Max.*
Sonrío con impaciencia deseando que la puerta se abra lo antes posible para poder sentirme completo, al ver a ese hombre mutilar a esa mujer me hizo sentir tan bien que aún no puedo explicarlo con facilidad.
Jack irá con Jackson y eso hace que me ponga un poco alerta.
— ¿Crees que nos haya traicionado? — Preguntó la voz en mi cabeza.
No, de hecho pienso que está siendo inteligente, es bueno que lo sienta de su lado, así cuando menos lo piense ya estará bajo tierra con los intestinos de fuera.
La puerta se abrió y entre a la habitación, todo estaba oscuro hasta que las luces se encendieron.
Una gran sonrisa se mostró en mi rostro al ver a las personas que me observarán durante el tiempo que tarde en hacerlo.
Unas puertas se abrieron y entraron un par de hombres quienes cargaban a una persona en una silla, la pusieron frente a mí y sin poder evitarlo empece a mostrarme cada vez más emocionado.
— Ayuda. — Pidió una voz femenina suave.
Alcé una ceja, que interesante, una mujer.
Me giré un momento y les di una sonrisa sombría a los espectadores para después volver al lugar donde estaba. Retiré el saco de su cabeza dejándome ver su rostro, debo admitir que es uno lindo, aunque no hay comparación con el de Isabel.
— ¿Quién eres?, ¿Qué hacemos aquí? — Pregunté asustado.
— No lo sé, venía del trabajo cuando me secuestraron, tienes que ayudarme. — Pidió llena de miedo.
Me reí por dentro, aún ni comenzamos a jugar y ya tiene esa expresión que logré llenarme por completo.
Empecé a quitar las cuerdas de inmediato, la tomé de la mano ayudándola a caminar debido a que tenía una herida. Las personas estaban confundidas e incluso llamaban a los guardias, no le tomé importancia y solo seguí.
Golpeamos la puerta por la que entre, intento abrirla o al menos eso hago imaginar.
— No se abre. — Susurré decepcionado.
Me recargue en la puerta y lleve mis manos a mi rostro.
— Vamos a morir, ni siquiera pude ayudarte. — Dije apretando la mandíbula.
Su mano se colocó en mi hombro.
— Tranquilo, haz hecho lo que podías. — Intentó animarme.
Apreté los labios y ya sin poder evitarlo solté una carcajada, levanté mi mano de inmediato y le di un puñetazo en el rostro que la llevó directamente al suelo.
Se me quedo mirando sin comprender el porque a lo que negué una y otra vez.
— Confiar solo te lleva a morir, por eso el día de hoy una lección serán para todo... Porque te he engañado. — Dije con obviedad agachándome a su altura.
Tomé uno de sus mechones y lo jale, levantó su mano con intenciones de golpearme pero no lo permití.
La arrastre del cabello nuevamente a la silla y la volví a amarrar. Me di la vuelta yendo a la mesa donde están todas esas herramientas de tortura.
Tomé un pequeño cuchillo y lo acerque a su rostro, negó y sus lágrimas no tardaron en recorrer sus mejillas.
— Por favor...
— Aún no, esto no es nada, no merezco súplicas aún, pídelas cuando veas tus tripas afuera. — Aconseje sonriendo.
Negó una y otra vez esperando a que le hiciera caso de dejarla en paz.
— Corta su maldita lengua para que deje de decir estupideces. — Dijo esa voz en mi cabeza.
Encaje el pequeño artefacto filoso en su mejilla lo que la hizo gritar y a mi enfadar, estrellé mi puño contra su boca logrado que escupa sangré de inmediato y que un diente caiga.
Solté una carcajada y la obligue abrir la boca bien, estiré mi mano a la mesa y sujeté unas pinzas con las cuales empecé a sacar cada uno de sus dientes sin miedo ni remordimiento alguno.
Al terminar deje caer las pinzas y paté los dientes haciendo que estos golpen el vidrio y una que otra persona se haga hacia atrás.
— Vamos a jugar. — Susurré despacio.
Sujete su mano y tomé un cuchillo bastante grande, la recargue en la mesa y sonreí.
— Primera pregunta: ¿Crees que Max te matará hoy o tendré corazón para dejarte ir? — Pregunté con una ceja alzada.
Empezó a llorar más a lo que hice una mueca.
— Incorrecto. — Dije cortando su dedo índice.
— Siguiente pregunta. — Dije emocionado.
— ¿Con cuántos chicos te has acostado? — Cuestioné con cinismo.
Se quedó en completo silencio, vaya parece que han sido varios y tiene miedo decirme.
— Tres. — Contestó bajando la mirada.
Sonreí y tomé tres de sus dedos cortándolos, solté una risa llena de locura y lance los dedos contra el vidrio mientras caminaban de un lado a otro sin contenerme mucho.
Me puse una vez más frente a ella e hice cortés profundos en su rostro.
Lo encaje en su garganta y lo baje por su pecho hasta su abdomen abriendo, tomé los dos extremos que estaban divididos y los jale con fuerza dejando que su sangre me cubra por completo. Los intestinos cayeron así que entre risas los levanté para mostrarlos pero sus ojos se encontraban sin vida ya... Qué aburrido, casi ni soporto el juego.
Tomé una vez más el cuchillo grande y me coloque detrás de ella, sujete su cabello para que me diera acceso a su cuello. Lo rebane de lado a lado hasta desprender su cabeza, camine con ella en mi mano derecha y el machete en la otra.
Estuve bastante cerca del vidrio logrando que las personas me observen con miedo. Lance la cabeza hacia él, rebotó cayendo a la suelo.
Me encogí en los hombros y solté el cuchillo para ir a la puerta y esperar a que la abran, lo hicieron en un par de segundos y al salir de ahí mis ojos captaron a Jackson quien está cubierto de sangre y me muestra una sonrisa llena de satisfacción.
— ¿Dónde está Jack? — Dije frunciendo un el ceño.
Se encogió en los hombros y limpio un poco sus manos.
— No es tan bueno para esto como tú, lo envíe con unas chicas a divertirse. — Aviso con una gran sonrisa...
Espero que les guste.
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