Capítulo I

2998 Words
Epígrafe Lanza miradas seductoras en su dirección. Sonríele coqueta y después muéstrate desinteresada. Tócalo ligeramente, después apartate. Déjalo con ganas de más. Cuando tengas su corazón en el puño, róbale absolutamente todo. Incluso su alma. Estás reglas se repiten en mi mente casi como un mantra pues toda mi vida ha sido de esta manera. Seducir para no morir. Una completa ironía porque cada vez que uno de esos hombres me toca muero cada día más en una agonía lenta. Mi esencia ha desaparecido. Soy un cascaron vacío que hace lo que sea por sobrevivir, incluso si después de eso mi humanidad va desapareciendo con cada toque. Cada día mi ser se marchita un poco más, pero tengo que sacar fuerzas de donde no tengo. Enfundarme en una falda de cuero y fingir una sonrisa. Soy Lilith. Soy un súcubo. Controlo la mente de los hombres con solo un chasquear de dedos. Soy una mentira que quieres ver. Soy tu verdugo y te encantará morir entre mis brazos hasta que descubras mi verdadero ser y no haya marcha atrás. Sin embargo no todos son hombres débiles, algunos son tu némesis. Y él es el mío. Tengo las cartas sobre la mesa y el jefe sabe cómo jugarlas… para mí sorpresa. Alenka Villasmil. ✨ 20 de Junio Por fin había encontrado lo que tanto anhelaba. Mi pecho latía desbocado por el esfuerzo y la emoción golpeando. Jamás hubiera imaginado que un hombre como Zadquiel Michelakis pudiera confiar en alguien como yo. Lo había estafado y ahora necesitaba que Lachlan me viniera a buscar o nuestro plan se iría a la mierda. No podía dejar de pensar en la carita feliz de mi pequeña y en cómo se vería sana otra vez. Sin embargo también había sentimientos dentro de mí que me hacía dudar. Que no me dejaban estar feliz del todo. No quería hacerle eso a Zadquiel pero no tenía otra opción. La vida es así y elegí este camino. Elegí a Aderyn. Tomé mi teléfono mirando por las cámaras para ver si no veía a nadie, en especial a Zadquiel así que aproveché. —Ven rápido Lach, es hora —le llamé. En un par de segundos contestó. —Así me gusta belleza, estoy en cinco minutos —se carcajeó el imbécil y no pude evitar entornar los ojos. Suspiré audiblemente pero éste quedó atrapado a medias cuando una mano fuerte se posó en mi cintura haciéndome girar abruptamente, estampándome contra un cuerpo fibroso. Asustada lo miré y contemplé de quién se trataba. Debí imaginarlo. Era él. No tuve tiempo de nada cuando tomó mi cuello con la mano y me estampó contra la pared sin ningún cuidado. Por suerte no me hizo daño pero si lo hubiera hecho probablemente no lo habría sentido. Su cuerpo me acorralaba mientras su mirada fría y oscura me paralizaba. Jamás lo había visto así, daba miedo pero conocía a Lachlan, él vendría por mí en cualquier momento. Sus orbes era como cuchillas en mi dirección. —Dime ¿Quién eres? Ahora —demandó con su acostumbrada voz gélida. Fue imposible para mí no mirar sus labios generosos y ahora que sabía lo dulce que era probarlo mi concentración era dudosa. Lach, llega pronto. Rogué con pensamientos contradictorios dando vueltas en mí mente. — ¡Ahora! —exigió en un gruñido y di un respingo pues nunca había perdido los estribos. —Déjame ir, es lo mejor —susurré en su dirección porque no quería que Lachlan le hiciera daño. Una vez más me pegó a la pared chocando su pecho contra el mío sin apartar la cólera de sus ojos. Su brusquedad me hizo humedecer aún más de lo que ya estaba vergonzosamente. Entonces para mi sorpresa pese a lo furioso que estaba, en un puño tomo mi cabello tirando de este hacia atrás haciendo que mi cara estuviera alzada para mirarlo y sin contemplaciones me besó con salvajismo, furia y éxtasis. Mi corazón dio un vuelco pero todo se detuvo con la voz de Lachlan apuntando con su pistola a Zadquiel. Y sorprendiéndome una vez más este último sonrió no sin antes tomarme de la cintura y acercarme mucho más a él. Un mes antes La vida es buena para los ricos. Suele decir Lachlan, así que la mía es medio buena. Trabajo en Clivelan3 pero este lugar solo es una fachada. Mi verdadero trabajo consiste en seducir a mi hombre perfecto, no ese de cuento de hadas el cual alguna chica cursi espera. Mi hombre perfecto es el que pague más por mí. Le hago ver que soy lo que desea. Lo que siempre ha querido. Lo vuelvo loco de placer. Lo llevo hasta el cielo donde sin remordimiento lo dejo caer cuando ya tengo todo lo que he anhelado. No es mi culpa que se enamoren y estén dispuestos a dar muchas cosas por mí. Solo estoy aquí para hacerlos felices aunque por un breve tiempo. Nunca dejo que pase mucho tiempo pues al ser tan rico e influyentes pueden dar con mi nombre y no quisiera poner en riesgo la vida de mi adoración, Aderyn. Esta noche es la más cansada de todas. Después de todo es sábado y Clivelan3 está a reventar. Solo lo mejor se reúne en este lugar así que nunca debo preocuparme por conseguir a un hombre pobre. Aunque para eso también está Lachlan. Tenemos una extraña sociedad donde él asegura que soy su novia aunque yo me siento asqueada sobre él. Lachlan consigue al mejor postor del mes, lo investiga de inmediato y cuando todo está en orden me da una carpeta donde me dice qué tipo de mujer le gusta a este caballero y un resumen de su entorno en el que tengo que aparecer por “sorpresa”. No es el mejor trabajo, lo sé. Nadie tiene que decirlo. Incluso entiendo a quienes me dicen que soy una zorra interesada. Lo soy. Soy todo lo que tenga que hacer para mantener sana y salva a mi pequeño ángel, mi hermana. Incluso caminar sobre las brasas del infierno como lo era dejar que cualquier hombre me tocará. Ahora mismo estoy haciendo un baile privado para un chico que se casa mañana. Él parece muy entusiasmado salvo que no creo que en este momento esté pensando en su boda, o en dado caso, en su novia. Su m*****o choca contra mi trasero y contengo las náuseas como una profesional. Puede que sea guapo pero no es suficiente. Balanceo mis caderas a un ritmo seductor mientras me deslizo sobre sus piernas hasta estar frente a él. Sus ojos están llenos de una sucia lujuria que me hace estremecer pero lo ignoro, o eso trato. Comienzo a deshacerme de mi camisa corta bajo el coro de palmas de sus amigos detrás de él. Imbéciles. Pienso. Eso es lo que opino de todos los chicos ricos aquí reunidos. Sensualmente dejo caer la camisa al suelo al igual que la falda luego del mismo procedimiento quedando en ropa interior de encaje que apenas ocultaba mis partes privadas. Los imbéciles chillaron como lo que son y yo tuve que seguir contoneándome al ritmo de la música. Conecté mis emociones a la música y de pronto pareció que todo se desvaneció. Solo éramos la música y yo. Mi alma estaba puesta en este baile elevándome de una manera casi irreal. Pero el encanto se rompió cuando el “prometido” me tocó un pezón por encima del sujetador y me aparté como si su toque me quemara. Sus ojos lascivos no se apartaban de mis pechos y tuve que morder mis labios para no voltearle la cara de un golpe. De hacer eso me echarían de aquí y nunca reuniría lo suficiente para la operación y los medicamentos de mi hermana así que me dediqué a sonreírle con coquetería como si el maldito bastardo tuviera el derecho de hacerlo. Si bien esto no era un club s****l para ricos, el cliente siempre tiene la razón y eso me pone a mí en una línea directa a ser despedida en un segundo si este niño rico siquiera lo sugiere. De pronto algo en mí se tensó. Como si alguien estuviera mirándome fijamente pero esta mirada era intensa y poderosa. Un escalosfrios me recorrió de repente y cuando alcé la mirada para dar con esta, mis pupilas se fundieron con un par de orbes oscuras que no se perdían de mis movimientos. Como un depredador a su presa. Como yo solía mirar a mi objetivo. Pero había algo más en esta. Nunca antes me había pasado pero por primera vez me sentía intimidada por un hombre. Esto encendió mis alarmas y dando un paso atrás me límite a murmurar: —Se acabó el tiempo. Entonces huí de ahí tan rápido como pude escuchando detrás de mí las quejas de los imbéciles y a uno que otro repitiendo que iban a pagarme otra hora más. Lachlan me mataría pero no me importaba. Me sentía atontada. Perdida. Tanto que ni siquiera sentí los pasos del mencionado acercarse, ni cuando gruñó mi nombre. — ¿Por qué no estás en el VIP? —preguntó después de tocarme haciéndome volver a la realidad. —Se me está partiendo la cabeza en dos —esa fue mi pobre excusa y por suerte él siguió como si yo no hubiera hablado. —Belleza, sí conquistas a este tipo nos ganamos la lotería, esta forrado —soltó emocionado. Nunca lo había visto de esta forma así que esto llamó mi atención sumado a sus palabras. Si estás fueran ciertas podría al fin sanar a mi bebé. Las esperanzas llenaron mi pecho haciéndome olvidar mis estúpidos pensamientos anteriores y miré a Lachlan con atención. —Este tipo tiene una empresa de vinos, la mejor de toda Grecia. Tiene una sucursal aquí, por eso está de visita. »Te toca ser rápida belleza, porque el jefe nos abandona exactamente en un mes. Me tendió unos folios que recibí con la información de un tal Zadquiel Michelakis quién a partir de hoy sería mi nueva víctima y le rogaba a Dios que fuera el último. — ¿Cómo voy a infiltrarme en su empresa? —le pregunté mientras ojeaba las páginas. —Estamos de suerte, su secretaria se fue ayer por vacaciones de postparto por lo que queda la vacante abierta. »Yo me encargo de que no lleguen otras personas a la entrevista. Lo miré con precaución antes de humedecer mis labios y hablar. — ¿No les harás daño, no? —No seas tonta belleza, yo nunca lastimaría a una mujer. Dijo antes de acariciar mi mejilla y darme un beso al cual no correspondí y detrás de nosotros salió alguien del VIP pero lo ignoré, me aparte de Lachlan y me fui a mi camerino con la risa de este resonando en mis oídos. * En las noches Säde, mi mejor amiga cuidaba de Aderyn, eso me tranquilizaba porque no había nadie más en quién confiar aparte de Sage, el hermano de mi amiga y casi mi hermano propio. Después de chequear a mi pequeña me deslicé en mi habitación deshaciendo me de esa ropa molesta de puta. La odiaba tanto como esta vida sin embargo tenía una poderosa razón del porqué no dejarla, por lo menos hasta ahora. La ansiedad me tocó y las manos me picaban. Así que fui a mi bolso y tomé la carpeta. Tomé una respiración profunda y la abrí pensando que si tenía suerte esta sería la última vez que lo hacía. Imaginé que conseguiría un trabajo estable donde pudiera estar sintiéndome bien conmigo misma y no sentirme asqueada casi las 24 horas al día. Ignoré las arcadas que me llegaron de repente y al fin abrir otra vez la carpeta, volviendo a leer la información de mi nueva víctima. Literalmente el tipo llevaba la vida más aburrida que había visto. Apenas y tenía tiempo para tener sexo con alguna mujer ocasional pues el resto del tiempo lo ocupaba en el trabajo y menospreciando a todas las personas que estuvieran a su alrededor. Un tipo verdaderamente despreciable pero esto no era nuevo. Usualmente los ricos eran de esta forma y la debilidad de este era un par de largas piernas, ojos claros y cabello rubio al parecer. Bufé por lo bajo tomando un mechón de mi cabello comprendiendo que una vez más sería modificado al antojo de mi nueva víctima cosa que detestaba. Pronto decidí dejar las hojas a un lado pero la última se cayó llamando mi atención de inmediato cuando me encontré con la foto de quien debería ser el hombre en cuestión y me quedé paralizada al encontrar sus ojos casi tan intensos como lo habían sido en persona porque este hombre no era otro que el que me había hecho huir del salón VIP. Mi corazón se aceleró de una extraña manera y supe que esto no estaba bien. Por primera vez en mi vida no quería encontrarme con mi víctima. A pesar de que no habíamos cruzado una palabra siquiera Zadquiel Michelakis me intimidaba poniéndome nerviosa a un grado que no entendí. Por fin solté la fotografía y me acosté sobre la cama no obstante su imagen me acompañó por el resto de la noche como un fantasma silencioso. No entendía qué era lo que me ponía tan nerviosa respecto a este tipo pero me prometí hacerlo a un lado y concentrar mi mente en qué era lo que debía hacer para atraer su atención. El juego era volverlo loco. Seducirlo hasta caer en mis redes. Los hombres ricos evitaban los escándalos sin embargo no eran inmunes a una mujer sexy que los supiera complacer. Su error, no el mío. Deberían pensarlo mejor antes de hacer una estupidez, y era ahí donde yo me aprovechaba. Los extorsionaba amenazándolos con contar sus más sucios secretos, o por lo menos Lachlan lo hacía por mí. Yo solo soy la carnada. A la mañana siguiente Lach me llamó para poner en marcha el plan, no desperté muy bien cuando él ya estaba en casa arrastrándome a la peluquería donde me pintarían el cabello de rubio. Luego de eso fuimos a comprar ropa más apropiada para interpretar mi papel de Alina Torres, quien era sofisticada pero a la vez muy sexy y confiada. Por extraño que pareciera este sería el mejor papel que interpretaría porque esta oficinista se parecía mucho a mí o por lo menos mucho a mi verdadera yo. A la que no dejaba a todo el mundo ver. Lachlan me compró unos lentes de contacto azules que lucían muy reales a pesar de que mis propios ojos eran verdes. Pronto me explicaba qué era lo que tenía que decir en la entrevista y enseguida estuve lista. En el momento que llegamos a la empresa mi pulso comenzó a volverse descontrolado, algo en mi pecho tembló. Era como una especie de muerte anunciada. Este hombre me había mirando fijamente la pasada noche ¿Se daría cuenta que era yo la stripper de Clivelan3? Y si lo descubría ¿Nuestro plan se iría al caño? Mis pasos se detuvieron en la recepción y con mi mejor voz de serenidad pregunté a la chica dónde quedaba presidencia. Ella enseguida me detalló para después indicarme la dirección. Cuando algo me da miedo, huyo. Es mi único modo de defensa. No obstante ahora no puedo hacerlo. No puedo huir de mi víctima por más que quiera así que ya en el ascensor tomo un par de respiraciones profundas calmando un poco mi extraña ansiedad. Para cuando las puertas de este se abren él está ahí de frente sorprendiéndome y sus ojos me atrapan en un segundo. Algo pasa con mi cuerpo que parece no pertenecerme ahora, me quedo allí plantada como una tonta mientras sus orbes me recorren entera como si de alguna manera quisiera decifrarme y temo que pueda reconocerme pero su rostro impasible no muestra ningún cambio y yo cada segundo me siento más incómoda con el corazón a punto de escapar por mi garganta. No sé qué me sucede y no me gusta. Siempre he tenido el control de las cosas y esta vez será igual. Hago un esfuerzo por salir de mi estupor y bajo su mirada salgo del ascensor con la cabeza en alto. Ha llegado el momento de actuar y yo soy la mejor actriz. Finjo una sonrisa finalmente antes de hablar. —Buenos días, estoy solicitando el puesto de secretaria de presidencia. Imagino que usted es… —Tarde, señorita —me cortó con una voz dura sin dejar de observarme por un segundo—. Espéreme dentro de la oficina para su entrevista. Se limitó a decir antes de que tomara mi puesto en el ascensor y mientras las puertas se cerraron no pude apartar mis ojos de él y el jefe parecía tener el mismo problema. Que Dios me ayudara porque ese hombre parecía tener todo lo que quería, cuando lo quería y esto me intimidaba. Aunque toda su escencia lo hacía. Finalmente estaba en la boca del lobo, ahora tenía que conseguir mantenerme aquí. Miré la oficina en silencio analizando todo para después tomar asiento cruzando mis piernas con elegancia. Y pronto me sentí observada entonces noté que el jefe había llegado y me analizaba de pies a cabeza haciendo que un escalofríos me recorriera entera. Era innegable la química que tenía con este hombre y me resultaba intimidante. Parecía oscuro, cargado de secretos lo que me mantuvo alerta mientras trataba de alentarlo con una sonrisa a acercarse. Me mordisqueé el labio fingiendo inocencia pero él pareció impasible ante mi gesto, no podía leerlo, me era muy difícil hacerlo. Mi nueva presa caminó hasta posicionarse detrás del escritorio, se sentó sin apartar la mirada de mi rostro haciendo que mi corazón palpitara desbocado. Era la primera vez que me sentía de ese modo y esperaba que él no lo supiera nunca. Mucho menos Lachlan.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD