I

3293 Words
Londres, 1815 La ventana de mi habitación permanecía húmeda tras una noche de lluvia, el jardín trasero estaba tan verde y esplendoroso, eso me recordaba a mi hogar en Surrey a lo hermosa que era mi vida en aquel campo rodeado de árboles y flores. Extrañaba tantas cosas, incluso a mi necio padre. -Lady Savannah, buenos días. ¿Por qué está en pie tan temprano? - la doncella me miró desde la puerta con una cubeta en sus manos que humeaba - le he traído el agua para su baño, con rosas como le gusta - aquello logro animarme sin duda. - Ya te he dicho que puedes llamarme Savannah, a secas. Amber, al menos a solas, detesto tanta formalidad - le digo a mi doncella poniéndome de pie y deshaciéndome de mi camisón. - A su tía, Lady Remington, no le hace mucha gracia que el personal se tome esos atrevimientos para con usted milady, ya sabe lo que paso con el mozo de cuadras por llamarla por su nombre – asiento en respuesta, porque por más que lo intente. No pude evitar que aquel pobre hombre fuera despedido - nosotros sabemos que no es su culpa milady. Así que no se preocupe, el joven Aarón está bien, su tía solo lo ha echado por descarado, es así como ella lo ha llamado. - Me sumerjo en la bañera de agua tibia, y el olor a rosas me transporta lejos, a unos campos hermosos llenos de magnificas flores. Olvidando por un momento donde estoy, y por qué estoy aquí. Encontrar un esposo. - ¿Que peinado quiere hoy milady? - yo finjo pensarlo pero ya sé que ella tiene algo en mente - si me permite una opinión. Una trenza francesa quedaría bien y haría resaltar esos ojos suyos. ­-Está bien Amber, me gusta esa idea. Además, mi tía se escandalizaría al verme con el cabello desatado de nuevo. – Ella se toma unos minutos más en los últimos retoques y sonríe ante su trabajo. Me observo en el espejo de cuerpo completo, mi piel pálida y mis ojos tan azules que aquel vestido que llevaba los hacia brillar, era un azul claro maravilloso con detalles en blanco que lo convertían en un vestido delicado y hermoso. Mi cabello rubio con unos mechones más oscuros recogido en una trenza perfecta. No estaba en desacuerdo con mi apariencia física, pero verme me hacía recordar a mi madre, y escocia un poco. Porque ella había muerto, la había perdido. Y junto con ella a mi padre, porque algo en él había muerto el día que ella falleció. -Esta hermosa, como siempre lady Savannah - yo solo sonrió y siento a mis traicioneras mejillas sonrojarse - Cualquiera diría que una señorita de alta cuna como usted estaría familiarizada con los cumplidos milady, pero usted es la excepción de la regla. Cuando estoy a punto de contestar un ligero golpe suena en la puerta de mi habitación y por ella entra una resplandeciente mujer en sus 40 años ataviada de un vestido marrón sobrio que no le quita la menor belleza a su portadora. -Savannah, querida estás hermosísima en ese color, felicitaciones Amber has hecho un magnífico trabajo. Como siempre - mi doncella sonríe haciendo una pequeña reverencia y desapareciendo con sigilo por la puerta. - Gracias tía Hannah, la verdad es que he tenido mucha suerte, Amber siempre sabe qué es lo correcto para usar, y gracias por esos nuevos vestidos todos son muy hermosos - ella sonríe con cariño y se acerca a mí  y nos pone a ambas frente al espejo. Era hermosa con unas pocas arrugas surcando su pálido rostro y su cabello castaño claro recogido elegantemente y sus ojos avellanas que se llenan de lágrimas. Sabía que me veía como esa hija que nunca pudo tener. -Eres igual a tu madre Savannah, tan hermosa como lo fue ella, tan fina y delicada mi niña - yo sonrió con nostalgia al recordar a esa mujer maravillosa que se marchó antes de tiempo - Eres su vivo retrato y me alegro que estés aquí querida, sé que esto a ti no te gusta ni un poco, pero ella amaba los bailes... era mi mejor amiga, mereces ser feliz y yo le debo eso a ella, se lo prometí - hablar de mi madre siempre logra maltratar más mi corazón. - Ven vayamos a desayunar, en un par de horas vendrán unas viejas amigas con sus hijas quieren conocer a la hija del conde de Ibree y comprobar si es tan hermosa como las madres casamenteras murmuran por ahí - ella sonríe con malicia porque ella más que nadie está enterada de los rumores que corren por todo Londres, donde se me considera nada más y nada menos que un ángel de porcelana, menuda tontería. La mañana corrió rápido entre tanto entusiasmo de mi tía que fue inevitable contagiarme, justo estaba hablando de lo mal que estaba la sociedad en estos tiempos donde se interesaban más en el dinero que en uno como persona, me hizo prometerle que haría lo imposible por casarme con amor. En ese mismo momento entro el mayordomo y con una elegante reverencia llamo su atención. -Dígame Jones que se le ofrece - dijo mi tía con simpatía a lo que el mayordomo abrió mucho los ojos y me miró con desconcierto ante la actitud de mi tía yo solo pude ocultar una risita. Generalmente era bastante tosca con la servidumbre aunque yo no veía nada de malo en tratarlos con respeto. - Lady Beckham, Lady Morrison, Lady Griffin y sus hijas están aquí, su excelencia - Jones respiro de forma silenciosa para recuperar el aire después de haber dicho tantos nombres. - Hágalas pasar Jones y traiga té y pastas por favor - el quedo aún más descolocado ante el ''por favor'' de tía Hannah y salió murmurando algo para sí mismo. Por la puerta entraron un revoloteo de faldas y sombreros mirando aquí y allá. -Hannah querida, qué alegría verte - dijo una mujer con un marcado acento acercándose a ella y abrazándola cuando ya estuvo de pie - estás resplandeciente como siempre. Después de alardes, abrazos y risitas la atención se centró en mí y de inmediato me sentí pequeña. -Ella es mi sobrina Savannah Ainswoth, hija de mi hermano el conde de Ibree - las mujeres y las jóvenes me miraron y sonrieron mirándome de pies a cabeza. Sin disimular siquiera, eso me hacía sentir aún más pequeña. - Eres igual a ella... Eres la viva imagen de Vivian - dijo una mujer con su nariz pequeña llena de pecas - Soy Lady Griffin, pero puedes llamarme Pru, era amiga de tu madre y lamento tu perdida querida. Ella era un ser maravilloso y bondadoso - sus ojos brillaron con lágrimas - Ella es mi hija Suzanne - una chica un poco mayor que yo hizo una pequeña reverencia con una sonrisa en su rostro también lleno de pequeñas pecas, su cabello tan rubio que parecía blanco y sus ojos grises. - Y ellas son lady Beckham y su hija Isabela - dijo apuntando a una mujer de cabello n***o con una sonrisa cariñosa en su rostro y a su lado una chica de cabello castaño y ojos oscuros - Y ella es lady Morrison y su hija Amanda - ellas solo asintieron en respuesta mirándome de forma tosca y mordaz. Ambas rubias de ojos grises. -Es un gusto conocerlas a todas – ellas sonrieron ante mis palabras, bueno casi todas las dos últimas parecían que no les causaba gracia nada de aquello. - Fuimos amigas de tu madre y nos alegra al fin volver a verte. -Igualmente, eso me hace sentirla más cerca. Gracias a ustedes. Las mujeres se enfrascaron rápidamente en su conversación de encajes y flores. Y las chicas me miraban con simpatía, o al menos dos de ellas. -Mi madre me ha hablado muy bien de la tuya, dice que era alguien maravilloso que parecía un ángel - dijo lady Isabela mirándome con un brillo de nostalgia - a ti también te han apodado con ese nombre las mujeres de Londres - su sonrisa fue sincera y de inmediato me sentí cómoda. - Una mera tontería si me permiten opinar - dijo la chica rubia de manera altanera mirándome como si yo fuese una basura en su elegante zapato, era hermosa y sus rasgos eran delicados y finos - Un ángel, por favor, como si eso fuese posible - ella estaba siendo bastante grosera, yo no estaba acostumbrada a semejantes desplantes. No porque me creyese más que ella, sino porque yo era fiel a mi creencia de que todos merecíamos respeto. Las otras chicas la miraron con censura. - Bueno sin ánimos de ofenderla. Es lo que la gente dice, no es como si yo misma estuviera haciendo correr semejante rumor. No es amable la manera en la que habla –dije sin poder evitarlo, las otras asintieron y sonrieron ella solo arrugó más el entrecejo. - ¿Cómo es crecer en el campo? Nosotros solo vamos en verano y siempre acaba demasiado pronto - dijo lady Suzanne, como tratando de cambiar el tema inicial - debes extrañarlo mucho. - Si, muchas veces y más aquí que lo único verde y lleno de pasto es el patio. Además aun no me acostumbro a estar encerrada, me gusta mucho cabalgar pero tía Hannah no es muy fanática de ello - digo sin siquiera pensarlo y ellas ríen mientras lady Amanda nos ignora sin descaro. Estaba claro que no encajaba en este grupo. Era de esas chicas prepotentes y vanidosas con las que yo nunca había congeniado. - Niñas vamos a Hyde Park – pude ver como tía Hannah se ponía de pie. Hyde Park grande y esplendoroso lleno de mujeres, niños y jinetes que iban de aquí para allá enfrascados en sus conversaciones y yo solo me maravillo del lugar y pienso como no pude no haberlo visto antes. -Londres tiene sus beneficios, puedes asistir a esos hermosos bailes que organizan las madres casamenteras y encontrar un esposo de buena familia, mamá dice que este año hay chicas que parecen sacadas de cuentos de terror - dijo lady Amanda mirándonos de reojo. - Yo prácticamente tengo a mi futuro esposo. Dentro de poco se sabrá de nuestro compromiso - dijo ella mordaz con una sonrisa angelical en su bello rostro. - Eso es lo más odioso que has dicho hoy Amanda, no llevas más de dos bailes y ya tienes pretendiente... imposible... es también tu primera temporada - Isabela parecía indignada ante aquella chica tan poco discreta y presumida. - Es imposible para ti que careces de modales y eres completamente horrible y ordinaria ¿quién ha dicho que ese color naranja te favorece siquiera? - dijo mirándola como se mira a un montículo de estiércol - Para mí que he estado toda mi vida preparándome para este momento es algo meramente fácil, y además soy hermosa por donde me mires y yo si tengo clase- aquella chica era altiva e insoportable, era el estereotipo de chica que vivía de apariencias. Mi paciencia se hacía nudos cada vez que hablaba, pero de algo estaba segura y es que mi respuestas mordaces solo armarían revuelos y escándalos. - Bueno pues lamento decirte Amanda querida, que tienes competencia para llegar a ser la mujer más bella de Londres esta temporada - dijo lady Isabela cruzándose de brazos y dejando de caminar. Para confrontarla. - Eso es irracional, no hay, nadie... ni en Londres, ni en sus cercanías que se acerque a mi belleza - ella alzo el mentón con orgullo y sus ojos grises centelleantes. - Irracional no, solo que con tu ego tan enorme como el mismísimo mar, no ves eso que tienes en tus propias narices - dijo Suzanne sumándose a la disputa - Lady Savannah es tan hermosa o aún más que tú, y es completamente diferente a ti en cuanto a modales se trata, solo hay que verla para que comprobarlo y tratar con ella para certificarlo... tú no eres más que una víbora de ciudad ponzoñosa y envidiosa metida en un vestido caro y elegante - dijo lady Suzanne con sus mejillas completamente rojas. Yo jadee sin poderme creer aquello que había oído y visto, pero lo que venía a continuación no pude esperarlo. –Chicas, ya basta. Vamos a buscar a tía Hannah, no armemos un escándalo. Amanda, casi rebuzno con la furia estampada en su rostro ahora completamente rojo y camino un paso cerca de Lady Suzanne para estirar su brazo y empujarla con fuerza a la pequeña charca llena de patos y barro donde ella callo con un grito y un chapoteo, Amanda dio luego media vuelta yéndose sin más, dejando a Suzanne con su ropa y rostro lleno de barro y surcado en lágrimas. -Suzanne, ¿Estas bien? O dios mío... tranquila traeré ayuda - dije agarrando mi vestido para ir a donde se encontraban tía Hannah y sus amigas, pero un duro golpe y un grito pararon mi cuerpo que se estampó con fuerza al suelo dejándome levemente fuera de lugar. Solo oía voces lejanas y una brisa en mi rostro y cuando trato de abrir los ojos el sol estaba tan brillante que me era imposible terminar de abrirlos. -Gracias a dios, solo estaba desmayada - oigo a tía Hannah y abro los ojos para encontrarme con unos ojos azules mirándome con atención. -¿Milady se encuentra bien? ¿Puede moverse? - yo solo asiento tratando de sentarme y cuando lo logro me encuentro con un circulo de señoras mirándome con horror y a una chorreante Suzanne mirándome con su bonito rostro lleno de barro. Lucia tan asustada. - Savannah, gracias a dios que estás bien ¿Qué ha pasado? - mi tía tiene sus mejillas llenas de lágrimas que no se preocupa en ocultar o quitar. - No lo sé yo... no sé qué paso exactamente - digo poniéndome de pie con el caballero ayudándome. – Iba a buscarte, pero no sé qué sucedió. Choque contra algo. - Yo puedo explicarle que paso lady Remington - dijo lady Isabela que sostenía a una temblorosa Suzanne completamente sucia - Lady Amanda ha empujado a Suzanne a la charca y Savannah iba a por ayuda tan apurada que no se fijó en el caballero que venía en su caballo, y ha chocado con ellos, todo este alboroto es obra de Amanda - dijo perdiendo totalmente su compostura. Y apuntándola con rabia. - Eso no es cierto, ella tropezó y yo fui por ayuda - dijo ella mirándonos con altanería, - y además yo no tengo culpa de que lady Ainswoth no haga más que ser torpe -tía Hannah estaba con su semblante tan serio como jamás la había visto. Y respiro profundo antes de hablar. - Ya basta, Savannah querida. Vamos a casa inmediatamente haré que un médico te revise al instante. -No es necesario tía, estoy bien. Solo algo desorientada – ella no parecía estarme escuchando. Lucia furiosa. - Permita que yo las escolte lady Remington ha sido mi culpa que cayera, vi cuando la señorita callo y venía a auxiliarlas que ni siquiera me fije por donde iba - tía Hannah pareció al fin fijarse en el caballero y su mirada cambio de turbia a completamente brillante y nerviosa. - Lord Starling, que descortés he sido no me fije que era usted, disculpe usted mi ineptitud - el niega con la cabeza mientras aun sostiene mi brazo evitando que caiga de nuevo al suelo. El golpe me ha dejado mareada. - Discúlpeme usted a mi Lady Remington, por haber hecho este desastre con... - me vio sin perderse ningún detalle de mi rostro y yo no tuve ocasión de estar más incómoda. - Ella es Lady Ainswoth, mi sobrina... hija de mi hermano el conde de Ibree - ella formalizó la presentación ahora tomándome en un abrazo protector llevándome lejos de aquel caballero. - Es un verdadero placer conocerla Lady Ainswoth - sus ojos brillaron y sus labios formaron una pequeña y deslumbrante sonrisa. - Lord Starling para servirle. - El placer es mío milord - digo en un susurro y parece que el espectáculo ha terminado porque solo nos rodean las amigas de tía Hannah. - Agatha, te espero en mi casa en una hora. No voy a tolerar que tu hija sea tan descortés con mi sobrina, esto ha sido una total falta de respeto - dijo tía Hannah queriendo parecer serena pero estaba tensa y muy lejos de estar serena como quería aparentar. Lady Morrison y su hija saliendo en carrera fuera del parque con sus cabezas altas y mirando por encima de su hombro a todo el que se atrevía a mirarlas. -Permítame buscarles una calesa para que las lleve a casa Lady Remington, es lo menos que puedo hacer - mi tía sonrió con dulzura ante el caballero y asintió. *** James Leí de nuevo aquel bendito papel por tercera vez en media hora, no podía concentrarme realmente, no podía sacarme de la cabeza la conversación que había tenido con mi madre hace unas horas. Ella definitivamente había perdido la cordura. ¿Cómo era posible que quisiera casar a April con ese charlatán de White? era impensable que siquiera lo tomara como candidato era un vividor, un patán. No le entregaría a mi hermana a semejante asno. Tres toques en la puerta me sacaron de mis pensamientos - Adelante. -Disculpe que lo moleste milord, pero lord Starling dice querer verlo. Pero como usted dijo que no quería que lo molestaran... - el mayordomo gruño ante sus últimas palabras. - Hágalo pasar Krilerth - Después de varios minutos la puerta volvió a abrirse mostrando a un sonriente Alejandro Wellington Vizconde de Starling que me miraba divertido. -Lord Bedford, que placer volver a verlo - dijo palmeando mi espalda en un abrazo fraternal. - Déjate de payasadas Wellington, como si hubiese pasado tanto tiempo - le digo a mi amigo de la infancia que no para de sonreír - parece que has comido muchos dulces amigo mío... ¿o es que una señorita te ha dejado así de descolocado? Porque borracho no estas -el no pierde su sonrisa y se sienta frente a mí. - Hace 2 meses que no te veo, Surrey te ha sentado maravillosamente amigo - yo sonrió ante su buen humor que parece nunca acabar - ¿tienes a la presa de esta temporada? - pregunta viviendo el vaso de brandy que serví. - Aquí el único que tiene presas eres tu amigo mío - le digo a lo que el ríe estrepitosamente - deberías dejar de ser un Don Juan, porque terminaras en un buen lió Alejandro, tu fama de mujeriego está en boca de todo Londres, así nunca encontraras una esposa digna - le digo y él se pone serio un instante. - James ¿crees que eso evite que las casamenteras me quieran para sus hijas? - pregunta muy serio haciéndome reír. Él tenía que estar de broma - ¿De dónde diablos ha salido eso? -pregunto entre risas y el solo me mira ceñudo. - Estoy hablando muy enserio Abramson - su seriedad solo causa en mí un ataque frenético de risas. - He conocido hace un momento a la sobrina de Lady Remington, y no lo sé, yo... sus ojos han clavado algo justo aquí - dijo apuntando su pecho. - ¿Estás diciéndome que el mayor conquistador de todo Londres está interesado seriamente en una señorita de sociedad? - el mi ve de hito a hito y yo no puedo creerme todo aquello - No puede ser Alejandro, tú tienes que estar jodiéndome - le digo ahora yo estando completamente serio y descolocado. - Acabo de conocer a la mujer más hermosa que mis ojos hayan visto James, y voy a cortejarla, no te puedo explicar lo que he sentido con solo verla. - aquello me dejó sin habla. Hasta que el sonido de unos vidrios quebrándose me sobresaltan para encontrarme a April, tan pálida como la nieve viendo con fijeza a Alejandro y su cara formando una mueca de horror. -¿Qué tu qué? - dijo ella hablando por fin y Alejandro palidece completamente.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD