CAP. 47 - LA FALLA Pero entonces, la falla. Lo que no tenía que pasar, lo inesperado… Un ruido. No uno lejano, no uno insignificante. Uno demasiado cerca. ´Ágata giró en seco, pero ya era tarde. —¡Alto! Las luces del corredor se encendieron de golpe. Alguien había esperado. Alguien había estado prestando atención. La joven sintió el peso de la traición, el desconcierto del momento. Pero antes de moverse, antes de siquiera pensar en luchar, vio a Grazia. La monja no dudó. No corrió hacia ella, no la intentó proteger. Solo huyó. Un movimiento rápido, un giro hacia la oscuridad, y la monja se desvaneció antes de que los guardias pudieran verla. La joven no la buscó con la visual. No podía. ¿Qué salió mal? No había tiempo para despedidas. Solo tenía que para aceptar que, aunque ha

