ZERO (I)

1721 Words
{MARGE}   - Vamos, tomad asiento- les digo con una sonrisa a todos los adictos que se van sentando a mi alrededor. Yo soy la presidente de la "Triple A" (Asociación de Adictos Anónimos), fundada en Monterrey, México, desde hace dos años. He trabajado con todo tipo de personas, todo tipo de adictos pero este es, por ahora, el grupo más variopinto con el que me he encontrado. Aún así, soy capaz de empatizar con todos ellos, es mi trabajo y es lo que soy, ayudar a las personas es mi vida. - Bueno, ya estamos todos. Me presento, yo soy Marge Reeves, tengo treinta años, soy psicóloga y vuestra presidenta en esta reunión. Estoy aquí para ayudaros a todos. Yo misma tuve una adicción, los tranquilizantes y sedantes. Me ayudaron en una asociación parecida a esta y decidí que esto era a lo que realmente quería dedicarme. Dicho esto... ¿Quién quiere empezar?- les pregunto mirándolos uno por uno. Es la primera vez que todos ellos vienen a esta asociación pero más o menos sé algo sobre sus vidas de los informes de cada uno. Son nueve y conmigo diez. Parece que nadie quiere empezar así que tendré que elegir a uno. - Tú- señalo a un hombre de pelo n***o y ojos marrones, que mira al suelo cabizbajo-. ¿Te importaría empezar? {MARTÍN} Alzo la cabeza hacia la atractiva y joven presidenta que me sonríe con dulzura. No sé como empezar a contar mi historia... Jamás he venido a una reunión de estas. Siempre he creído que mi problema no era un problema, hasta ahora. Se me ha ido un poco de las manos... - Buenas, soy Martín López- me presento. - Hola, Martín López- me saludan todos a la vez, lo que me produce un pequeño escalofrío. - Es la primera vez que vengo aquí así que no sé por donde empezar...- digo en voz un poco baja. - Por el principio- dice uno y algunos otros se ríen pero Marge los para con un gesto de mano. - ¿Qué tal por tu situación laboral y familiar?- me pregunta Marge con una sonrisita amable. - Vale- respiro hondo y empiezo-. Tengo treinta y cinco años, soy profesor de derecho en la universidad de Monterrey y estaba casado hasta hace dos semanas. - ¿Cuál fue el motivo de la ruptura?- me pregunta Marge. - El mismo por el que estoy aquí. Mi mujer y yo no nos poníamos de acuerdo en nada. Soy un tipo que cuando persigue una idea, no hay nada que pueda hacerme cambiar de opinión. Soy muy cabezota. Persigo mis ideales por encima de todo pero hay veces que mis ideales no concuerdan con el de los demás y siempre trato de hacerles entrar en razón, como con mis propios alumnos. No paro hasta conseguirlo, sea como sea... - Eso no es ninguna adicción...- se queja un hombre mayor que yo. - Sí que lo es- le corta Marge, asintiendo con la cabeza-. Se podría considerar manipulación de personas. - Exacto...- suspiro, cabizbajo. - Bien, Martín. Luego debatiremos sobre tu adicción, ahora pasemos al siguiente. Reflexiona mientras tanto- me dice Marge y se dirige a los demás-. ¿Algún voluntario? - Yo- se ofrece una mujer mayor. {MARÍA GUADALUPE} - Soy María Guadalupe Velazco, tengo cincuenta y nueve años- todos me dan la bienvenida y les sonrío amablemente-. En casa no tengo problemas, estoy felizmente casada con mi marido, tengo tres hijos y dos nietos. Soy enfermera y mi problema es con las pastillas. Empecé hace muchos años, cuando era una jovencita, pero nunca he querido aceptar el problema hasta ahora y por eso estoy aquí... - ¿Qué clase de pastillas?- me pregunta la joven presidenta. - Anfetaminas cuando era joven y estaba en temporada de estudios y ahora con las pastillas para dormir. Consumo más de la cuenta y eso me provoca malestares pero es que no lo puedo evitar...- suspiro. Todos los demás están callados, mirándome, algunos con empatía y otros indiferentes. Muchos pensarán que es una pérdida de tiempo escuchar los problemas de los demás pero es necesario para así poder empatizar los unos con los otros, darnos apoyo y salir de este bache que todos estamos sufriendo. - Entiendo- asiente Marge-. ¿Puedo preguntarte qué te llevó a ser enfermera? - Claro. Siempre me he preocupado por lo demás, soy una persona generosa y demostrativa por naturaleza, soy de esos que siempre te preguntan si estas bien, si te falta algo. Mi perfil concuerda con ese trabajo. Además, es algo que me encanta- sonrío. - Me alegro mucho- sonríe Marge-. Pero, aparte de preocuparte por los demás, deberías de empezar a preocuparte también por ti. Luego hablaremos sobre este tema. ¿Otro voluntario? Nadie responde así que Marge señala a uno al azar, a un hombre jovencito y muy arreglado. {JESÚS} - Soy Jesús González, tengo veintisiete años. Soy soldado. Rompí con mi pareja porque iba por mal camino, era una dejada en los estudios, estaba en paro, y no tenía ninguna meta en la vida. La quería mucho pero a pesar de mis intentos por convertirla en una persona mejor, de nada sirvió. - Bueno, lo siento si te molesta pero no creo que eso sea motivo para dejar a una persona si de verdad la quieres- me dice Marge. - Ahí está mi problema, soy un adicto a la limpieza y el orden, a la perfección. - Vale, eso si que no es un problema. ¿Podemos pasar al siguiente? Podría estar haciendo mejores cosas ahora mismo...- me corta el mismo tipo que interrumpió a Martín. - Tú eres Tony, ¿verdad?- le pregunta Marge y el chico joven asiente con la cabeza-. Si querías ser el siguiente, solo tenías que decirlo. - No es por ofenderos pero me divierte mucho escuchar los problemas de los demás, son tan insignificantes comparado con el mío...- se ríe Tony. - Bueno, pues mantén la boca cerrada, respeta a los demás y espera a tu turno- le dice Marge un poco cabreada y Tony asiente-. Bien, Jesús, ¿de dónde viene esa adicción a que todo sea perfecto en tu vida? - Como muy bien ha dicho Guadalupe, es mi naturaleza. Me imagino que por eso estamos todos aquí, porque la adicción que intentamos superar está en nuestro interior desde que nacimos. Yo soy un tipo que desde siempre me ha gustado tener todo programado, orientado al éxito, simpre me adapto a cualquier situación y soy muy ambicioso y consciente de mi imagen. Me siento muy seguro de mí mismo y tengo buena autoestima. Nunca lo había considerado algo malo pero tras mucho pensarlo, he venido para que me aclaréis si es algo que debo superar o no. - No, siguiente- bosteza Tony. - Tener demasiada autoestima sí que puede perjudicarte, te hace ser peor persona pero por el resto no veo que haya que cambiar nada. De todas formas, lo debatiremos mejor entre todos después- me dice Marge y asiento con una sonrisa-. ¿Tony, quieres ser el siguiente? - No, no- dice el joven-. Tengo curiosidad por saber el resto de adicciones, aunque espero que sea una de verdad y no estas mierdas. - Está bien- asiente Marge-. Tú, ¿quieres ser el siguiente? Marge señala a un jovencito que parece algo mayor que Tony y este asiente. {JOHNNY} - Soy Johnny Davis, tengo diecinueve años, y soy adicto al alcohol. - ¡Bien! ¡Por fin un problema de verdad! ¡Enhorabuena, chaval!- me aplaude Tony y lo miro de reojo fingiendo indiferencia aunque en realidad me irrita mucho. Marge lo manda a callar y me pide que siga hablando pero no tengo más que decir. - Supongo que si no has dicho nada más, significa que en tu casa todo va bien y no tienes ninguna relación- me dice Marge ladeando la cabeza. - ¡Claro que sí, en mi casa todo va bien! ¡A mis padres les encantan que me emborrache hasta caer rendido, mi novia me dejó por el mismo motivo! ¡Todo perfecto!- exclamo con una sonrisa exagerada-. Era ironía, por si alguien no lo había pillado. - ¡Vaya, este chico me gusta!- exclama Tony y lo miro mal. - Lo entendemos- asiente Marge-. Esa es una de las adicciones más habituales pero más difíciles de superar, aunque existen muchísimos tratamientos para ello. Por no hablar del daño que hace el alcohol al organismo y... Marge se interrumpe porque su móvil suena. - Lo siento, sé que no se permiten móviles encendidos en la reunión, pido perdón, pero es algo importante. Voy a cogerlo y enseguida vuelvo- nos dice Marge y se aparta al fondo de la sala. Tony coloca su silla al lado de la mía. - Tío, yo también soy adicto al alcohol- me dice él como si estuviera orgulloso de ello-. Pero hay algo de lo que soy aún más adicto. - ¿El qué?- le pregunto curioso. - Ah, ya lo descubrirás cuando llegue mi turno...- sonríe misterioso el chico. {MARGE} Coloco mi móvil junto a mi oído derecho. - ¡Marge!- es mi mejor amiga y compañera de piso. - ¡Rosa! ¿Qué ocurre? ¿Está bien Roberto?- le pregunto. Roberto es otro compañero de piso que hace unos días tuvo un accidente de moto y se encuentra en una situación crítica. - No lo sé, el hospital no contesta mis llamadas. He ido en coche pero no permite la entrada a nadie, está a rebosar, se escuchaba mucho jaleo en el interior. Estaban las ambulancias y los coches patrullas. He vuelto al piso. Estoy asustada, Marge- me dice mi amiga con un tono de pánico en su voz. - No te preocupes, mujer, habrá sido un fallo eléctrico en el hospital o algo parecido. Si pasara algo, ya nos habríamos enterado...- la tranquilizo. - No sé yo... Te juro que ahora mismo necesito una de tus sesiones...- suspira Rosa. - Tú tranquila. Termino de escuchar a estas personas e iré enseguida, no tardaré...- le digo en voz baja para que los demás no escuchen la conversación. - Oh, tía, no te lo vas a poder creer. Ha parado una ambulancia en el edificio de enfrente. ¿Qué coño pasa?- dice Rosa, nerviosa. - Tranquila- le susurro-. Será la gripe, hay mucho de eso esta temporada. Luego te llamo. Corto la llamada y me dirijo de nuevo a los adictos. - Muy bien- les sonrío sentándome en mi silla-. ¿Por dónde íbamos...?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD