristeza a la tienda de ropa para después echarse a correr, había tenido la opción de regresar al edificio donde trabaja pero temía que los guardias ya hubieran cerrado las puertas después de que ella saliera, se regañaba mentalmente por haberse quedado tan noche en la oficina pero quería tener todo listo para la junta de mañana, recuerda que antes de irse su jefe también se había quedado pero por él no debía preocuparse ya que podía ir al estacionamiento donde su costoso auto lo esperaba para impedirle que se mojara. — Que suerte tienen los ricos— murmuró sin dejar de correr. Grandes charcos ya se habían hecho en las calles y Lilith trataba de evitar permanecer cerca de ellos cuando los carros pasaban sin embarago al detenerse en una parada, un auto que pasaba lo por ahí la empapó más de lo que ya estaba, su boca se abrió de la impresión lo que causó que tragara un poco de agua y que después empezará a toser. —¡Idiota!— gritó al conductor. Lilith miró asustada como el auto se detenía y empezaba a retroceder, quiso golpearse al reconocer al auto cuando se detuvo frente a ella, la ventanilla del conductor bajo hasta dejar al descubierto el rostro de nada más y nada menos que su jefe, Colton Caldwell. — ¿Señorita Wyden?— una voz profunda se escuchó salir del interior del auto. — Se...señor Caldwell— tartamudeo y sus pálidas mejillas por el frío y la lluvia se colorearon de rosa por la vergüenza— Lamento mucho... haberlo insultado— se disculpó temiendo ser despedida. — No se disculpe, fue mi culpa por no fijarme donde iba y pasarla a mojar— una sonrisa amable apareció en aquel rostro comúnmente estoico e indiferente— Por favor suba y permítame llevarla a su casa como compensación por haberla mojado. Lilith lo miró sorprendida, ella no interactuab a mucho con el señor Caldwell y aunque fuera su jefe la realidad era que solo le llevaba documentos y el café así que su interacción solo es únicamente profesional además de que Lilith había comenzado a trabajar apenas hace  tres meses para el importante bufete de abogados Caldwell como la secretaria de Colton Caldwell, está sería la primera vez que habla más allá de lo profesional con su jefe. — Yo no quiero ser una molestia— se inclinó hacia adelante para que pudiera escucharla— La estación de tren no está muy lejos así que no se moleste. Se alejó para dar a entender que ya se iba, las gotas seguían golpeando su cuerpo y necesitaba llegar con urgencia a un lugar seco para no enfermarse. — Por favor insisto— la voz del señor Caldwell detuvo su partida— No me gustaría que se enfermera.  Lilith lo pensó mejor y con timidez acepto la oferta, escuchó como el seguro era retirado, abrió la puerta y aún sintiéndose como una intrusa, ingreso al auto. — Lamento mucho las molestias— cerró la puerta, la calefacción no tardó en hacerla suspirar de placer, aún se abrazaba así misma por la ropa mojada más aún así poco a poco comenzaba a entrar en calor— ahora estoy mojando su asiento— señaló apenada. — No importa— Lilith lo vió estirar su mano a la parte trasera y del asiento trasero agarrar lo que parecía ser un abrigo que no tardó en estar sobre su regazo— Pongaselo para que entre más rápido en calor. — Gra...gracias— le sonrió, se puso el abrigo que se notaba pertenece al dueño del auto, no pudo evitar inhalar el olor de la colonia que desprendía aún el abrigo. — Creí que ya se había ido desde hace horas a su casa señorita Wyden— comentó su jefe sin apartar la vista de la carretera. —Umm...yo— se puso nerviosa—estaba alistando todo para la junta de mañana— admitió. —¿Estaba en la sala de juntas?— ella asintió— Eso explica porque no la ví al salir de mi oficina— murmuro pensativo. —¿Usted también apenas salió?— inconscientemente se recosto en el respaldo del asiento. — Estaba leyendo unos expedientes para el caso que acepte tomar.  — Entiendo. — Por cierto— lo miró— no me ha dicho la dirección de su casa. —¡Cierto!— rió. Lilith le dió la dirección y él las puso en el GPS además de encender la radio, la estación que escogió pasaba temas clásicos por lo que Lilith no dudó en relajarse, repentinamente se sintió tan somnolienta, sus ojos se sentían pesados y después la música se escuchaba lejana hasta desaparecer. Sus ojos empezaron a abrirse lentamente, se sentía tan cómoda aunque un poco adolorida del cuello, miró a su alrededor esperando despertar en su cama más lo que encontro al abrir los ojos fue la mirada plateada y penetrante de su jefe, se enderezó abruptamente— olvidando que estaba en un espacio reducido—golpeo su cabeza contra el techo del carro. — Auch— se llevó su mano a la zona afectada. —¿Está bien señorita Wyden? Lilith asintió entre adolorida y apenada, los recuerdos de lo sucedido ya habían llegado a su memoria por lo que miró a su alrededor al percatarse de que el auto estaba estacionado, reconoció el viejo edificio donde vive y también se dió cuenta que la lluvia ya se estaba deteniendo hasta verse como una suave llovizna. —¿Hace mucho que llegamos? — No mucho, estaba por despertarla cuando usted lo hizo por si sola— Aclaró.  — Gracias por traerme— le sonrió— Debo irme así que...hasta mañana— abrió la puerta pero antes de salir fue detenida por la mano del señor Caldwell. — Permítame— retiró su mano de su brazo y se adelantó a salir del auto, Lilith lo vió rodear el auto hasta quedar frente a ella: le extendió la mano como una clara señal para que ella lo tomara.  —Cla...claro— sentir el calor desprendiendo de la mano del señor Caldwell envolver la suya la hizo estremecer y cómo no hacerlo si Colton Caldwell era demasiado atractivo, media un metro ochenta y dos, cabello cobrizo y el color de sus ojos eran plateados con un toque frío además de que apesar de tener cuarenta y cuatro años la realidad es que aparentaba menos así que Lilith tenía razones para ponerse nerviosa y que su corazón latiera desenfrenado al recibir la atención caballerosa. Cuando Lilith salió por completo no contó con que su pie se doblara hacia un lado y para sostenerse se agarrara de los anchos hombros de Colton que también al notar lo sucedido no dudó en sostenerla de la cintura, ambos pechos se tocaron y sus miradas se encontraron, plata contra esmeralda se sumergieron en algo que ellos aún no podían explicar. Sus rostros fueron acercándose como si tuvieran magnetismo, sus miradas no se desviaban y aunque Lilith estuviera aún con la ropa húmeda la realidad era que en ese momento sentía que su cuerpo comenzaba a arder ante un nuevo sentimiento y emoción. — Creo que debería entrar— se alejó del rostro y cuerpo de Colton cuando sus labios estuvieron a nada de juntarse— De nuevo gracias por traerme, lo veo mañana— sonriendo dulcemente, se alejó.  Colton quedó mirando el espacio vacío que Lilith había dejado, se giró para ver a su joven secretaria ingresando al edificio de departamentos e inexplicablemente deseaba volver a sentirla entre sus brazos, miró por última vez la puerta del edificio por donde Lilith acababa de desaparecer, cerró la puerta del copiloto y rodeo de nuevo el auto para ingresar a el y alejarse. Al día siguiente parecía que la tempestad que la noche había tenido solo fue para traer un día cálido y soleado, el cielo estaba despejado lo que hizo que Lilith aprovechara para recoger su cabello en una coleta alta y dejando algunos mechones sueltos al frente, su maquillaje no estaba sobrecargado y un poco de perfume fue rociado en su cuello, miró su aspecto y sintiéndose agusto consigo misma, agarró su bolso y también el abrigo que anoche se había olvidado de entregar a su jefe. Lo había lavado y metido a la secadora nada más había llegado a su departamento, también mientras estaba en el cuarto de lavado, Lilith había aprovechado para quitarse su ropa mojada y dejándose completamente desnuda, la había echado a la lavadora; camino hasta el baño que estaba a lado del cuarto de lavado y se puso su albornoz, abrió las llaves de la regadera para que el agua se entibiara, al final se había tomado un baño  rápido mientras la ropa se lavaba. Había lamentado que el olor de la colonia desapareciera y fuera sustituido por el del suavizante una vez que se secó. Lilith doblo perfectamente el abrigo y lo metió dentro de su bolso, ese día había escogido un bolso grande especialmente para el abrigo, salió de su departamento y al llegar al recibidor del edificio pudo ver un anuncio publicitaro encima de uno de los edificios vecinos, su ceño se frunció con repulsión al ver el bonito rostro sonriente que promocionaba un nuevo shampoo, dejo de mirar el anuncio y siguió su camino hasta la estación del tren.  Cuando llegó a su trabajo fue recibida de inmediato por una de sus compañeras que lucía nerviosa mientras caminaba a la sala de juntas, dejo sus cosas sobre su escritorio y se dirigió hacia donde su compañera estaba.  — Beatrice— la nombrada brinco del susto al escuchar su nombre. —¡Dios mío!— llevó su mano libre a su pecho, como si con eso logrará tranquilizar los latidos erráticos de su corazón a causa del susto— Lilith no me hagas esto por favor— pidió al verla. — Lo siento— le sonrió en disculpa. —¿Dónde estabas?— preguntó en susurros— Estaba esperándote para que lleváramos las carpetas a la sala de juntas y preparemos todo. — No te preocupes Beatrice— le quitó las carpetas de las manos— Anoche saque las copias y las fuí a dejar en la sala de juntas así que ahora solo nos falta preparar el café. Los castaños ojos de Beatrice la miraron sorprendida y aliviada, una sonrisa apareció en su rostro y no pudo evitar abrazar a Lilith. — Muchas gracias. —No fue nada— se alejó.  Lilith había conocido a Beatrice el primer día de trabajo, ella es la secretaria del segundo socio de Colton Caldwell,  Martín Rogers. Beatrice llevaba dos años trabajando en el bufete y aún con su experiencia aún seguía poniéndose torpe cuando de reuniones se trataba o es lo que Lilith había observado durante los tres meses que llevaba trabajando ahí. Ambas fueron a la zona de descanso de los empleados para empezar a preparar el café, aún era temprano por lo que los demás socios aún no llegaban. Lilith observó mientras colocaba la cafetera en el carrito de alimentos a Colton pasar junto a Martín hacia su despacho, Lilith no pudo evitar soltar un suspiro al recordar lo de anoche, se habrían besado si ella no se hubiera alejado. —¿Y ese suspiro?— Le preguntó Beatrice que terminaba de poner las tazas encima del carrito. Lilith se sonrojo y comenzó a tartamudear, Beatrice la miraba divertida y adelantándose, tomo el carrito y empezó a caminar hacia la sala de juntas, Lilith que se había quedado atrás tratando de encontrar una explicación coherente de inmediato la siguió. —¿Acaso ya tienes un galán?— preguntó pícara.  — No, no para nada— negó rotundamente— Solo estaba pensando en lo mucho que tendré que hacer para mañana— mintió. Beatrice la miró en compresión, al parecer le había creído. — Se me había olvidado— Lilith se adelantó a abrir las puertas de cristal para entrar a la sala de juntas—Mañana salen temprano el señor Caldwell y tú a Seattle ¿Cierto?— preguntó. — Sí, por eso hoy tengo que dejar algunas cosas terminadas aquí antes de partir, quiero concetrarme solamente en el caso que estaremos viendo allá. — Entiendo— asintió— La próxima semana yo también tendré que viajar con el señor Rogers a Los Angeles. Lilith checo que todo estuviera en orden, miró la hora en su reloj pulsera y exactamente 8:00 am las puertas se abrieron y entraron el señor Caldwell y el señor Rogers que al verlas ahí, las saludaron cordialmente. —¿Todo listo chicas?— preguntó el señor Rogers.  Martín Rogers al contrario de Colton Caldwell,  es un hombre de unos sesenta años, cabello canoso y de baja estatura que siempre sonreía como un abuelito bonachón a los empleados. — Sí señor— respondieron ambas a la vez. Lilith miró a Colton y él a ella, Lilith le sonrió de una manera que Colton no supo entender en ese momento, él desvió la mirada al tiempo que los otros socios entraban y se acomodaban en sus respectivos lugares. Beatrice servía el café mientras Lilith se encargaba de entregárselos a los socios, algunos le agradecían y otros la ignoraban, Colton comenzaba a hablar sobre los casos que habian llegado al bufete y los demás de vez en cuando daban su opinión. Cuando la junta termino, , Lilith le dijo a Beatrice que se encargaría de recoger todo así que ella le agradeció mientras iba detrás de su jefe que hablaba alegremente sobre cualquier tema en particular, las puertas se cerraron y Lilith quedo a solas con Colton que aún parecía estar leyendo uno de los casos que estaban en la carpeta. — ¿Debería pedirle algo en particular para almorzar señor?— preguntó acercándose a él. Colton la miró, inspeccionandola lentamente, ella seguía sonriendo y aprovechando la distracción de su jefe, cerró la carpeta y la agarró.  — ¿Qué desea hoy?— volvió a preguntar inclinándose hacia él, Colton pudo percibir el aroma a manzanas y canela impregnado en la piel expuesta del cuello de Lilith. — Señorita Wyden— Susurró levantadose, ella hizo lo mismo provocando que sus cuerpos chocarán y de nuevo sus rostros se acercaran. —¿Si señor Caldwell?— sus labios estaban tan cerca, ambos se miraban fijamente durante segundos que parecieron minutos. Colton bajo su mirada a los labios en forma de cereza que estaban pintados de un color rojo y olían exactamente a cereza, tuvo la tentación de comprobar si también tenían ese sabor, quiso alejarse al darse cuenta del rumbo al que iban sus pensamientos más le fue inevitable hacerlo cuando ella mordió sus labios de manera provocativa y sin poder contenerse más, la besó. 

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