Capítulo 1

2461 Words
Estados Unidos, 8:39 pm, Base Secreta del Cuartel "Team Green" en alguna parte de ese país. Salón de reuniones: — ¿Nueva misión? —Dijo con un gran bostezo Emma quien estaba entretenida con su PSP jugando Guitar Hero. —Es lo más probable, ¿para qué otra cosa nos reunimos acá? ¿No creen? Puntualizó Sophia; ella permanecía de pie junto a uno de los grandes ventanales de cristal del salón con su vista fija en el inmenso cielo oscuro con sus pequeñas estrellas brillando en este y las cuales lucían como pequeños puntitos blancos; dio un gran suspiro. David la observaba curioso y divertido cuando decidió levantarse del gran puff azul donde se encontraba todo despatarrado de lo más relajado, así era él, salvo que se presentara una situación extrema. Con cautela se acercó a ella a paso lento, como si estuviese contando cada uno y le susurró al oído muy divertido: — ¡Será divertido Sophia! Ella dio un gran respingo y le propino un fuerte golpe en su brazo derecho. David siempre le jugaba bromas pesadas a ella ya que a él le gustaba ver su "reacción de enojo" cada vez que él le hacía algún tipo de travesura. Sophia le lanzo una mirada asesina y se fue a sentar en una de las cómodas sillas del gran comedor en el salón, el cual era muy espacioso, de madera negra y mesa de vidrio, en medio de esta se encontraba una obra algo extraña a los ojos de los chicos, era una muñeca en hierro sin rostro sentada sobre un inmenso pedazo de madera color marrón; a ninguno de ellos les hizo gracia que Robert les diera semejante adorno para decorar su espacio. Sin embargo, el resto de la decoración estuvo a cargo de Ashley en vista de que si su cariñoso tutor seguía con esos "regalitos" todo se iba a volver como un museo del terror, nadie objetó a Ashley en ese punto, sabían de sobra su exquisito y buen gusto. El resto de la sala lo complementaban: muebles de cuero color n***o, alguno que otro puff en ese mismo tono, computadores, laptops, libros, un pequeño bar y una tv pantalla plana en una de las paredes blancas, tan grande como una pantalla de cine. David le sonrió a su amiga y le guiño su ojo derecho su “mejor perfil”, Sophia suspiro, siempre tan él, pensó, pero él era su adoración, el hermano que nunca tuvo; ella era hija única de padres médicos. Lo observaba detenidamente, David era alto y mucho, cabello rubio, ojos miel, delgado aunque musculoso, de cintura estrecha y una sonrisa de infarto, algo que jamás le haría saber de su parte porque eso sería inflar más su enorme ego. David era hermoso y él lo sabía por eso era tan condenadamente sexy; muchas niñas suspiraban por él, pero ninguna le había podido dar "caza". Pese a todos estos atributos, Sophia solo lo miraba como un hermano, al igual que él, ambos se protegían más que el resto del equipo. — ¿Cuándo vas a crecer David?— Le lanzo la pregunta con enfado, pero ambos sabían que no era cierto. — ¿Qué? ¿Lo que acabo de hacer no te hace desmayar?— Mostro sus perfectos dientes blancos. —No, solo me hace vomitar— Sophia hizo el gesto de meterse el dedo a la boca con mucho asco — ¿En serio? Al menos causa alguna reacción en tu cuerpo. Sophia iba a protestar ya que se estaba pasando de la raya cuando Alexander dio un fuerte golpe a la mesa con el puño de su mano. — ¡BASTA! Todos lo miraron con recelo, menos Ashley que se peinaba el cabello con los dedos de sus manos. Nadie dijo nada, solo Ashley rompió el silencio prolongado de un minuto, o tal vez menos. Alexander observaba a todos con rostro taciturno aunque al escuchar la voz de la chica, él mostró una media sonrisa. — ¡Muy bien dicho, Alex! Se comportan como bebés, ¿lo sabían? — Los escudriño uno a uno. Sophia la miro de soslayo, se sintió ofendida. Emma para nada, continuaba en su juego muy concentrada y David, permanecía con su sonrisa pícara de “galán” de novelas. Alexander sonrió aún más y suavemente a Ashley. —Gracias Ash, estos chicos siempre discuten por cualquier tontería, además, no me dejan concentrar en mi lectura. Todos lo observaron, hasta Emma. Alexander sostenía un pesado libro en una de sus manos. En vez de libro más bien parecía enciclopedia del siglo pasado. —Disculpa el alboroto Alex, ya sabes que Sophia y David siempre están en un ring de boxeo y pienso que un día de estos los vamos a encontrar intercambiando saliva en algún lugar de la base. Fue Emma la que hablo, al parecer había salido del ensoñamiento de su PSP. Sophia intento abrir la boca, pero no lo hizo, ella sabía que Emma siempre hacia ese tipo de comentarios inoportunos y sin sentido. David por otro lado se sintió halagado y mostró una gran sonrisa mientras les decía: —OK mi club de fans, ya está bueno de cháchara y que tal si, ¿pedimos pizza? Yo pago. En ese instante la puerta principal del salón se abrió de golpe. Con aire de celebridad entro pavoneándose, Peter Roberts, el tutor de los adolescentes. Peter era casi un padre para ellos, eso lo consideraba desde el día que los vio por primera vez, no los conoció a todos a la vez, sino de uno en uno; en su mente permanecían vivos los recuerdos del día cuando el mismo fue hasta cada uno de sus hogares a hablar con sus padres para los permisos requeridos para lograr entrar al grupo. La forma como los seleccionaban eran de lo más sencilla y rutinaria; buscaban los chicos más destacados en todos las secundarias de cada país, era algo así como un colador de piedras de oro. Siempre los mejores quedaban a la vista, luego de ese punto, venia el paso en donde se le daban las respectivas charlas a los padres junto a sus hijos, estaba de más decir que ser un m*****o del Team Green era un honor y privilegio en donde el sueldo no tenía limites, los viajes, autos y comodidades, pero por otro lado, era peligroso, en donde arriesgaban sus vidas en cada misión asignada, aceptar semejante trabajo requería valentía, tenacidad y fortaleza. No cualquiera podría poseer dichas cualidades. Se les daba un tiempo prudencial para pensar y analizar muy bien si aceptaban dicho trabajo. Al final si accedían, debían someterse durante tres meses a rigurosas pruebas, si salían triunfadores, de inmediato ingresaban al equipo. Todas las familias accedieron porque sus hijos aceptaron ese compromiso, todos y cada uno de esos chicos miraban más allá de sus vidas de adolescentes, veían el poder de salvar y ayudar a otros, cada uno de ellos poseía un alma noble y eso era de lo que más orgulloso se encontraba Roberts. Peter rememoró como los conoció uno a uno. Su mente se fue tres años atrás, casualmente los habían encontrado a los cinco el mismo año, en diferentes escuelas del territorio americano. El primero fue David quien llamó la atención por empujar un camión cava él solito, de inmediato contactaron a sus padres, quienes debían firmar un acuerdo de total confidencialidad, y claro si el chico aceptaba, procedían con el papeleo. La directiva les prometía una gran paga, estudios, casa, autos y viajes a cualquier parte del mundo con todos los gastos pagos. Pero ellos también les daban la opción de que si el “reclutado” no soportaba el entrenamiento podía regresar a casa firmando un acuerdo de no revelar nada de lo vivido en aquel sitio, por lo general, nadie, incluso Peter, sabia donde quedaba la base secreta del Team Green, siempre los recogía una limosina y ya dentro, se les vendaba los ojos, todo por la seguridad del lugar, incluso la de los mismos chicos y de todos los que habitaban la base. También los muchachos recibirían protección. Ellos, aunque fueran unos casi “súper héroes” eran humanos y propensos a morir. Así que, en cada misión los acompaña un escuadrón de rescate en caso de que esta fallara. La mayoría de los padres rechazaba esto y no permitía a sus hijos “semejante trabajo siendo tan jóvenes”. Otros progenitores se sentían orgullosos de tener hijos tan talentosos y especiales. Aquel día los padres de David no creían lo que les decía el reclutador, sin embargo ellos dejaron que el mismo David decidiera su futuro, a lo cual él con sus encantos añadió: “Serán afortunados de tenerme en su equipo, serán la envidia de los otros equipos de colores”. El reclutador puso los ojos en blanco y a medio reír le dijo que el Team Green era único y no existían más equipos de ese tipo y mucho menos de otros colores. David era el tipo de chico que hacía suspirar a cualquier chica que le pasera por el frente, incluso, alguna que otra madre de hogar, y hubo una vez que hizo hiperventilar a una abuelita de 70 años por ayudarla a cruzar la calle; la pobre ancianita casi se desmaya cuando David le dio cariñosamente un beso en la mejilla. Típico en el galán rubio ya que a él le encantaba ver ese tipo de reacciones en todas las mujeres. La próxima en reclutar fue Sophia, mediana estatura, piel trigueña, ojos marrones y en su cabello se formaban estos pequeños rizos sueltos color castaño oscuro que le colgaban alegremente hasta sus hombros; delgada pero de piezas gruesas; impresionó a su reclutador cuando cerca de su escuela tres hombres intentaron robarle, su reclutador vio aquel espectáculo con tantas ansias que casi se cae al piso, al principio temió por ella, la quería ayudar al ver que en una calle solitaria la acechaban los 3 sujetos, pero para su gran asombro, ella acabo con los tres en cuestión de minutos dejándolos a todos fuera de combate y chillando de dolor en el piso. Al conversar con sus padres, ellos dijeron que aceptarían lo que su hija decidiera y pese a que ella tuvo sus dudas, aceptó, ya que deseaba conocer otros países. Alexander fue el siguiente, alto, moreno, cabello lacio n***o y abundante, ojos chocolate, delgado pero musculoso, competía en una carrera de atletismo para su escuela e hizo 100 metros en tan solo 6 segundos, todos los presentes formaron una gran “O” por no decir que se habían quedado con la boca abierta. Sus padres sonrieron maravillados ante eso y él solo asintió, ya que era un chico “tímido”. Ashley fue la siguiente en la fila; estatura mediana, muy delgadita pero bien proporcionada en ciertas partes, piel trigueña, cabello lacio largo hasta un poco más de la cintura, color castaño medios, ojos dorados. Ella participaba en Las Olimpiadas de Inteligencia de su secundaria y consiguió responder más de 30 preguntas sobre 5 capítulos de un libro de historia que le habían entregado 15 minutos antes, obviamente obtuvo el primer lugar. Sus padres y ella aceptaron todas las condiciones de la base, solo pidió algo especial, que pudiera comprar toda su ropa de los próximos años en Paris. Emma fue la última reclutada, resolvió 20 ejercicios de matemáticas, algebra y cálculo en 5 minutos. Emma era alta, piel blanca, cabello lacio color rubio, delgada y ojos verdes claro. Se podrán imaginar lo más seguro…sus padres y ella dijeron “Si” al Team Green y su madre agregó: Será hermosa en un equipo del color de sus ojos. Durante el entrenamiento con los más de 100 chicos reclutados ese año, los 5, siempre destacaban, por eso los separaron de los demás y les asignaron a los mejores tutores, al principio ellos no se soportaban, pero con el tiempo se volvieron amigos, hasta guardaespaldas unos de otros y formaron una pequeña familia desde que conocieron a Peter. Peter regresó al presente, sentado en una de las grandes y cómodas sillas del comedor, por fin abrió la boca, aunque antes les facilitó un sobre a cada uno de los chicos, y ¿saben de qué color? Pues, verde. —Estoy de acuerdo con David — el interpelado se infló. Peter lo observó divertido— No en lo de la pizza, sino, en lo de la "cháchara" es hora de hablar de su misión en Montreal chicos. Los jóvenes se tensaron, sus rostros se volvieron serios, era hora de trabajar. David agregó: — ¿Pizza después? insisto, yo pago. —dijo esto serio, Peter le sonrió. — Seguro, yo también me apunto. Bien chicos, en sus carpetas encontraran toda la información de la misión a Montreal a donde partirán en dos días, ya saben, siempre lo mismo, alguno que otro maniático quiere hacer travesuras en una de las universidades más importantes de esa ciudad, y ustedes, lógicamente, como siempre, serán alumnos infiltrados allí, alumnos normales y corrientes. La universidad ya está al tanto y les van a proporcionar toda la ayuda posible. Háganse amigos de todos, incluso hasta del que limpia y mantengan siempre vista de halcón chicos, y cuando digo que “hagan amigos” ya lo saben, ¿no? Es solo fingir y actuar, sean dignos de un Oscar, no se encariñen con nadie, en estas misiones, al corazón hay que dejarlo es OFF. Los chicos leían detenidamente cada uno sus carpetas, pero sonrieron a esta última palabra, Peter siempre les recalcaba esto último. —Peter, eso lo sabemos de sobra, no tienes que decir siempre lo mismo cada vez que salimos a una misión— Sugirió Sophia algo cansada, Peter le sonrió con dulzura. —Lo sé mi niña, pero… ¡ustedes son jóvenes! Y por más que sean el mejor grupo que tenemos —dijo estoy muy orgulloso—. Sus hormonas los pueden traicionar. Cada uno de los chicos arrugó la cara, menos David que sonrió pícaramente. Peter continuó. —Prefiero repetir esto como maestra de kínder antes que me fallen en una misión, chicos —. Su mirada se tornó seria. —Eso no ocurrirá jamás— habló Ashley — Cada uno de nosotros sabe cuándo es hora de trabajar y cuando es hora de alocarse —. Los chicos estallaron en risas y Peter puso los ojos en blanco. —Bueno, bueno. Ya están informados, preparen sus cosas que en dos días el jet privado los trasladará a Montreal pero mientras —miró a David —. ¿Pizza? Hola, dejando este primer capítulo de mi Team Mood: nerviosa y antojada de pizza :p
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD