XXIX. Debemos irnos

1353 Palabras

Despierto sintiéndome cómodo con la mujer que tengo entre mis brazos. Ella duerme como si el mundo no ardiera en este momento, tranquila, cómoda, sin preocupaciones. Su cabello cae sobre su espalda y ella respira pausadamente. Sus largas pestañas unidas hacen que se vean mucho más abundantes. Hace una pequeña mueca y luego se relaja. Su cuerpo va un poco descubierto por lo que la cubro correctamente, hoy el clima es frío y lo último que queiro es que Kagome se resfríe. Aún siendo muy pandillera, ella es un ser humano que se enferma. Cuando la tengo bien cubierta dejo un beso en su frente y ella sonríe aún durmiendo. Esos pequeños gestos por su parte son tan dulces que no parece creibles. Digo, Kagome es la mujer cuya boca existe en su 90% para maldecir y decir palabras sucias, pero tambi

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