Estamos por aterrizar en el aeropuerto privado de santa Mónica, tenemos camionetas negras blindadas. Ya en camino mis niños están encantados por la costa, me dicen que jamás habían salido de vacaciones, ni menos ir, al mar, a pesar de vivir en una ciudad costera, para Romí le salía difícil salir y más con 2 niños. No puedo recriminarme por todo lo que pasaron, como me dijo Romí, la vida quiso que fuera asi, pero ahora estaré en todo el proceso de crecimiento de mis 4 hijos. Cuando los autos se detienen, mis hijos se quedan maravillados, bueno, todos lo estamos, por la vista que nos regala el lugar. En ese momento aparecen 2 personas de unos 65 años, nos reciben y se presentan como los Hamilton. Ellos quieren vender su hotel, pero alguien que no termine con décadas de estar dedicados a

