Haber hablado con la señora Amanda me dio la tranquilidad que estaba necesitando. Por lo menos logré dormir. Mi rostro ha tenido mejor apariencia otros días. Sin embargo, poco me importa lo que pudieran pensar al ver que mi animo no es el mejor en estos días. Con mis artículos personales bajé hasta la planta baja de la casa de Aaron. Encontré a todos alrededor de la mesa. Voltearon a verme, por lo que forzando una sonrisa los saludé. —Buenos días. Al unísono todos me respondieron. —Debo irme en seguida —les comunico. —¿No vas a desayunar con nosotros? —pregunta Anderson. —No tengo apetito, debo salir rápidamente, gracias, feliz día a todos. Dándoles la espalda me encamino hacia la puerta, fui detenida justo cuando colocaba un pie del otro lado. —No vayas a comenzar, por favor —dig

