PRÓLOGO

251 Words
—¡Lo siento, pero no puedo! —murmuro, mientras siento como si mis piernas fuesen de plomo y cada paso que doy fuera un enorme sacrificio para mí. —Claro que puedes hija, solo estás un poco nerviosa —responde don Fausto con una gran sonrisa que alcanza sus ojos—, solo faltan unos cuantos pasos —me anima a seguir. Damos otros cuatro pasos más y vuelvo a detener mi marcha, suelto mi brazo del suyo y ahora don Fausto me mira un poco preocupado por mi reacción. —Lo siento, no puedo seguir con esta mentira —grito. Salgo corriendo de mi propia boda y dejo a mi prometido plantado esperando en el altar. Él me mira con ojos como platos, al igual que todos los invitados, y mientras corro hacia esas puertas enormes que me separan de mi preciada libertad, esa tan ansiada libertad que no había deseado tanto como hasta ahora, escucho los gritos de Facundo, sin embargo, no entiendo lo que me dice, pero de repente se queda callado y puedo ver de reojo como los invitados que en un principio estaban alterados se quedan de piedra al escuchar la verdad del porqué decidí plantar a esa basura y los murmullos que habían llenado la iglesia se apagaron en cuestión de segundos. ¿Qué circunstancias llevarán a Alina Meyer a dejar a su prometido en el altar? ¿Qué puede hacer cambiar tanto a una mujer para convertirla en alguien fría y sin sentimientos?
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