No es fácil lidiar con las emociones, mucho menos si ellas van acompañadas de lujuria, apetito s****l, los cuales nunca había experimentado en conjunto sino hasta ahora, y como para acrecentar más mi malestar, su insistencia, la terquedad de Luisana, su afán por llevarle la contraria a todos.
Pese a haberle explicado en la mañana la resolución que tomamos de que solo se trasladaría conmigo al salir a la calle, el saber que no solo se expuso en la tarde de hoy, sino que ahora reniega de ir conmigo en la camioneta, logró sacar la peor parte de mí, la ira.
—Tu terquedad va a hacer que me de un infarto en cualquier momento —la acuso cuando íbamos en camino después de discutir con ella por largo rato en el estacionamiento y terminar accediendo al darse cuenta que ninguno de los escoltas me ll
