Aidan fijó su mirada en la figura del cazador, que se adentraba por la puerta como si el mundo entero le perteneciera. La presencia de aquel hombre era imponente, casi insoportable, y sin detenerse a pensar en cuál sería la mejor decisión en ese momento, el joven ghoul reaccionó instintivamente. Recordando la acción que su padre adoptivo, Allen, había tomado minutos atrás, decidió imitarla, pero con un giro propio. En lugar de correr hacia la salida, optó por dirigirse hacia una de las paredes cercanas, buscando un refugio improvisado. Sin pensarlo mucho, tiró de la chica del vestido para que lo acompañara y, con un movimiento rápido, también tomó a Allen, que parecía perdido en su propio mundo. Ya ocultos los tres, en aquel rincón donde la luz apenas llegaba, Aidan y Corito intercambiaro

