Romina.
No, esto no nos puede pasar a nosotros, los guardas espalda entraron al despacho con sus armas y nosotros a medio vestir.
Mi cuñado bajo corriendo, cuando nos vio, bueno, vio a mi esposo porque yo estaba escudándome detrás del.
Mi cuñado se retira, nos pide que esperemos, baja junto con mi cuñada, nos mira sorprendida y suelta una carcajada.
La miro mal, y me contagio de la risa. Bruno le dice a mi cuñada que menos mal que la cocina es más firme.
Mi cuñada lo mira sorprendida por sus palabras.— con su rostro rojo de la vergüenza.— él la mira y se disculpa por lo que dijo, que solo se le salió.
Le digo a mi cuñada, ahora sabemos que los escritorios no son firmes, por muy caro que sean.
Estallamos en risas, y nos dirigimos a nuestros dormitorios, KLaus me toma en sus brazos y
