PROLOGO.

2340 Words
Kendall estaba guardando sus libros en su casillero, igual a como hacia cada tarde cuando la jornada escolar acababa, solo que esa vez era diferente, porque era la última vez que Kendall iba a hacer eso en su vida, por fin se había acabado la pesadilla de la escuela, ya no tenia que que ver más a las chicas de su instituto y no podía sentirse más feliz y dichosa por eso. Sin embargo, había algo más, algo que no le era del todo grato, esa noche era el baile de despedida, y ella no iba ir, no tenía pareja, y algo de su mundo de fantasía interior se sentía traicionado por todas aquellas veces en que ella había imaginado ese momento antes de dormirse, obviamente lo había imaginado totalmente diferente, y eso le dolía, tener que perderse la experiencia por el maldito código que citaba que era vergonzoso ir sin alguien de quien tomar el brazo. -¿Ya vieron a la patética? -Britney, la capitana del equipo de animadoras hizo con su dedo flacucho una seña en dirección a la desgarbada Kendall-No podemos dejarla ir así como así ¿No, chicas? Preguntó a su sequito de huecas muñecas que siempre la custodiaban. -¿En qué estás pensando? -Inquirió Vanessa mientras veía la expresión de su amiga, esa que solo significaba una cosa, un plan se estaba cociendo en su cabeza. -Creo que la llevaremos al baile-Britney soltó una sonrisa maquiavélica, nada bueno iba a salir de eso. -¡No podemos hacerlo, seria suicidio social! -Chillo otra de sus amigas, sin embargo Britney comenzó a contornar su cadera de derecha a izquierda mientras se dirigía con paso decidido hacia Kendall, quien al ver a la rubia caminar hacia ella, se sintió más pequeña y menuda de lo que era. ¿Cómo era posible que una chica pudiera parecer tan perfecta? -Se preguntó Kendall viendo con adoración las piernas largas y bronceadas de su malévola enemiga. -¡Kendall! -Dijo con euforia Britney. -Ho..hola-Tartamudeo Kendall, no sabiendo a que iba todo aquello. -¿Ya tienes preparado lo que usaras esta noche? -Yo-Kendall dudo por un momento en si debía responder, Britney no era su amiga y no quería que se mofase de ese nuevo fracaso en su vida. -¿Tu ..? - La rubia la miro inquisitiva. -No tengo pareja- ¿Qué más le podía pasar? Ese era el último día de clases, y no creía que después de entonces a Britney le sirviera esa información más que para burlarse a espaldas de Kendall, lo cual la traía sin cuidado. -Yo ya tengo la solución a eso-Su perfecta dentadura se hizo relucir en todo el ambiente. -¿Qué quiere decir eso? -Pregunto Kendall no dando crédito a la situación. -¿Sabes de Kevin? -Britney siguió sonriendo como los mismos ángeles. -Si… -Me pidió que le consiguiera una cita contigo, se enteró que estamos juntas en química, pero he sido tan bruta que lo he olvidado, claro que aún estoy a tiempo, ¿Cierto? -El corazón de Kendall estaba hinchado de felicidad, claro que conocía a Kevin, ¿Quién no lo hacía? Jugaba en el equipo de futbol americano y era uno de los chicos más populares de la escuela. -¿Estás hablando enserio? -Kendall no quería hacer notar su emoción, sin embargo en el momento en que la chica hablo con esa voz ilusionada, Britney supo que había dado en el blanco con su plan. -Claro que si bobita, le diré que te recoja en tu casa a las siete en punto, ponte sensual-Le acaricio la barbilla y se volteo evitando carcajearse frente a Kendall. ¡Vaya! Después de todo parece que no me odia tanto-Pensó Kendall mientras caminaba hacia el paradero de autobuses. -¡Britney, no te he dado la dirección de mi casa! -Se detuvo de repente y le grito a la espalda de la rubia. -No es necesario, sé dónde es tu casa, Ethan vive a un par de casas de distancia-Le guiño el ojo y continuo con su caminar de pasarela. Kendall llego a su casa entusiasmada y más feliz de lo que había estado en básicamente toda su vida, subió de dos en dos las escaleras y llego a su habitación no sin antes saludar a su madre y darle un sonoro beso en la mejilla, enseguida se dispuso a rebuscar entre su guardarropa buscando el vestido que su madre le había comprado hacia un mes con la esperanza de que fuera al baile. La tarde se le paso entre suspiros, esperanzas y alucinaciones que le decían que esa iba a ser la mejor noche de su vida, mientras tanto Britney, terminaba de gestionar su plan con todos sus amigos, y en especial con Kevin, a quien iba a tener que retribuir por ese gran favor al que él había intentado negarse por todos los medios. Cuando estaban cerca a dar las cinco, Kendall comenzó a prepararse para su gran noche, su madre la peino con un moño alto que le dejaba unos bucles demasiado exagerados por toda la cara, ella misma se maquillo un poco, dejando imperfecciones aquí y allá al no ser una experta del maquillaje, y por último se puso su vestido. Ese vestido color melocotón que tenía demasiados boleros para la cadera de Kendall, y que la hacía ver más como una quinceañera de bajo presupuesto que sensual, lo que le había pedido Britney. Cuando la bocina del auto de Kevin sonó, Kendall se dio un último vistazo en el espejo, nunca se había sentido bella, o siquiera bonita, pero esa noche se veía mejor que cualquier otro día. Pero la pobre solo estaba soñando, porque parecía un pastel al revés, el rímel se le había corrido en el parpado y tenía incluso un poco de labial en el diente de abajo, y ¡Ni hablar de los guantes blancos de seda que llevaba puestos! Estos eran la cereza del pastel de desastre que era Kendall. -No sabes lo nervioso que estaba por esto-Le dijo Kevin mientras intentaba reprimir la risa descarada que quería soltar gracias al aspecto de Kendall. -Yo también lo estaba, lo estoy...-Aseguro ella pasándose un bucle por detrás de la oreja. -¿Vamos? -Kevin no pensaba tomarla de la mano, mucho menos abrirle la puerta del coche, y fue cuando Kendall se percató de esto que su corazón parecío estrujarse un poco, pero al fin y al cabo, no debía reprocharlo, él le estaba haciendo un favor a ella en llevarla al baile y eso debía ser más que suficiente. Durante todo el camino Kevin intento no mirarla, se moriría de la risa en cuanto lo hiciera y se delataría a sí mismo y a Britney, así que evitando cualquier conversación que lo obligara a mirarla tan solo un instante, puso la radio de su coche, y la música a todo volumen empezó a salir por los altavoces. Kendall habría querido saber más de él, pero nuevamente, no pensaba parecer una chica difícil o remilgosa, ella se iba a conformar con lo que tenía, y era a ese chico codiciado por la mitad de su escuela, conduciendo a su lado para llevarla al baile. -¡Todo se ve maravilloso! -Exclamo Kendall con adoración en los ojos al ver la decoración que había en la entrada. -Eh, si claro-Contesto Kevin no sabiendo que más decir-Hagamos algo ¿Quieres? -Ella lo miro con ilusión esperando a lo que fuera que él le propusiera- Entra tú, y después te alcanzo en la pista de baile. -Mmm-Ella dudo un instante. -Tengo que hacer algo antes… Urgente-Intervino antes de que ella pusiera resistencia. -Claro, no hay problema-Asintió Kendall al fin mientras se bajaba del automóvil. Al hacerlo, Kevin tomo de inmediato su móvil y le envió un mensaje a Britney, quien esperaba ansiosa ese momento de la noche. Kendall se acercó con paso tímido a la cancha de baloncesto, la cual estaba totalmente decorada y era el lugar del baile, sin embargo algo llamo su atención, todo lo que había era silencio, no había voces, ni música, cosa que inquieto inmensamente a Kendall. Intentando ver que sucedía, abrió la pequeña cortina hecha de guirnalda que daba la bienvenida al salón, y fue entonces cuando su tacón de dos centímetros se resbalo con algo liquido haciéndola trastabillar hasta toparse con un líquido un poco viscoso que acababa de ensuciarle todo el vestido , las luces se prendieron y comenzó a sonar una canción de fondo. We are the champions de Queen, le inundo los oídos, y se percató de como Britney cantaba la frase de “No hay tiempo para los perdedores, nosotros somos los dueños del mundo” Mientras toda la gente del lugar se reía a costillas de ella, que estaba sucia de algo que no sabía que era. Justo cuando Kendall pensó que nada podía ser peor, Vanessa se acercó por detrás y le estampo una tarta en toda la cabeza, por último, derramo un frasco de cerezas enlatadas sobre ella, simultáneamente a todo esto, Kevin apareció desde el fondo, aplaudiendo y riendo igual que el resto. Los ojos de Kendall empezaron a convertirse en una laguna. ¿Cómo había sido tan estúpida? ¿Cómo se había dejado engañar de ese modo? -Pensó mientras se quitaba los zapatos y corría en dirección a los lavabos, en cuanto llego al lugar se encerró en uno de los cubículos y se sentó sobre el retrete a llorar. ¿Por qué había ido? -Se cuestionó mientras se imaginaba como se debía haber visto esa noche ante el resto de personas, eso había sido una humillación publica, la que se suponía que iba a ser la mejor noche de su vida, se había convertido en un completo calvario. -No quiero seguir pasando por esto, no quiero soportar más humillaciones, sobre todo ahora en la universidad-Musito recordando que aún le quedaban cuatro años más de chicas como Britney. Quería quedarse allí sintiéndose miserable consigo misma, cuando una voz masculina que entró al baño capto su atención. ¿Por qué había un hombre en el baño de chicas? -Pensó, sin embargo su atención se centró en la conversación que el chico sostenía al parecer por teléfono. -Si mamá, te lo he prometido y lo voy a cumplir-Aseguro la voz al otro lado. -Ya buscare un tutor que me ayude con el examen, no hay problema. -Mamá, aún faltan unas semanas, dame tiempo… Si, si, ya sé que no tenemos con que costear la universidad. -Me estoy esforzando, lo lograre, lo prometo-Volvió a decir con aparente tranquilidad, pero Kendall podía ver por la rejilla de abajo del baño, que el chico estaba inquieto, o entonces ¿Por qué movía su pie de esa manera tan ansiosa? Kendall se agachó un poco más, y entonces lo que sus ojos entrevieron le llamo mucho la atención. Ethan, el capitán del equipo de futbol americano, ese que solo vivía a unas casas de distancia de ella, era quien estaba en el baño con ella, él era quien necesitaba un tutor. Kendall era bastante inteligente, y sabia muchas cosas, quizás ella podía ayudarlo, pero ¿Cómo proponérselo sin sonar como una acosadora? Y ¿Qué le podía pedir a cambio de la ayuda? Antes de que su cerebro cavilara bien en lo que hacía, abrió la puerta del baño y se descubrió ante Ethan. -¿Tu qué diablos haces aquí?- preguntó Ethan mientras miraba a la chica como si fuera un pordiosera completa. -Entraste al baño de chicas y yo… he escuchado tu conversación-Aseguro no pudiendo sentirse más tonta y apenada de lo que ya estaba. -No, tu entraste al baño de hombres-Él señalo el símbolo con el dibujo de un chico en la puerta. ¡Mierda! Perfecto-Había sido Kendall quien se había equivocado. -De todas formas, te he escuchado hablando-Ella llevo la conversación al punto donde quería. -¿Y…? -La miro con un gran interrogante en la cabeza. -Soy la chica más sabelotodo de la clase, puedo ayudarte con tu tutoría-Kendall levanto los hombros, intentado parecer más segura de lo que estaba. -No sabes qué tipo de tutoría necesito-Ethan se cruzó de brazos y adopto una aire arrogante-Y no me interesa la ayuda de alguien como tú. -Soy lo único que tienes, y no importa lo que necesites, se todo lo que podría necesitar conocer un chico como tú-Ella lo señalo de la misma manera en que él lo había hecho antes. -¿Cuánto cobras? -Ella tenía razón, Ethan sabía que no había nadie mejor que ella en por lo menos la ciudad completa. -No quiero dinero-Kendall bufo. -Yo no follare contigo por una tutoría-Las mejillas de Kendall no podían haberse encendido más de lo que ya estaban, ella no había pensado en absoluto en eso, además que esa palabra que él había usado le parecía tan irreverente que de pronto se arrepintió de su oferta. -Yo no quiero que tu hagas eso. -¿Entonces? -Ethan no podía sentirse más confundido. -Enséñame a ser como las chicas con las que sales-Ella balbució mientras él soltaba la carcajada más sarcástica que ella había oído en su vida-Es enserio-Volvió a pronunciar. -Eres una maldita desquiciada, ni en un millón de años serás como las chicas con las que salgo, te dejo con el espejo, quizás y el tenga algo importante que decirte-Ethan dio media vuelta mientras dejaba a una Kendall destrozada que se veía a través del espejo como la cosa más horrible sobre la faz de la tierra. Ethan tenía razón, Kendall no era en absoluto femenina, o sensual, o bella, ni siquiera en ese momento podía decir que era una chica limpia, ella era simplemente ... solo Kendall, y por más que le doliera, así eran las cosas. El problema era que Kendall no sabía si iba a poder seguir soportando eso que le dolía en el alma y le marchitaba el interior.
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