Trabajo Duro

3281 Words
Capítulo 1 Trabajo Duro [En alguna calle de la ciudad de Bogotá…] La gran camioneta Ford Explorer de color gris plata freno de golpe al llegar al semáforo que daba el cruce de la avenida, Andrea y Santiago estaban en ese momento a bordo de ella, llevaban también en el asiento trasero un guacal grande que tenía un cachorro de perro de r**a rottweiler adentro, al cual habían apenas  nombrado Cody, el cachorro estaba algo inquieto, daba bastantes giros en su lugar hasta que por desgracia hizo caer de lado el guacal que lo contenía quedando aprisionado entre el asiento del conductor y la silla de atrás, Andrea se estiró para intentar ayudar al cachorro, Santiago también intento ayudarle al notar que el pobre cachorro lloraba al haberse golpeado con las paredes del guacal, en medio del ruido de la ciudad era norma identificar los motores de alguna motocicleta en especial, un peculiar sonido se acercaba mientras la pareja reía intentando acomodar de nuevo el cachorro en su silla, el fuerte sonido de una motocicleta paso a su lado y se detuvo metros delante de la camioneta, a la vez que otra motocicleta muy similar estaba ubicada sobre la avenida, pero pasaban desapercibidas en el tráfico normal de la ciudad, cuando el semáforo cambio a verde la camioneta avanzo, pero algo hizo que esta se detuviera de golpe apenas comenzando el cruce, pues como si Santiago lograra identificar lo que pasaba, logro ver que uno de los conductores de la motocicleta sacaba de detrás de su maleta una pistola semiautomática con lo que parecía ser un silenciador, la moto se detuvo metros delante de la camioneta y al detenerse apunto directamente hacia la camioneta que se había detenido, Santiago acelero de repente arremetiendo contra el motociclista mientras este intentaba disparar su arma hacia la camioneta, pero solo logro impactar el parabrisas y las luces de la camioneta, el motociclista cayó al suelo al lado de la motocicleta todoterreno, aparentemente inconsciente por el impacto de la embestida, Andrea no sabía ni reaccionaba a nada de lo que estaba pasando, de repente un auto sedan blanco se acercó deprisa, de él sé bajo Héctor, amigo y escolta de Santiago que apuntando su arma de dotación se acercó al cuerpo del motociclista que se hallaba en el suelo, pero justo en ese momento se escucharon una serie de disparos que parecían interminables, la ventana de la puerta del piloto estallo en mil pedazos y el acero de la puerta se doblaba con cada impacto de bala, mientras Santiago halaba a Andrea del brazo haciendo que se agachara y se cubriera, la mujer solo logro cubrir su cabeza con sus brazos, Héctor que estaba al descubierto sobre la calle acciono su arma contra el motociclista que estaba en el suelo pensando que era el Héctor que disparaba pues lo vio moverse, pero cuando los disparos cesaron lo único que se escuchó en la avenida además de los gritos de los transeúntes, fue el fuerte sonido de una motocicleta acelerando, pues los disparos provenían del arma de otro motociclista que estaba esperando sobre la avenida y había quedado a la izquierda de la camioneta, Héctor apunto su arma hacia el sicario que se alejaba, pero no disparo pues si fallaba podía herir a alguna persona inocente, el conductor del sedán blanco rápidamente trato de maniobrar y acelero para darse a la persecución de la motocicleta, pero era ya muy tarde, no había siquiera un rastro que seguir. Santiago volvió en sí luego de que terminaran los disparos y escuchar que la moto se había alejado, los vidrios rotos estaban sobre su cabeza y espalda, no podía escuchar con claridad pues el sonido de los disparos habían sido muy fuertes, noto que ya lograba escuchar al notar los gritos de las personas que habían presenciado el atentado, pues el sicario disparo desde apenas unos pocos metros, su mente rápidamente trajo consigo la preocupación por su amada Andrea, miro a su derecha, la mujer estaba aparentemente ilesa, Santiago la ayudo a incorporarse sobre el asiento del copiloto, estaba asustada y desconcertada, ella debido a su amor por los animales solo pudo pensar en algo en ese momento, intento girar para asegurarse de que el cachorro Cody estuviera bien, pero al intentar alcanzarlo sintió un fuerte dolor en su abdomen, Andrea toco su vientre justo por debajo de su última costilla izquierda y noto horrorizada que su ropa estaba ensangrentada, Santiago abrió de golpe su puerta y bajo corriendo, dio la vuelta a la camioneta e intento auxiliar a Andrea que estallo en llanto por el dolor, Héctor también se acercó corriendo para auxiliar a los ocupantes de la camioneta, pero al ver a Andrea herida hizo señales para que el sedán blanco se acercara, Santiago rápidamente soltó el cinturón de seguridad e intento de que Andrea se mantuviera despierta. —¿Por qué hicieron eso…? —pregunto ella confundida en medio de un sollozo por el dolor. Santiago la miro a los ojos con lágrimas en el rostro, se quedó totalmente mudo, no tenía ninguna respuesta lógica en ese momento, él creyó en verdad que su pasado había quedado enterrado y había pedido a la vida no volver a vivir en medio del fuego y la sangre. Andrea logró salir de la camioneta, pero no aguanto ponerse de pie, Héctor la tomo en sus brazos y la ayudo a subirse al sedan blanco por la puerta trasera, Santiago abrió la puerta trasera de la camioneta y tomo rápidamente sus pertenencias además del bolso y la maleta de su amada, miro con sorpresa el guacal donde el pequeño perro aún chillaba asustado, acerco el guacal hacia la puerta, pero no lo tomo y deprisa se subió por el otro costado del auto. —! A donde Olimpo ¡— Grito el hombre al subirse al carro. El joven que manejaba acelero ferozmente y avanzo por la avenida a gran velocidad maniobrando en medio de los otros carros. Héctor era un señor frío y calculador, como le decían en el medio un “Perro viejo habilidoso”, el hombre en el momento que el sedán blanco se alejó, sabía muy bien que debía hacer, regreso a la camioneta, tomo los papeles de la guantera y todo lo que pudiese identificar fácilmente a los ocupantes, lo guardo todo en sus bolsillos, tomo el guacal del cachorro y por último se acercó al motociclista que yacía muerto en la mitad de la vía, se abrió paso en medio de las personas que con curiosidad y miedo ya se habían acercado, se arrodilló y noto con gran decepción de que era apenas un joven al que él le había disparado, “De seguro no tenías por qué hacer esto…” pensó el hombre mientras inspeccionaba los bolsillos del muchacho, solo hallo un teléfono celular, verifico la maleta y había un par de placas de moto falsas pero no le dio importancia, las personas que se hallaban cerca no fueron capaces de decirle nada ni cuestionar al hombre que levantándose tomo el guacal del cachorro y se alejó caminando en medio de las personas que con miedo y curiosidad se acercaban, el hombre camino unas cuantas calles pasando desapercibido, se escuchaba ya a lo lejos las sirenas de policía y de ambulancia que de seguro ya estaban en el lugar del ataque, pero para Héctor esto solo fue un día más en este duro trabajo que eligió desde joven, el hombre se sentó muy tranquilo en una banca de un parque, acomodo al cachorro a su lado y noto preocupado que uno de los oídos del pequeño perro estaba ensangrentado, abrió el guacal para revisarlo, pero al parecer no era nada, por un momento se asustó pues pensó que el can estaba herido, sin embargo había que llevarlo al veterinario, y no había más lugar al que llevarlo que a la clínica de Andrea, Héctor se mostraba un poco despreocupado a pesar de haber acabado de vivir un tiroteo, pero era que el hombre había vivido ya mucho tiempo en medio de las balas, no era que él en su momento no sintiera miedo de lo que hacía, era solo que un corazón y mente cansados de la violencia, a su edad era ya razón suficiente para no temer a morir. El hombre escribió un mensaje de texto al número de Santiago avisando que llevaría el perro a la clínica y que estaría al tanto de lo que sucediera. Santiago había sacado de la maleta de Andrea unas cuantas compresas y gasas para sostener la hemorragia en el abdomen de la mujer que no dejaba de lamentarse por el dolor. —Parece que no es grave amor…—dijo Santiago tratando inútilmente de calmar a su prometida. Santiago sacó su teléfono celular y marco un número que no tenía nombre de contacto, no saludo ni se presentó al momento que le contestaron —Mujer, 30 años, herida de bala en el abdomen… a la izquierda… ya vamos llegando…—explico Santiago. —Ye doy aviso…—le respondió al instante una voz grave. Johan el joven conductor iba lo más rápido que podía por las calles de la ciudad, para llegar rápido a la clínica donde el doctor Olimpo trabajaba, la mujer no dejaba de quejarse por el dolor, al cabo de unos segundos el sedán blanco llego a la entrada de la clínica, sin mediar ninguna presentación comenzó a pitar, el guarda de seguridad reconoció al instante el auto y abrió la reja, el auto entro deprisa y estaciono rápidamente en la entrada de urgencias de la clínica, Johan y Santiago ayudaron a bajar a la mujer que parecía ya no reaccionar al dolor que padecía en ese momento, una doctora se acercó de inmediato llevando una silla de ruedas, como pudieron sentaron a la joven en ella y corriendo la doctora se la llevo de inmediato para que fuera atendida, Santiago la seguía de cerca, la detuvo se detuvo y pidió al camillero ayudara a acomodar a la mujer sobre una camilla, entre los 3 la ayudaron a levantar y el camillero siguió trasportando a Andrea por el largo pasillo, Santiago corriendo al lado de la camilla sostenía su mano, la mirada de Andrea aun confundida por lo que había pasado conectaba con la de Santiago que sentía deshecho su corazón al ver a su amada de nuevo involucrada en una desgracia que sabía él había provocado de alguna manera, Andrea lo miro a los ojos y con voz baja le dijo. —No fue tu culpa amor...— —Perdóname…—respondió él al tiempo que la camilla entraba a la sala de cirugía. Él se quedaba atrás soltando la mano de Andrea, pues una de las enfermeras le impidió el paso, pero su amada seguía viéndolo desde adentro de la sala, mientras la enfermera cerraba la puerta, Andrea veía a su prometido quedarse afuera, Santiago golpeo la puerta con ambos brazos al sentir la impotencia de no poder hacer nada por su amada, su llanto era provocado por la rabia, cayo de rodillas a las afueras de la sala de cirugías, una enfermera que presencio el lamento del hombre, se acercó a él y le ayudo a levantarse, sus brazos y manos estaban ensangrentados la enfermera sorprendida y al identificar quien era él, lo llevo al consultorio de uno de los dotores donde le limpiaron los brazos, en un momento el intento quitarse su camisa, pero un profundo dolor le impidió levantarse su brazo izquierdo, la enfermera le quiso ayudar, ya que noto que el joven estaba herido en su brazo, el doctor lo miro con más detenimiento, aunque al parecer solo había sido un roce de la bala así que solo realizo una curación y le coloco una férula para su brazo, pero Santiago en ningún momento había notado que estaba herido, quizá fue la adrenalina del momento o el hecho de que no era la primera vez que varios disparos pasaban cerca de él, el hombre pidió al doctor y la enfermera le dejaran solo en el consultorio, él miraba su mano derecha con la mirada perdida, aún se notaban las manchas de sangre en ella, la sangre que de hecho era de su amada, la rabia y la impotencia despertaron en él un llanto y un sollozo que se escuchó hasta afuera del consultorio. No sabía ni tenía idea en ese momento de quien había sido el responsable, pues el mismo se había encargado de cubrir cada detalle, cada trato, cada favor y negocio de su anterior vida, cada pendiente de su familia y de su padre él lo había solucionado y a la fuerza sea quien fuese el responsable lo había vuelto a meter en una vida que hasta el momento solo le había traído dolor y perdidas. [Dos años antes, en algún lugar de Bogotá…] El himno nacional y el discurso de bienvenida dieron la pista inicial para la ceremonia de graduación de la facultad de Medicina Veterinaria, los estudiantes estaban a minutos de convertirse al fin en profesionales de la medicina veterinaria, luego de tanto esfuerzo, dedicación y haber luchado contra diferentes obstáculos en todo ese tiempo donde la gran mayoría de estudiantes centraron sus vidas en conseguir un título profesional en aquello que les apasiona desde que eran niños, y la vida para la gran mayoría había sido así de ideal, excepto para Andrea, una joven aun de 28 años, ella siempre fue la mayor de sus compañeros y en ocasiones el amor imposible de algunos de sus pretendientes que la admiraban por su personalidad y belleza caso fue en algún momento el de Thiago, uno de tantos que en su momento intento conquistar a la joven sin ningún éxito pues él había creado la fama de ser mujeriego e incluso aprovecharse de la ingenuidad de las chicas que recién entraban a la universidad, costumbre que Andrea repudio y desprecio en todo momento. Andrea había tardado más de 7 años en completar su carrera, y cualquiera de sus compañeros hubiese podido comentar o juzgar que fue mucho tiempo, pero pocos en realidad sabían que desde que ella tuvo 20 años soñó con ser una ejemplar veterinaria y que trabajo cada día por lograrlo, pues cuando salió del colegio a sus 18 años tuvo que buscar cualquier empleo que le ayudara a ahorrar lo necesario para comenzar a estudiar, al mismo tiempo que ayudaba a sus padres Fabio y María, a cubrir con los gastos de vivienda y comida, además de asegurar que su hermana menor Emily lograra seguir sus estudios en el colegio privado que le brindaba una mejor educación que la que su hermana mayor había recibido, ellos venían de un barrio popular de la ciudad de Bogotá, nunca habían contado con mucho dinero, pero sin embargo nunca habían pasado hambre o necesidades, pues Fabio y María trabajaban juntos confeccionando ropa y esto lograba cubrir los gastos más esenciales. Andrea en cuanto tuvo la posibilidad de pagar su colegiatura se vio en la necesidad de buscar la mejor universidad privada que estuviera a su alcance económico, las opciones no fueron muchas, pero al fin pudo comenzar a estudiar, pero eso solo fue el inicio de las dificultades pues sus padres no podrían cubrir ciertas responsabilidades económicas, así fue como Andrea en su momento hallo la oportunidad de trabajar los fines de semana con tal de poder seguir teniendo la posibilidad de estudiar, al principio fue más que difícil sostenerse y a la vez ayudar a su familia, pero por suerte la joven era trabajadora y una hermosa persona que siempre hizo su trabajo honestamente como sus padres con mucho amor y responsabilidad le enseñaron. A lo largo de su carrera tuvo que trabajar desde vendedora en la calle hasta de mesera en un elegante restaurante de la ciudad, hasta que cuando cumplido los requisitos académicos logro convencer a una de sus profesoras para que la dejase trabajar junto con ella en una pequeña clínica veterinaria, al principio el costo bastante acostumbrarse al duro trabajo de una clínica veterinaria que recibía animales de todas partes de Bogotá y en todo momento, pero fue en ese lugar donde Andrea consiguió la práctica y el conocimiento que necesitaba para darse cuenta de que la medicina veterinaria era más que su pasión el amor de su vida. De esta manera fue que Andrea luego de tanto sacrificio o lucha logro completar su carrera y estaba a pocos minutos de recibir su tan añorado título. El rector de la universidad acompañado del decano y los administrativos de la facultad de veterinaria llamaban uno por uno a los estudiantes que llenos de felicidad y orgullo recibían su diploma, Fabio y María junto con Emily miraban desde atrás del auditorio expectante a que su hija y hermana mayor fuera llamada a recibir su diploma, luego de varios minutos al fin llamaron a la joven que con algunas lágrimas de felicidad en su rostro camino por el escenario y recibió con orgullo su tan añorado y luchado diploma, pero el decano y en especial su maestra y mentora le hicieron mención de honor por sus merecidas notas y en especial por su inagotable esfuerzo entregándole un diploma adicional, el llanto de felicidad de sus padres no se hizo esperar al momento de que escucharon mencionar el nombre de Andrea, bajo la expresión apenada de Emily que solo aplaudía. Luego de la entrega de los diplomas los estudiantes en ese momento profesionales recitaron el juramento de los médicos y médicas veterinaria, seguido del tan esperado lanzamiento al aire del birrete y posterior celebración, Thiago en especial busco a Andrea para darse mutuamente las felicitaciones luego de que la ceremonia terminara, pero la joven solo lo saludo con cordialidad y en su lugar busco apresuradamente a su familia, su padre fue en busca de ella para abrazarla con tal cariño y felicitarla por tan merecido reconocimiento, seguido por su madre que le dio la bendición y a abrazo con emotiva ternura, y por último Emily que solo le abrazo pues las muestras de afecto aún le incomodaban un poco a sus 16 años, luego de salir del teatro la familia unida abordo el carro de Fabio, un Renault 4 del año 90 que aún funcionaba a la perfección, los padres de Andrea tenían una sorpresa preparada, pues habían reservado un almuerzo en un restaurante clásico colombiano, el detalle no era lo más complejo, pero sus padres lo habían hecho con todo el amor que sentían, llegaron al restaurante y se ubicaron en la mesa que los meseros habían decorado, Andrea rompió en llanto en el momento que vio que su padre, con mirada y expresión sospechosa trajo de su carro una caja que contenía un fonendoscopio de uso veterinario, era el regalo perfecto para ella que no paraba de llorar y abrazar a sus padres, la emotiva, pero sencilla celebración termino cuando la familia pasada la mitad de la tarde volvió a su humilde casa, los padres de Andrea tuvieron que volver un poco a la realidad al ponerse a trabajar en cuanto llegaron pues tenían aún tareas pendientes que no daban espera, Emily y su hermana se sentaron a ayudar a organizar los cortes de tela y agruparlos por las tallas correspondientes, pues al fin y al cabo esa sencillez, ese trabajo constante era el que había caracterizado no solo a Andrea sino a su familia, esa unión en todo momento eran los principios que demostraban que con trabajo duro no había un límite en sus logros.
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