Capítulo 1

1625 Words
La observó, observó y observó. Por horas desde que llegó observó a la eficiente y muy profesional Caroline Makis. Desde su amplio despacho que mantenía con ambas puertas abiertas, cada mañana podía ver como aquella atractiva mujer, que no conseguía sacar de su cabeza trabajaba en su pequeña oficina con paredes de cristal perfectamente ubicada cruzando el pasillo justo frente a la suya. Solo los separaba una pequeña recepción en la que trabajaba la secretaria que compartían. Ella estaba tan absorta en los documentos que acababa de llegar que era completamente ajena a la intensa mirada de su jefe, una mirada que la ha incomodado más de una vez con ese brillo que la hace ruborizar con demasiada facilidad. O tal vez sea por todo el paquete. Collin Dermoth, es un hombre atractivo, irlandés, con ese acento exótico proveniente de Dublín, él, se considera un tipo tranquilo, calmado, un jefe relajado pero que cuando era necesario no dudaba y alzaba la voz. Duro al momento de tomar decisiones y muy profesional. Para él su compañía de marketing y publicidad lo es todo. Adoraba su empresa, la nueva y primera sede estaba a toda marcha desde que Caroline, llegó a ordenarlo todo y a revolucionar su relajado y rutinario mundo con su estricto y profesional carácter que muchos considerarían demasiado serio para ser tan joven. Y ahora este como todos los viernes la señorita Makis y el señor Dermoth, tienen su reunión habitual de las 10 de la mañana, claro que hoy las cosas van a cambiar permanentemente entre ellos, le dirán adiós al profesionalismo, adiós a la cordura, adiós a la compostura y “hola” a la lujuria. La atractiva morena de largas piernas y cabello lacio y largo se levantó de su silla justo a las 10 de la mañana, tomó su agenda y caminó directo a la oficina de su jefe bajo la atenta mirada de este que aprovechaba la oportunidad de mirar cada uno de sus movimientos hasta tenerla sentada frente a él, en su escritorio. Repasaron los compromisos y citas de la siguiente semana casi en piloto automático Collin, no se dio cuenta de cuando ella había dejado de hablar y continuó suspirando en secreto mientras la miraba a esos dulces ojos ocultos por su perfecto maquillaje. Era un verdadero deleite tenerla tan cerca, sus expresiones, sus movimientos…, no todos los días conseguía estar así de cerca de la mujer que tanto lo obsesionaba… Habían pasado 8 meses desde que comenzaron a trabajar juntos y cada día se tornaba más insoportable para la anatomía de Collin, quería hacer algo, lo sentía cuando hablaban, cuando lo miraba, sabía que ella también lo hacía, la pilló varias veces observándolo y eso solo avivó la llama que lo envolvía. Así que sin ser consciente soltó lo que pensaba — Te deseo Suspiró hipnotizado con su belleza, su voz lo transportaba a un lugar donde solo estaban ellos, un lugar en el que Caroline, lo recibía con los brazos abiertos y una inmensa sonrisa… Pero la alarma en su rostro pinchó la burbuja de Collin. Debía haber escuchado mal, ella levantó la cabeza de golpe dejando de tomar notas de inmediato chocando con esa mirada fija en su rostro, soñando despierto a simple vista — Creo que no lo escuché bien señor —fingió no entenderlo para ocultar su rubor y desconcierto — Lo…hiciste —tragó saliva nervioso ¿de verdad lo había dicho? Aturdida y nerviosa guardó silencio, definitivamente no había escuchado bien, tenía que ser así ¿no? — Quiero tener…sexo contigo Afirmó con total sinceridad y decisión, por al menos unos segundos, enseguida entró en pánico. Lo dijo, eso que tanto se repetía en su cabeza cuando la tenía cerca, lo había soltado sin más junto con el aire que estaba conteniendo, ya no había vuelta atrás, su deseo oculto por aquella arrebatadora mujer y ahora solo le quedaba esperar que no lo tomara como acoso porque lo que acababa de hacer sonaba algo morboso — ¿¡Qué!? —chilló alarmada—. ¿Cómo? —completamente ruborizada intentó formular alguna pregunta, pero solo balbuceó — Bueno es..— — ¡NO! Eso…no —lo detuvo—. ¿De qué está hablando? No quiero que me diga “como” pero… Levantándose de su cómoda butaca de cuero Caroline, comenzó a caminar en círculos en pánico aguardando por una explicación pero entonces al girar en su vaivén se vio invadida por la seductora y envolvente fragancia de su jefe, esa misma que le revolvía el estómago en el buen sentido. — Te deseo, dime que ahora sí lo oíste —intentó sonar calmado y no aterrado pero sí muy seguro arrojándose a lo desconocido — Te oí —enfrentó su mirada indignada con su descaro y avergonzada o intimidada, su jefe era un hombre atractivo — Di que sí —pidió Collin, con un tono íntimo y demasiado dulce para tratarse de su jefe Esperó observando su reacción, sus movimientos, sus sexys labios perfectamente rojos con ese labial que lo invitaba a probarlos cada día. Pero Caroline, estaba confundida, nunca notó algún tipo de señal de querer algo con ella o al menos no que ella supiera. Con un sutil y discreto suspiro repasó la incómoda y terrible situación… Collin, es un tipo que llama la atención alto de 1.80 al menos, delgado de brazos fuertes, cabello castaño cobrizo algo rizado con un mechón rebelde que cada mañana al llegar acomodaba sin éxito y que después de las 3 de la tarde se rehusaba a volver a su lugar, siempre va perfectamente vestido y su barba es algo así como su esencia lo hace lucir masculino y que con esa nariz respingada, perfecta con esos ojos, Dios, esos ojos azul oscuro, tan oscuros que a primera vista parecían grises. Intenso, irresistible…pensó Caroline, dándole un discreto y rápido repaso intentando analizar lo que acababa de pedirle — Es mi jefe —respondió—. No puede pedirme algo así —se apresuró a aclarar antes que notara como lo pensaba porque estaba pensándolo, en su petición ¡lo hacía! No era tonta, ni mucho menos ciega. — Soy un hombre desesperado por tu atención, pasó a ser una necesidad —confesó haciendo ademán de acercarse — Soy su… ¡trabajo para usted! Es un NO — Trabaja en mi —su respiración estaba al límite, nervioso y dispuesto a decir lo que fuera por un “sí” de ella. Pero su desesperación no ablandó a Caroline, al contrario ella se alteró, quería gritar incrédula, se cubrió la boca con una mano en estado de shock. No lo entendía y su cabeza rápidamente comenzaba a buscar en sus recuerdos algún tipo de explicación para esto, tenía que haber hecho algo para que se atreviera a pedirle semejante cosa, se sentía mortificada. Cuando se dio cuenta Collin, estaba frente a ella rodeando sus codos con esas manos calientes y grandes pero gentiles, por primera vez estaba compartiendo el metro cuadrado con él, y su pulso se disparó en una milésima de segundo — Acuéstate conmigo —pidió sin pelos en la lengua, sintiéndose más decidido que aterrado — No, claro que no —se negó de inmediato — ¿Por qué no? — Creo en…, creo en la monogamia señor —mintió sin tener otra excusa para dar — No tengo esposa —le sonrió abiertamente, realmente lo estaba considerando—. Y no hay una novia, larguémonos de aquí Y esa sonrisa arrebatadora persistió, nunca había recibido una de esas y eso que este hombre era gentil con sus empleados, pero esta le quitaba el aliento. — ¡No! Tengo novio —se alteró pero solo porque su cuerpo estaba pidiendo otra cosa — Que sea nuestro secreto, estoy algo desesperado —propuso sin pestañear — No, no por favor señor, conserve la compostura…, en 25 minutos es su siguiente reunión — Pero…, sigo con ganas —susurró con dolor — Con ese problema…, no puedo hacer nada —se soltó de su agarre dando un paso atrás lejos de su alcance — ¿Por favor? — Ya tiene mi respuesta, fui muy clara Dicho esto Caroline, dio por finalizada la reunión y acercándose al escritorio tomó sus cosas y salió de allí directo a su oficina. Tomó asiento ocultándose frente a la pantalla de su computadora sintiéndose nerviosa, histérica por lo que acababa de ocurrir…, el latido de su corazón seguía retumbando en sus oídos acelerado. Intentó retomar sus actividades repasando su lista de tareas pero no lograba concentrarse así que saliendo nuevamente de su oficina le indicó a Lidia, la secretaria que la llamara si era necesario y se fue directo hacia los elevadores. Necesitaba un poco de aire para poder calmarse y lograr salir de la estupefacción en la que parecía estar. Por su parte Collin, se paseaba por su oficina frustrado, cada día le resultaba más difícil que el anterior mantenerse alejado de aquella atractiva mujer, aunque llevara una sonrisa en su rostro y no planeara quitarla, la hizo ruborizarse y nadie le quitaría de la cabeza que eso era una buena señal, de lo contrario tendría al menos un ojo morado. Nunca en su vida había actuado así con una mujer, las respetaba demasiado como para faltarles el respeto del modo en que lo había hecho y se sentía culpable, pero estaba más que decidido a convencerla que era una buena idea solo debía deshacerse de ese novio que mencionó y conseguir el “sí” que tanto anhela. — Señor, la reunió comienza dentro de 5 minutos, están todos listos Anunció su secretaria a través del intercomunicador, regresándolo al mundo real. — Gracias Lidia
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD