Recordaba haber alegado hasta el cansancio con ese hombre que la había invitado a vivir con él, incluso recordaba que sus argumentos habían sido mucho mejores que los de él, entonces, ¿por qué razón estaban sus hijos corriendo a sus habitaciones en esa casa que ella no conocía? —La casa... —La compré —informó Alonso, que no había necesitado que la mujer terminara su frase para saber lo que iba a preguntar—. Me hubiera gustado pedirte opinión, pero para eso debía esperarte no sé cuánto tiempo y a mí me comen las ansias. Mi madre me ayudó a escogerla, también se hizo cargo de la decoración de casi todo junto a Ángela. Erena miró a todas partes, descubriendo que algunas cosas las había elegido ella, sin saber, pues para ella habían sido tan solo opiniones a las preguntas de Macaria y Ánge

