Bronce caminó hasta nosotras, la expresión en su rostro era indescifrable como si no hubiera prestado atención a nuestra conversación, eso esperaba. Tenía una franela negra y unos jeans con sus botas vaqueras, no podía dejar de observarlo, era demasiado atractivo para la sociedad, y demasiado inalcanzable, tampoco es como si estuviera interesada... ¿a quién quería engañar?, quería que me tomara en sus brazos y me volviera a besar.
-¿Cómo te sientes? -dijo Bronce mirándome directamente.
Indira intentó aguantar una carcajada tal vez por lo vergonzoso de la situación, pero soltó un ruido poco elegante desde su nariz, Susi en cambio dejó permanecer una sonrisa pícara al mirar de mí a Bronce.
-Mucho mejor -respondí-, gracias.
-Ven Indira, voy a mostrarte eso, que te dije -dijo Susi dejando
