Capítulo 2:
La princesa Bevery siguió charlando con gente de familias nobles, que le contaban sobre sus territorios y el ultimo arreglo que habían hecho a sus grandes castillos.
Dietrich se había retirado hace ya un rato largo, con la urgencia de que en su propio reino debía atender ciertas cosas que lo estaban preocupando.
Bevery no iba a decir en voz alta que se sintió algo decepcionada cuando el muchacho beso su mano y se marcho, seguido de sus acompañantes.
Pero ¿Qué podía decir ella? Era su deber mantener una sonrisa en su rostro y seguir con aquella velada.
-¿Supo mas noticias sobre El Rey?- cuestiono alguien que tenia todo su traje adornado con piedras preciosas y que tomaba tranquilamente una copa de algún vino que estaban sirviendo, Bevery lo recordaba como el Vizconde Harry.
La princesa negó con la cabeza.
-Por ahora los planes siguen igual, yo seguiré al cargo del reino hasta que regrese.- suspiro.- No todos creen que soy la indicada para este puesto, ¿usted que dice Vizconde Harry?
Sabia que el hombre era de sus principales opositores en cualquier tipo de junta, no faltaba nunca la vez donde no tirara algún comentario para hacerla quedar como una princesa tonta y caprichosa.
-Pues…- se veía algo nervioso ante la pregunta reciente, mas al saber que todos los de su alrededor estaban observándolo fijo, esperando su respuesta para saber si iba a ir contra la corona de su reino o no. Fingió una risa y sonrió.- Yo creo que usted es la que mejor puede reinarnos.- miro a los otros nobles.- Un brindis por la Princesa Bevery.- agito la cabeza.- mejor dicho, por nuestra reina.- elevo su copa y todos chocaron felices de vivir en ese status. – Por favor, su alteza, unas palabras.- insistió.
Bevery sonrió contenta gracias a que la atención estaba en ella y en su excelente trabajo como reina.
Aunque ni siquiera tenia la corona de su madre, que era lo que mas deseaba en ese mundo desde que tenia tres años.
Siempre se había imaginado frente al espejo, practicando saludos y poses con aquella gigante corona.
Eso no importaba ahora, todos en aquel lugar la observaban expectantes por su discurso, sonrio y acomodo su voluptuoso vestido. Incluso la estúpida de Annie, quien aun la miraba con odio luego de haber competido toda su infancia por las mejores notas y los mejores modales.
-Primero que nada, quiero agradecer a todos por asistir al Gran Baile.- comenzó, haciendo contacto visual con su publico.- Estoy realmente agradecida de que pueda contar con ustedes para cumplir mis deberes como princesa y reina suplente del reino.- tomo aire.- Este cumpleaños significa mucho para mi, al tener a mi padre, el Rey, tan lejos de mi, me hace poner un poco triste. Pero ustedes logran siempre animarme.- mintió.- Espero seguir contando con ustedes por el resto del tiempo en el que este como su reina, y espero que eso sea mucho tiempo. Feliz cumpleaños a mi, supongo.- sonrio una vez mas, sintiéndose superior a cualquier individuo que estuviera escuchando, quienes a la minima señal de que el discurso había terminado, comenzaron a aplaudir como si hubieran escuchado lo mejor de su vida.
Pero había mas que gente de su reino escuchando, y eso era algo que ella nunca se hubiera percatado.
-¡¡¡Viva la reina!!!- todos se alarmaron al escuchar ese grito desgarrado desde alguna parte del salón.
Las luces se apagaron y todo quedo en un completo silencio y oscuridad.
El terror comenzó a viajar a través de la real sangre de Bevery, sintió su cuerpo comenzar a dar ciertas sacudidas que no podía manejar. La situación la estaba poniendo muy ansiosa.
-¡La princesa!- se escucho nuevamente, muchos brazos desconocidos comenzaron a tomar a la princesa, quien no se podía mover por el momento que estaba pasando.
Sintió diferentes empujones y voces hablando de forma muy baja. Luego, un disparo al aire hizo que toda la piel de Bevery se helara, de repente no había mas silencio. La habitación se lleno de gritos de desesperación, todos querían salir inmediatamente de la pesadilla en la que se había convertido el baile.
Bevery intentaba soltarse de aquel agarre que la llevaba quien sabe donde, lleno sus pulmones de oxigeno y abrió su boca para gritar.
Pero no fue necesario, antes de poder hacer alguna cosa, los guardias entraron al salón con antorchas en sus manos y buscaron a la princesa con desesperación.
No iba a ser tan fácil como pensaron que seria, en realidad no era una o dos personas las que estaban armando todo ese lio, la mitad del cuerpo de ejercito del reino de Kreston estaba ahí, con sus espaldas en las manos y listos para dar pelea.
La princesa sintió algo tapar su boca y ya había perdido la capacidad de poder gritar cuando se dio cuenta.
¿Cómo se atrevían a hacerle eso a su majestad suprema? ¿Por qué le tenia que estar pasando eso a ella? Bevery solo quería una fiesta de cumpleaños normal donde todo girara alrededor de ella.
-Métanla a la carroza, la sacaremos de aquí antes de que lleguen mas guardias.- escucho decir a uno de ellos, mientras que sostenida sus brazos con fuerza y la empujaba hasta donde ahora sabia.
Sus ojos se llenaron de lagrimas al saber que estaba a punto de ser secuestrada.
-Deberás pasar primero por sobre mi, imbécil.- escucho aquella voz que se había convertido en su salvadora y soltó un pequeño suspiro de alivio.
Gawain acomodaba el pedazo de tela sobre su frente con un poco de diversión, como si toda esta situación fuera hasta perversa para él, no se trataba de nada mas que un juego.
Sostuvo firmemente la espada entre sus dedos y derribo fácilmente a una de las personas que la mantenía cautivada. Y luego el otro, y luego el otro.
Finalmente Bevery estaba libre, y se había escondido cual niña pequeña, detrás de la enorme espalda de su caballero real.
-Dios, ¿Qué diablos esta sucediendo aquí?- pregunto una vez que estaba mas calmada.
-No creo que sea un buen momento para decirle ¨se lo dije, su alteza¨ pero si es un buen momento.- soltó mientras derribaba a otros invasores, pero cada vez parecía que llevaban mas y mas.
Se estaban multiplicando y los superaban en numero ya que sus soldados estaban junto al rey.
-Gawain, deben salir de aquí.- Bevery reconoció al padre de Gawain, Louis, quien también derribaba enemigos como si se tratara de plumas. Era quizás el hombre mas fuerte del reino, había batallado en incontables batallas y en todas había salido victorioso.
-Todavía podemos ganar, hay que sacarlos del castillo lo mas rápido posible.- respondió Gawain.
El viejo negó con la cabeza.
-Ellos nos superan en número, tienen armas.-explico.- Hay que sacar a la princesa de aquí, llévala a Smaug y de allí esperen nuevas noticias. Ella no puede estar aquí hasta que nos encarguemos de sacar a toda esta basura.
Bevery escuchaba atentamente, aun escondida detrás de su caballero.
Smaug quedaba a días de ahí, tendría que abandonar el reino por semanas incluso.
No quería tener que realizar todo ese viaje, no quería tener que volver a correr peligro.
Pero estaba consciente que su lugar en el reino era el mas importante en ese momento, y que debían salvarla de cualquier riesgo que pudiera estar corriendo.
-No soy su niñera.- alzo la ceja al escuchar el repentino berrinche que estaba haciendo el muchacho.
-Desde el comienzo sabias que tu deber es dar la vida por la familia real, hijo.- hablo mas duro su padre.- Lo harás, es tu deber y es tu honor el que debes defender y hacerme sentir orgulloso.-
Mas invasores entraban, los soldados no podían con todos, incluso una de las antorchas se había caído y ahora había parte del castillo prendiéndose fuego.
Era todo un desastre y Bevery cada momento tenia mas y mas miedo.
-Déjame combatir aquí contigo, no te dejare solo con todo este desastre.- volvió a hablar.
-¡No! ¡Gawain!- exclamo- Uno de nosotros debe vivir, uno de nosotros debe cuidar la corona.- suspiro.- Hazme el padre mas orgulloso, hijo.- soltó poniendo una mano en su hombro.- Vayan, rápido.- exigió.
Gawain sintió la mirada de su padre, sabia que debía hacer lo que estaba pidiéndole, que eso era la mejor forma de mantener a salvo a la princesa.
Su padre le estaba diciendo que no había algo mas importante que la seguridad de su alteza, y que no importaba si acababa muriendo ahí.
Tomo el brazo de la princesa y comenzó a alejarse, sosteniendo una vez mas la espada que chorreaba gotas de sangre de sus enemigos.
Estaba demasiado enfocado en apartar a aquellos hombres de la princesa, cuando escucho aquel peculiar grito que lo hizo detenerse y girar su cabeza.
Sus ojos se abrieron y un mudo grito quiso escapar de su boca.
Ahí estaba él… Su padre estaba en el suelo del palacio, un charco de sangre salía de debajo de su pecho, donde la espada había atravesado y lo había dejado en ese estado.
Unas lagrimas salieron de sus ojos al ver que su padre aun lo estaba observando, regalándole una ultima sonrisa tranquilizadora, antes de cerrar finalmente sus ojos para siempre.
Sintió su mundo caerse a pedazos, pero había sido entrenado para no dejarse llevar por sus emociones.
Saco de sus pulmones todo el aire retenido en un fuerte grito, y empuñando con fuerza su filosa espada se libero de todo el que intentara frenar su huida.
Las últimas palabras de su padre fueron dedicadas a su función como guardián real, como caballero de la futura Reina de Amaru y eso era lo que haría hasta que sus pulmones dejaran de funcionar.
Hasta el último latido de su corazón.
Bevery sostenía la mano de Gawain con fuerza, las lágrimas aún seguían cayendo por su rostro, había visto los últimos segundos de vida de Louis, aquella persona que la había cuidado desde bebé, no podía creer que acabara de dejarla en un momento como este.
Nada de eso hubiera pasado si su padre hubiera estado ahí, ni siquiera había podido defender a su gente.
Miro para atrás una vez mas antes de que Gawain le tendiera una capa para que se ocultara.
El castillo estaba en llamas, los nobles seguían saliendo escapando de lo que podía ser su muerte, y entre toda esa gente, vio aquella macabra sonrisa que reconocía muy bien.
El Reino de Kreston estaba atacando, y por esta vez, habían ganado…