Mientras voy manejando de regreso a mi casa, eventualmente miro a mi derecha para observar a Luisana, quien va callada mirando por la ventana el exterior. Que haya accedido al final sin oponer resistencia me tomó por sorpresa. Por lo general lo que recibo de ella son negativas, y verla a mi lado en tranquilidad absoluta me hace sentir extraño. No niego que esto es lo mejor, una batalla menos por librar en medio de todas las que tengo por delante con el enemigo que mayor peso tiene. —Cuéntame que hay en esos pensamientos —le pido me diga mirándola un momento y al segundo siguiente volver la vista a la vía que tengo al frente. —Nada extraordinario, puro trabajo —me responde con tranquilidad. —¿Qué haces en tus ratos libres? —le pregunto con curiosidad, es una forma de ir indagando sobre s

