Preparativos

1641 Words
-La presión de la señora Ramirez está en 150 con 90, el doctor dejo indicaciones de darle captopril sublingual en caso de una crisis hipertensiva-le informo a la enfermera jefe, mi profesora. -¿Y que estas esperando?-pregunta, cruzándose de brazos. -Su aprobación-digo temerosa. Rueda los ojos. -¿Sabes lo que es una crisis hipertensiva? En este momento la paciente podría estar empeorando y tú estás perdiendo el tiempo preguntándome lo que es obvio-me regaña. Suspiro. -Entendido, profesora-le digo, y me marcho con rapidez hacia la farmacia para buscar el medicamento. La enfermera jefa no es amable, pero las tiene contra mí. Y no es difícil adivinar el por qué. Desde que volvimos a clases, la mayoría de mis profesores y académicos de mi universidad han tenido un trato “preferencial” hacia mí. Otra de las mil desventajas de ser medianamente famosa. Mis compañeros tuvieron dos reacciones: algunos me veían con desprecio, y preguntaban que tenía yo de especial para conquistar a alguien como Tom Holland, mientras que otros hasta me pedían que me sacara fotos con ellos. Lucía, mi mejor amiga de la universidad, fue la que actuó de lo más normal, aunque se molestó bastante de que no la pusiera al corriente de mis aventuras. -De verdad no me creo que no me hayas dicho que estabas con él. Yo te dije cuando volví a caer y me acosté con Pablo-me dijo en esa oportunidad. Claro, no le iba a decir que no podía comparar su relación con Pablo, el chico con el que tuvo una relación claramente toxica, que la mía con Tom, por el hecho de que quería mantenerlo oculto por razones que involucran el acoso constante que sufro por parte de los paparazis. Cuando por fin acabo mi turno salgo pitando del hospital. Martin me espera con un café de Starbucks que necesito con urgencia para reponer mis energías. Él también había hecho pública su relación con Zendaya, pero supongo que le es más fácil ignorar el hecho de que su auto este, en este momento, rodeado de muchas personas intentando sacarle una foto. Bajo la escalinata mientras me suelto el cabello de la trenza que me había hecho y guardo mi credencial en mi mochila a toda prisa. La gente saca su teléfono y comienzo a escuchar el fuerte murmullo. “ella es la que esta con Tom”, “¿sabías que estudia enfermería?”, “pensé que era más alta”, son los típicos comentarios que escucho cuando camino entre la gente. Entro al auto y cierro la puerta con fuerza. -Hola ______-me dice, sonriéndome con esa expresión infantil que lo caracteriza. -Hola Tintin. Gracias por venir a buscarme-le digo agradecida. Martin retrocede y luego sale a la calle lo más rápido que puede. -Creo que deberías contratarme como tu chofer, después de todo, casi siempre te llevo a todos lados-dice con una sonrisa burlona. Ruedo los ojos. -¿Cómo vamos en el tiempo?-pregunto antes de darle un gran sorbo a mi café caramel macchiato. -No muy bien. ¿A qué hora es el vuelo? -A las diez y media-digo, y resoplo. -¿Alcanzaras a armar tu maleta en media hora?-pregunta. Lo miro encorvando una ceja. -¿Estás de broma? Vamos a una avant premier. Ni siquiera cuando voy por un fin de semana a tu casa me demoro media hora en armar mi bolso-le replico exasperada. -Eso es porque llevas mucha ropa-dice riendo. Le doy un manotazo en el brazo.- Auch. -Repasemos lo imprescindible-le digo, sacando mi teléfono y buscando la lista que he hecho para saber que llevar. -Que en tu caso son unas doscientas cosas-susurra. Vuelvo a darle un manotazo.- AUCH, me vas a dejar un moretón. -Deja de llorar y maneja-le digo. Uno de los mayores cambios, después del hecho de que constantemente me detienen en la calle y que los paparazis me siguen, es que mi amistad con Martin se ha reforzado aún más. Supongo que, al estar pasando por lo mismo, sabemos cómo el otro se siente. Además, no es fácil confiar en la gente, cualquier cosa, por mínima que sea, la pueden transformar en un rumor gigantesco. Ya se ha hablado mucho de que nuestra amistad les resulta sospechosa. También hay algunas ventajas de mi nueva situación. Frecuentemente me regalan café cuando voy a un Starbucks, o incluso algún trozo de torta en alguna pastelería. Varias marcas reconocidas me han contactado para ser su embajadora, revistas y canales de televisión me han pedido una entrevista, incluso me han ofrecido ser modelo en una nueva línea de ropa interior de Calvin Klein (a lo que claramente me negué, soy demasiado pudorosa para eso). Sin embargo, cuando lo hable con Tom, él se mostraba contento e incluso me animo a tomar los trabajos. -Podrías ser una influencer-dijo. -No tengo la personalidad para eso-le comente. ¿Por qué no lo pruebas? Consigue un agente y define tus límites. Puede ser entretenido, y es un ingreso extra-insinuó. Claro, ingreso extra que necesitaba si quería irme a vivir a Oxford. Había enviado mi postulación. Al quedar preseleccionada, me pidieron una entrevista por video llamada, que debo decir, creo que resulto bastante satisfactoria. Durante mayo, entregarían los resultados de las postulaciones, por lo que quedaban pocas semanas para saber si efectivamente me había ganado el cupo y la beca. Mis padres estaban al tanto de aquello, al igual que Tom, y aunque al principio pensaron que era por él, finalmente terminaron enamorándose del campus. Incluso hablaban de ir conmigo, si quedaba, para ayudar a asentarme. Muchas cosas habían cambiado en tan solo un par de meses. Algunos pacientes me reconocen, pero gracias al cielo, no he tenido mayores problemas. Temía mucho que algunos no quisieran ser atendidos por mí. Realmente, la única que me ha hecho sudar la gota gorda es la enfermera jefa. -Hemos llegado-dice Martin al cabo de unos quince minutos. -Gracias Tintin-le digo, abriendo la puerta y bajándome apresuradamente. -Nos vemos en el aeropuerto-me dice a través de la ventanilla, solo le levanto el pulgar, ya que estoy atareada intentando encontrar las llaves de mi casa. Un flash me encandila. Coloco los ojos en blanco y miro de reojo al frente. Un paparazzi está dentro de un auto n***o, creo que es un mercedes, y no para de sacarme fotos. Excelente. Entro a mi casa malhumorada y me quito de inmediato las zapatillas. -Mamá, papá llegue-les informo mientras subo las escaleras con prisa para comenzar a armar mi maleta. -Hola cariño-dice mi madre desde la cocina. -Te he dejado tu maleta encima de la cama-me informa mi padre, mientras paso junto a él. Volteo y le sonrío agradecida. -¿Quieres un sándwich de jamón y queso?-pregunta a gritos mi madre. -¡Sí!-exclamo, y me lanzo a mi cama. Solo cinco segundos me digo a mi misma, exhausta. Mi padre toca la puerta, y me levanto de sopetón para mirarlo. -¿Por qué no vas a darte una ducha?-ofrece. Suspiro. -Me encantaría, pero tengo poco tiempo para armar mi maleta, papá-le respondo. Él se acerca y coloca su mano en mi hombro, dándome un apretón. -Anda. Si me dices que quieres llevar, puedo dejártelos sobre la cama-dice. Lo miro agradecida. -Papá, no es por ofender pero… ¿crees que podrías reconocer la diferencia entre rojo y fucsia?-pregunto entre risas. El sacude la cabeza. -No me des instrucciones tan difíciles-replica riéndose. -¿Qué tal si me dejas la toalla y los tacones que mamá me ha comprado? Me ducho rápido, y me ayudaría que me los trajeras-le digo -A la orden jefa-dice, y coloca una mano en su frente, como i fuese capitán. Nos reímos. Mis padres han sido más comprensivos con el pasar de las semanas. Al principio, les frustro bastante que al salir de casa, muchas personas estuviesen conglomeradas intentando sacarles fotografías, pero luego de la primera semana ya todo se calmó un poco. No les agrada mucho la idea de ser constantemente fotografiados, pero han aprendido a sobrellevar la situación, e incluso han hablado con Tom por video llamada un par de veces. Por fin, después de dos meses, viajare a Los Angeles a la Avant Premier de Avengers: Infinity War. Me hubiese gustado verlo primero más tranquilos, pero, considerando que este es un viaje bastante exprés (ya que en la universidad me han dejado ausentarme por tres días), y es la premier de una de las películas más épicas del UCM, no me quejo. La noche del jueves había tenido turno y solo logre dormir dos horas, por lo que me dormiría todo el viaje en avión. Tom y Zendaya habían insistido en pagarnos la primera clase, así que al menos dormiría cómoda. Se supone que, por haber tenido turno, iba a salir a las dos de la tarde, pero ya que mi profesora me odia, no me dejo salir antes de las seis. Es viernes, y el tráfico ha estado de locos, por lo que vamos a tener que correr para llegar al aeropuerto a la hora. La premier es el lunes, así que durante parte del sábado, y todo el domingo, podremos disfrutar tranquilamente con Tom. Cuando salgo de la ducha, me cambio rápidamente por unos cómodos pantalones verde musgo, mis zapatillas y una camiseta blanca de cuello redondo y manga corta. Coloco una toalla en mi cabello y comienzo a ordenar mi bolso. Como siempre, Tom ha insistido en comprarme un vestido nuevo, así que llevo un jeans, unos pantalones de tela ligera, unas sandalias y los tacones nuevos que mi madre me ha regalado (al parecer ella y Tom han conspirado en secreto), un par de camisetas y una blusa roja, además de toda mi ropa interior y útiles de aseo. Echo además un cuaderno para estudiar, ya que al día siguiente, después de volver, tengo un examen. Suspiro. Me he demorado veinte minutos. Supongo que Martin tenía razón, antes empacaba demasiado. Miro de reojo mi armario, y por si acaso, saco uno de los enteritos que Tom me regalo cuando fui a Londres y lo hecho con cuidado en mi maleta. El pensar en él, en sus hermosos ojos cafés, en su sonrisa, su cabello desordenado… todo me hace sonreír como tonta. Lo he extrañado demasiado, y no puedo esperar para verlo nuevamente.
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