Sinópsis

1033 Words
Me encontraba sentado afuera de los límites de mi reserva observando como comenzaba a desaparecer el sol entre los grandes árboles que me rodeaban.  Cerré los ojos y suspiré profundo; no buscaba quedarme aquí, no quería tener la obligación de cuidar a un grupo de personas, como lo hizo mi padre. El conocer más países, a más personas y sus culturas, me llena el cuerpo de adrenalina. Nunca he sido una persona cerrada o alejada de mis responsabilidades, pero a la edad que tengo en estos momentos, no veo la necesidad de estar cuidando de otra persona que no sea yo.  Volví a mirar el panorama que estaba ubicado frente mío, para después pararme de donde me encontraba y empezar a caminar de vuelta a la reserva, hasta que me detuve abruptamente. Comencé a escuchar una risa que provenía de más afuera donde me encontraba, la cual me generó un ligero escalofrío. Empecé a prestar una mayor atención de donde exactamente provenía esa risa y comencé a caminar hacia donde se encontraba dicho sonido.  Llegué a un pequeño parque de juegos donde se encontraban varios niños y niñas siendo cuidados por sus padres y madres. Comencé a observar a cada una de las personas que se encontraban allí, hasta que mis ojos impactaron en una niña que se encontraba jugando con una pequeña muñeca de trapo, lejos de todos los demás y un poco más cercana a donde yo me encontraba.  Decidido por irme de allí, realicé un paso en falso y mi pie piso una rama, generado así que esta hiciera un crujido. Me detuve a observar que nadie lo hubiera escuchado (cosa que no sucedió). La niña que momentos antes se encontraba sentada inmersa en sus pensamientos, se paró del suelo y comenzó a dirigirse a donde yo estaba parado observándola.  Me detuve en seco pensando que ella regresaría a jugar con su muñeca, cosa que (por lo visto), no funcionó. La pequeña niña se acercó sin miedo a mí y me miró fijamente con una pequeña sonrisa que comenzaba a surgir de sus labios. Fruncí el ceño en el momento que mis ojos se enfocaron en los suyos; estos eran de un color avellana preciosos. Cuando el sol le pegaba de frente, ambos círculos oculares brillaban como nunca antes había visto.  Una pequeña risa proveniente de ella me alejó de mis pensamientos y me enfoqué en las acciones que realizó. Sus pequeñas manos rodearon mis piernas generando un pequeño abrazo, causando que cada hueso y músculo de mi cuerpo se tensara al sentir su tacto.   El dejar que alguien me abrace genera en mí una completa y absoluta incomodidad; mi personalidad tiende a ser el de una persona fuerte, por lo que el yo abrazar o que alguien lo haga, me genera sentimientos no tan agradables. Mi mente comenzó a pensar de más las cosas al notar que su abrazo no me incomodaba. Una pequeña corriente eléctrica subió desde mis piernas hasta mi cabeza.  La niña seguía sonriendo de par en par, algo que comenzaba a incomodarme. Nunca he sentido la necesidad de estar cerca de una niña o niño. Yo me considero cero paciente con ellos, por lo que el tenerla aferrada a mí y no sentir algún tipo de rechazo por ella, no me está agradando del todo.  Después de cansarme al ver que no hacía nada por separarse de mí, me decidí por hincarme a su pequeña estatura para poder verla mejor. Una vez que nos encontrábamos de frente a frente, su sonrisa me deslumbró; con las manos arriba, seré honesto al decir que su sonrisa es la más sincera que he visto en décadas. La niña notó mi sorpresa por ella, por lo que su mano se acercó a mi mejilla y comenzó a tocar la parte de mi barbar y nariz, a lo cuál su tacto me hizo sacar un pequeño suspiró de mis labios.  Justo en ese momento, mi cabeza y corazón sabían lo que estaba pasando. Sabían lo que iba a pasar en cuantos años y sabían lo importante que esta pequeña humana iba a significar para mí. Con toda la fuerza del mundo decidí por pararme de ahí y alejarla con mi brazos de mi cuerpo.  - Regresa a jugar con tu muñeca - Susurré a lo que ella negó - Pequeña humana, yo sé que no vas a entender nada de lo que te voy a decir a continuación, pero vas a tener que olvidar este momento hasta que sea el tiempo adecuado - Su cabecita se inclinó un poco escuchándome atentamente.  Al notar aún más sus facciones, me di cuenta lo bella que iba a ser a lo largo de los años, por lo que entre mi cerebro y yo, nos debatimos en que decirle a continuación.  - Escúchame bien humana - Suspiré - Vas a esperar por mí, hasta que tengas la edad suficiente para conocerme - La miré con toda la seriedad del mundo - De igual forma, se te va a hacer difícil el amar a alguien más que no sea yo, ese sentimiento solo lo tendrás conmigo. Ahora - Me paré - Puedes irte a jugar.  Asintió. Su cuerpo dio una vuelta completa hacia donde se encontraba anteriormente y comenzó a jugar nuevamente con su muñeca Me quedé ahí durante unos minutos más, hasta que vi a una señora que se acercaba a ella y la agarraba de la mano, para después irse de allí. Me dirigí a paso lento hacía mi manada y vislumbre de lo lejos a mi madre.  - ¿Hijo?  - La miré a los ojos - ¿Está todo bien? Se acercó alarmada a donde yo me encontraba, mientras su mirada reflejaba un sentimiento de preocupación. Subí una de mis manos a mi rostro y comencé a darme cuenta que me encontraba llorando.   - Todo bien madre - Le sonreí agarrándola de las manos. Respiré profundo y la miré - La encontré madre - Murmuré.  - Oh mi amor - Me sonrió - ¿Y dónde está ella? - Empezó a voltear a todos lados sin poder encontrarla.  - Aún no está conmigo madre - Suspiré - Pero pronto lo estará. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD