La voz del hombre se pierde en la distancia, desvaneciéndose por completo. Para el trío, ese hecho se convierte en un alivio profundo, una sensación de seguridad efímera al saber que aquel peligro está cada vez más lejos de su alcance. Allen, con un gesto casi imperceptible, agradece en voz baja a la chica, consciente de que su intervención había logrado quitar a su padre del camino. Sin embargo, el inquietante peso de la incertidumbre permanece latente en su mente.
Mientras reflexiona, las piezas del rompecabezas se encajan en su mente: ella es la hija del cazador. Su presencia en el club Desire junto a Aidan levanta sospechas; es posible que ella también comparta el oficio de su padre y que, por ende, sea una amenaza. Pero Allen, intentando mantener la calma, recuerda que no puede permi
