Antoan se anima a acompañarme a casa, así que me lo llevo. Aprovecho de comprar algunos dulces antes de regresar y finalmente nos subimos al auto para volver al town house. Todavía voy dándole vueltas al asunto del niño de la feria de comida, me recordó tanto a John que creí que no pararía de llorar, y eso que no se parecían físicamente en nada. No enciendo la estéreo. Viajamos en silencio, Antoan tecleando la pantalla de su celular y yo sumida en mis pensamientos. Cuando llegamos a casa es imposible no admirar la enorme camioneta negra que está estacionada en frente, es una For Runner último año. Y de inmediato ato cabos. Richard es todo un diablillo inteligente. Hago que Antoan cargue con todo porque yo me apresuro a entrar con ansiedad. -Hola a todos. -saludo animada. Richard es

