—Carlos, ven a mi oficina 1le digo al teléfono—, en seguida. Sin poder creer que el propio Fiscal general me haya llamado para imponerme un cargo que por su naturaleza es potestativo, decisión de cada quien ocupar o no, me remuevo en mi silla. Si bien ello me dará el reconocimiento al que muchos aspiran, entiendo que es una responsabilidad e peso, pues no cualquiera tiene la calificación requerida para ejercerlo, y no a cualquiera la máxima autoridad lo llama para decirte de manera indirecta que te considera buen profesional y que por tal razón espera que estes dentro de la terna de la cual finalmente el seleccionará tanto al fiscal titular y al fiscal auxiliar. —¿Cuál es la noticia de ultimo momento? —pregunta Carlos entrando a mi oficina—, si me llamaste

