Despierto sintiendo los latidos de mi corazón en la cabeza. Abro un sólo ojo y miro la hora. 12:45 P.M. Siento el estómago pesado y la boca se me hace agua, me levanto de golpe y corro hacia el baño, casi me caiga en el proceso debido a que aún llevo el vestido de anoche puesto. Suelto todo el líquido etílico quedando un sabor amargo en mi boca. Me lavo los dientes y aún así el sabor amargo no me abandona. Juro que no volveré a beber a menos que sea muy necesario. Tomo una pastilla de mi gaveta y bajo a la cocina por agua. El salón es la muestra de todo lo que pasó en mi prefiesta. Si mi papá ve la casa así, le da un patatús. Llego a la cocina encontrando tres caras demacradas que estallaron en risas al verme llegar. —¿Qué? —pregunto con mala cara. —¿Te has visto? —Chase señala mi

