Prólogo

1123 Words
Prólogo Mi Futuro 10 años en el futuro. Narra Emma Veo a mis hijos jugar y me siento la mujer más afortunada del mundo, creo que las cosas pasan por algo, con algún objetivo mayor y si 10 años atrás no hubiese pasado toda esa tragedia que me rompió por completo, mi alma y mi corazón, no estaría aquí, con el que ahora es mi esposo y mi maravillosa familia. Veo a James, mi hijo de 4 años jugar con su tren de madera, y veo lo idéntico que es a su padre, es tan guapo que sé perfectamente que robará corazones cuándo crezca, es tan tierno e inteligente que piensa como todo un adulto en ocasiones, es tan maduro en ocasiones que me da risa que se parezca tanto a mi en ese aspecto, también es sobreprotector con su hermanita menor, cualquiera creería que al llegar su hermana, este se sentiría mal y celoso, mi esposo y yo estábamos preparados para eso, incluso teníamos un plan, charlamos con psicólogos para estar preparados, habíamos establecido horarios para que siempre alguno de los dos estuviese con el, pero sorprendentemente fue todo lo contrario, fue un hombrecito que se comportó a la altura desde el principio y su hermana se convirtió en la luz de sus ojos desde ese momento. Veo a Lucía, a lo lejos con su padre, ella si es mi vivo retrato, es idéntica físicamente a mi, pero a sus 2 años es la niña más tierna que se pueda imaginar, su tierna carita tiene un no se qué, que hace difícil decirle que no a algo que desee, se que puede parecer que la malcriamos pero pienso que quiero darle todo lo que pueda a mis hijos y amo completamente su relación de hermanos hasta ahora. Pido al cielo que siempre sean así tan unidos y amorosos, llevo mis manos a mi vientre abultado, acariciándolo y diciéndole al nuevo bebé que viene en camino —¿Cuándo voy a saber que sexo serás mi bebé precioso?— hablo en voz alta mientras observó como Él se acerca con Lucía en brazos, —Tu mami y papi están muy ansiosos—le digo. —¿Estamos ansiosos de qué?—me dice mi guapo esposo posando una de sus manos en mi vientre, inmediatamente el bebé da una patada como si lo reconociera. —Creo que este bebé será un gran futbolista o alguien experto en artes marciales porque patea impresionantemente— le digo sonriente y el se ríe a carcajadas hasta que me pregunta. —Entonces amor ¿Estamos ansiosos de qué?— me dice acariciando mi rostro para luego darme un beso en la frente y darle otro a Lucia. —De saber el sexo del bebé mi amor, es asombroso que estemos en el sexto mes y aún no sepamos si es una niña o un niño— le digo con voz angustiada, el sonríe y baja a Lucia para que corra a jugar con su hermano, me toma del rostro para mirarme a los ojos tiernamente, para decirme. — Amor aquí la única ansiosa eres tú, así que nocálmate que eso le hace daño al bebé, lo importante es que Nazca sano, ya lo demás es ganancia, sabemos que sea niño o niña lo o la vamos a amar con la misma intensidad con la que amamos a sus hermanos— me dice y agradezco al cielo por tener a este hombre. Besa delicadamente mis labios, y aún recuerdo la primera vez que lo besé, a pesar de los años que han pasado se siente como la primera vez, el es quien rompe el beso para decirme — Mi amor sé que esta fecha es muy importante para ti, se que necesitas todo el apoyo moral que sea necesario, que a pesar del tiempo transcurrido te duele, como si el tiempo no hubiese pasado, pero te pido, que por amor a nuestro hijo que está en tu vientre, tomes las cosas con un poco de calma, recuerda que yo voy a estar contigo para apoyarte.— y me abraza fuertemente— salimos en 10 minutos a visitar su tumba. Camina y toma a nuestra hija en brazos y a nuestro hijo de la mano y lo veo adelantarse con ellos, y agradezco el universo por la familia que tengo, pensé que nunca obtendría mi final feliz, después de tanto dolor, después de la perdida tan grande para mi corazón, que a pesar de que los años pasen el dolor se siente tan vivo como en el primer momento, agradezco por este hombre que tengo en mi vida, porque año tras año está para consolarme y acompañarme a su tumba, a cambiar sus flores y hacerle compañía. Camino hacia nuestra camioneta y veo como juega con los niños y lo admiro, les tiene tanta paciencia, y les demuestra tanto su amor, a veces pienso que incluso les tiene más paciencia que yo, veo como en algunos momentos, ambos lloran desesperadamente y él calmado los toma los arrulla y vuelve a calmarlos, creo que cualquier hombre no hace eso, y agradezco la suerte que tengo, al principio cuando nació James toda nuestra atención fue para él pero luego al llegar Lucía, mi pequeña princesa, pensé que colapsaría, pero allí estuvo él para mí, siempre como mi fiel compañero, y sé que será así siempre, vamos camino a la casa de mis suegros, ellos aman pasar tiempo con sus nietos y hoy más que nunca necesitamos de su ayuda para poder ir junto a mi esposo al cementerio, no me gusta que los niños me vean de esa forma, triste y desecha, sé qué con el tiempo mi corazón sanará, y sé qué debe hacerlo, que debe avanzar y vivir con su amor perdido dentro de el en silencio, se que algunos de nuestros amigos piensan que quizás exagero un poco por aún llorar su muerte como la primera vez, hasta mi padre piensa lo mismo, pero es inevitable para mí sentir este dolor de esta manera. llegamos al cementerio y no hay necesidad de estar fingiendo que estoy bien porque mi compañero sabe que no es así, él lo entiende, me toma de la mano y caminamos con flores hacia su tumba, llegamos y veo su nombre allí escrito en una lápida y no puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas, duele, duele mucho, duele como el primer día. Lloro, lo hago desconsoladamente hasta que él se agacha, limpia la lápida quitando unas hojas secas y coloca las flores, trato de agacharme junto a él, todo lo que la panza me deja, y le digo directamente a la tumba —Hola... Soy yo otra vez....— se me quiebra la voz una vez más por las lágrimas que suelto sin parar mientras estamos en este lugar....
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD