Un inicio algo escabroso

3048 Words
Viví, nací y crecí en una familia repleta de dinero dueños provenientes de un café creado a partir de muchos de mis antepasados, mi familia supo mantener muy bien la posición del café y logro hacer satisfactoriamente el plan de emitir más alrededor del mundo, a lo que se le llama hoy en día una “cadena”, el café de mi familia se ha llamado Moon, por muchas generaciones se ha mantenido este nombre, es señal de respeto y lealtad a la familia, lo más importante siempre fue el honor de nuestra familia como unión y nada mejor que a lealtad de tu familia junto al apoyo de la misma. Mi nombre es Moon, justo como se llama el tesoro de mi familia y el que fue del resto de las mujeres nacidas en nuestra querida familia. Somos muy unidos que puedo decir, pero, no solo es eso, es por el pequeño hecho de que quien creo o inicio nuestro negocio familiar fue una mujer y se llamaba Moon. Desde el primer instante en que ese hecho fue realidad, la mujer que pertenece a nuestra familia vale como si tuvieses lingotes de oro en tu vida. Regla número 1: aprecia a tu esposa, hija, hermana, abuela y madre como si fuese el dinero que te da de comer, pues ellas realmente te dan lo que procesa tu estómago. La primera regla de mi familia y la más importante, pues significa que patanes en esta no se aceptan, el amor y el respeto son fundamentales para mantener un vínculo fuerte, la unión y el amor lo son aún más para emerger un negocio y una vida prospera. Así es, la mujer es como los gatos en el antiguo Egipto, venerada y respetada, si querías morir solo debías faltar el resto y ya estabas marcado con una X en color rojo latente por lo varones de la familia. Existe también la regla número 2 que todo hombre responsable debe cumplir sin derecho a protestar por su hombría lastimada. Regla número 2: si tu primer hijo nació con género femenino, tiene el mismo derecho de un varón a tomar el puesto legítimo del cabecilla de la familia. Y esta regla va de la regla número 3… quien no puede pasarse por alto pues no puede haber más de un rey ¿no es cierto? Regla número 3: solo el hijo mayor y el primo genito de cada generación tiene derecho a tomar el puesto de líder. A mis 3 años tome el timón de las rindas del negocio familiar, fui educada y ajustada para tomar el puesto de líder, mis padres desde muy temprana edad me dejaron tomar decisiones y entre esas decisiones fue ser líder de un escuadrón de asesinos. Que es una vida sin un poco de acción ¿no? Pues así es, mis padres lo sabían y mi familia del mismo modo en que mis padres lo sabían ellos no se quedaba detrás. Los gustos de todos se respetaban en esta familia y todos podían hacer lo que les viniera en gana siempre y cuando no interfiriera con el bienestar de la familia. Lo bueno y positivo de ser lo que era es que puedes proteger a tu familia estableciendo tu carácter perfectamente malo como para obedecer, un líder no obedece más que a la razón correcta del porque no se debe hacer y proveniente la explicación de un ser más que sabio y quien más que los ancianos de la familia. Si tenías alguna duda por la cual tu cerebro no descansaba en las noches oscuras podías abiertamente preguntarles a los ancianos, ellos contenían sabiduría extrema abierta para tus incomodidades y ayuda para tus planes futuros. Por mi parte y suerte así como bienestar, yo siempre pregunte antes de que mi cerebro cayera en este estado lamentable, mis padres siempre me enseñaron que esos estados no los sostiene un líder ejemplar pero si resuelves y planificas antes de que sea necesario puedes llegar a ser muy grande y así ha sido hasta hoy en día. Al cumplir mis 18 años de edad obtuve el puesto de líder, ya estaba preparada y calificada para realizarlo a la perfección, sin ningún tipo de inconveniente y mi padre siempre fue un hombre muy cariñoso, podías hablarle de cualquier tipo de problema y este te aconsejaría sin ninguna clase de problemas, igual que si de como si te enamoraras pero sin dispararle a tu chico una bala de calibre 22, eso sería como más de mi estilo para con mis futuros hijos, mi padre era del tipo tranquilo y aconsejaba siempre lo que debía para obtener un resultado satisfactorio, cuando tuve por primera vez la reunión con los mayores para empezar a seguir mi primer paso a la satisfactoria vida que llevo hoy en día. Las primeras palabras del anciano más antiguo fueron: ―has sido educada por años para tomas este puesto, no es un juego de niños ni las palabras sin valor de un anciano, debes tomarlas con respeto y mucho valor pues los líderes que han venido antes de ti han surgido por haberlas seguido. ―sus palabras para mí son oro Para ese entonces yo ya pertenecía los asesinos y mientras estaba por tomar este puesto como líder y jefe de la cadena más famosa del mundo entero, ya era la líder de aquellos seres, o cual decía mucho de mi futuro como cabeza de la familia. ―tus palabras serán oídas con oídos bien abiertos para cualquier tipo de eventualidad que necesites no dudes en buscarnos y repito… no dudes en comunicarnos lo que te moleste. ―si señores, para mi representan un camino seguro y un valor inigualable, con todo respeto seguiré sus consejos para evitar aquellos errores que pueden surgir y que pude arreglar a tiempo con su ayuda. ―estas bien preparada para tu camino, sigue tu rumbo y retírate. Tu padre se encargara del resto para continuar con la ceremonia, por otro lado, saliendo de aquí está en proceso una fiesta donde será tu ceremonia de entrada allí recibirás la marca que solo se les da a los miembros de la familia quienes son líderes por derecho. ―sí señor, con gusto. Agache mi cabeza y me despedí para seguir mi curso, entre más rápido tomara mi marca y asumiera mi mando más rápido iría por el objetivo que solicitaron al equipo. Sí. Efectivamente estaba apurada por tomar mi mando y seguir con mi diversión ya que se podría decir que era lo único que me mantenía cuerda de no enloquecer y sobre todo de que antepasados no diré que todos pero si algunos habían trabajado en dicha organización de asesinos, por lo tanto no era desconocido el hecho de que fuese una decisión extraña ser parte de algo distinto. Después de pasar un rato con mi familia, haber obtenido mi marca y disfrutar un rato de todo lo que ya debería de haberlo hecho para avanzar en mi camino. Ahora ya era tiempo de irme y seguir con mi rumbo hacia un lado diferente, no era este para nada y después de todo mañana iniciaba mi camino como nueva jefa, me sentía nerviosa puesto que mi familia siempre tubo un sentido de responsabilidad muy fuerte pero nbada que no se pudiese mejorar y mas que todo llevar a cabo. Aquella noche, bebi y me retire subiendo directamente hasta mi habitación en busca de la ropa que utilizaba para irme hacia alla. Mi madre quien no yacía mucho en las fiestas pues el sonido alto de las mismas no le simpatizaba en lo absoluto se encontraba recostada sobre mi cama buscando calma y como en la habitación de ellos, es decir, nuestros padres se encontraba justo al lado de nuestra fiesta de iniciación y puede que mi padre no fuese el mejor en ser pacífico cuando estuviesen fiestas de por medio ya que bueno… él era uno de esos chicos que eran los primeros en decir si a las fiestas, mi madre era más del tipo sentarse a leer un libro y disfrutar de una buena taza de café ya que el licor en sus sistema no era muy bueno. ―madre ¿Qué haces en mi habitación? Afuera está todo muy animado deberías bajara al menos un poco para compartir. ―No, no puedo ser como tú y mucho menos como tu padre. No quiero líos allá abajo y odio la musca alta tú lo sabes mejor que nadie― estiro su manos como queriendo tocar el techo o quizás la manta que cubría cabecera de mi cama― no puedo creérmelo que estas cosas siguen haciéndose y de verdad que es algo que no puedo tolerar, en mi iniciación yo no asistí a estas tonterías. No eran para nada de mi estilo y obstruía la sangre que llegaba a mi cerebro por lo tanto supongo no es del todo sano ¿no lo crees? Mi atención no estaba fijada en ella en lo absoluto puesto que moraba más el tipo de zapatos que me pondría para poder golpear como era debidamente hacerlo― sí, bueno como tú digas, realmente debería ser así, tu mejor que nadie sabes que odio esas cosas pero como siempre debo acatar órdenes y obedecer como los perros. Además todo es el bien para la familia y no está mal en otro sentido el querer compartir conmigo o con el elegido ese punto valioso, solo no veo necesario que hagan semejante escándalo. ―tu si me entiendes― comento mi madre bostezando por la falta de sueño y subiendo mi manta por encima de sus hombros― ¿ya te vas? Es tarde… ¿no lo crees? Aun esta vigente tu misión supongo. ―Sí, aun lo está y no quiero perderla―finalice poniéndome unos bajos con punta de hierro, perfectos para dar un golpe rompe hueso― este objetivo es muy peligroso y amenaza todo ser que se mueve no es posible que un ser así viva en este mundo. ―eso es muy cierto, así que adelante con tu misión y sigue siendo tan recta como siempre aunque trata de cambiar tu carácter es bien horrendo. ―será imposible, creo que antes puedo darle más dinero a la familia del que ya tiene a cambiar mi carácter la verdad prefiero la segunda opción antes que la primera. ―ya lo creo, de ti me creo todo― dio su última palabra y se sumergió en un infinito sueño hasta el día siente muy temprano en la mañana. ―descansa… Me retire de la habitación haciendo el menos ruido posible y me dirigí al sótano que se escondía detrás de unas estanterías en la oficina del nuevo jefe, aquella entrada a había puesto hay mucho antes de que mis padres supieran de que yo tomaría el puesto y de que pertenecía a aquellas de igual modo. Busque un par de armas funcionales y acordes para la misión que nos venía y unos cuchillos decentes con los cuales cortara bien la carne en caso de no tener éxito con los ataques desde larga distancia. ―todo listo― dije sutilmente― ahora vamos a la acción. Salí victoriosa todas las noches y días a partir de aquel instante hasta cumplir mis 29 años… 21 años después. Hoy me encuentro tomando un café tranquilamente en el asiento de la sede principal de la empresa, sigo tomando mi típico café n***o con un toque de chocolate y el leve polvo de chocolate oscuro por encima de la rica espuma que se desborda mientras leo atentamente el libro contable de la empresa y ordeno los documentos para ser respectivamente discutidos con los miembros de la familia y analizados por los mismos. No fui por decirlo así experta en matemáticas, aunque lo haya estudiado no era mi fuerte así que por lo tanto es un tema importante para discutir con los mayores de la familia, ya que es importante después de todo mantener el balance seguro, de otro modo no podría comprar mis juguetes ni podría ver más strippers en mi oficina o en los club. Es realmente interesante ver como tienen esa habilidad para moverse y la firmeza de sus glúteos, yo quiero uno de esos traseros firmes pues el mío no solo está aguado, también no para de crecer parezco una hormiga o quizás suene mejor una abeja, puro trasero y el resto del cuerpo delgado, como pudo mi cuerpo haber cambiado tanto en el trascurso de todos estos años. Mi mejor amiga Eva y yo parecíamos eso… un par de abejas pero nos sentíamos hermosas y sabíamos a la perfección que nos veían el trasero más de lo que veían los deliciosos platillos que vendía la empresa. Siempre nos dijo mi madre desde que estábamos jóvenes que si un hombre admiraba tu cuerpo le gustabas más de lo que pensabas, no es que te fueras de inmediato con el solo por esa razón pero si era un buen chico podías darle una oportunidad para entrar a t vida ya que después de todo está case de hombres son los que buscaba la familia para dar herederos justos como los daría un buen señor. Efectivamente así era, siempre fue de esa manera no importaba cuanto lo evitáramos nunca fallaba y mi madre era la que más disfrutaba eso estaba muy en claro. Siempre se reía y nos decía: se los dije mujeres, están más buenas que un licor fino y luego se reía abiertamente sin pensar demasiado en todos los que nos rodeaban. ―no ha cambiado para nada en todos estos años que han pasado― dije en voz alta dándole un sorbo a mi café mientras mi mejor amia entraba por la puerta como perro por su casa― hay viene la loca― añadí. ―cual loca, perra― respondió tirando la puerta mientras meneaba su trasero y deslizaba su cabello hacia un lado― loca estas tu que eres una asesina y diriges una cadena de cafés, que claro, no digo nada porque son realmente muy deliciosos― arrebato el café de mis manos y sonriendo se tomó un trago. ―más loca estas tu que eres amiga de una asesina― sonreí ladeando mi cabeza. ―la idea no se muestra tan mal cuando tu amia asesina te da dinero o te compra cosas ¿no lo crees? ―ya lo creo yo sería amiga de mi misma. Ambas reímos sínicamente, para dirigirnos luego hacia la barra donde servía Velandria los café, era una mesonera que además de atender nuestros como recepcionista, servía con mucho amor y aprecio, normalmente ese tipo de empleados eran muy valiosos en la empresa. El amor que les brinda a los clientes es el mismo que le agrega a los cafés que les prepara, de hecho mis cafés son preparados por ella. Siempre me lo prepara justo cuando llego, antes de abrir la tienda y en frente de mi para evitar malos entendidos. La primera vez que lo hizo fue muy directa respecto al hecho de hacerlo frete a mí y con palabras muy firmes comento: ―se lo que es y por lo tanto los problemas no son mi fuerte pero si sé que es lo correcto para mí y mi bien estar así que espero que lo acepte y disculpe mi rudeza pero como dije antes detesto los problemas. A partir de ese momento hemos sido muy buenas amigas y su opinión también ha sido importante para mí por cuanto su sinceridad es única para todos y la mía lo es para ella. Mi mejor amiga la adora y mi familia sabe perfectamente que ella se crio con sirvientes que nos ayudaron a lo largo de nuestras vidas, ella es hija de la mayordomo que actualmente nos sirve y jamás se ha equivocado en nada por lo cual dudo que lo haga después de tantos años de experiencia. ―vamos con Velandria para avisarle que nos debemos retirar unos minutos y ella pueda estar pendiente junto a los demás de que lleguen los clientes bien y sean recibidos así como que todo este en su respectiva orden― comente a Eva mientras ella terminaba de beber mi café sin ninguna clase permiso y claramente podía fijarme que así era por la línea irme que se dibujaba encima de sus labios rojos. ―si señora― respondió lamiendo la línea con total seriedad. Recogí todas mis cosas y me dirigí a la puerta donde sabia directamente hacia la barra donde se encontraba Velandria. Sus labios se extendieron al verme, supuso de inmediato por si misma que pasaría al momento de retirarme por un buen rato a lo que yo asentí y seguí mi camino pero algo obstruyo mi vista. Siempre a las 3:30 pm entraba por la puerta del negocio un chico, se veía que era totalmente tímido e inocente para mis ojos o al menos para algunas mujeres. Ese chico pedía siempre el mismo tipo de café que yo y se sentaba con un libro diferente cada vez, disfrutaba tanto como de su rico café. Suponía tenia novia pero, no sería así, jamás lo vi con nadie en lo que consta el tiempo viéndolo y no ha llegado la primera chica a hablarle, además de que es un poco tímido lo cual me gusta, el tipo de chicos que son así son los indicados para formar una familia respetable. Los abuelos no paran de hablar sobre ellos así que es común querré conocerlo, por primera vez en la vida me anime a hablarle tras haber visto su rostro unas 600 veces o más. Mi amiga nada más que me veía repitiendo nombre detrás de mí: ―Sol, Sol ¿qué haces, estás loca? Ese chico es común y nada interesante llevas tiempo viendo y aun no te animas pero hoy que tenemos prisa si lo haces. Mi tarde para sus palabras yo ya estaba frente a él con la mano en la nuca y mis palabras tartamudeando, en mi vida sentí nervios pero esta vez los sentiría y no sabía a razón, a lo mejor eran las ganas de saber de su vida o quizás solo sería la sorpresa que escondía para mí.
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