Sólo quería sacarla de allí, la tomé de las manos y sentí como su pulso se ponía débil.
Les grité que llamaran a una ambulancia, mientras me debatía entre sí sacarla o no, estaba muy débil, sus ojos no se abrían y no sé qué pasaba por su cuerpo. Tenía miedo que al moverla todo se pudiera poner peor.
Mi teléfono sonaba, no me imaginé quién podía ser, solo que no sabía si contestar o no. Estaba muy afectado por lo que pasaba. Tome mi teléfono y era Tom, estaba indeciso en responder porque no sabía bien que le diría, pero al final no tuve de otra al ver qué tenía muchas llamadas perdidas.
—¿Qué paso? —Mi corazón iba a mil por horas y estaba seguro de que él podía sentir aquello.
—Por cómo suenas, seguro ya lo sabes — Mi mente voló en ese momento, sin saber de qué me estaba hablando.
—No
