CANTO XXIV-2

2111 Palabras

Así conversaban en la morada de Hades, dentro de las profundidades de la tierra. Mientras tanto Odiseo y los suyos, descendiendo de la ciudad, llegaron muy pronto al bonito y bien cultivado predio de Laertes, que éste compró en otra época después de pasar muchas fatigas. Allí estaba la casa del anciano, con un cobertizo a su alrededor adonde iban a comer, a sentarse y a dormir; los siervos propios de aquél; siervos que le hacían cuantas labores eran de su agrado. Una vieja siciliana le cuidaba con gran solicitud allá en el campo, lejos de la ciudad. En llegando, pues, a tal paraje, Odiseo habló de esta manera a sus servidores y a su hijo: —Vosotros, entrando en la bien labrada casería, sacrificad al punto el mejor de los cerdos para el almuerzo, y yo iré a probar si mi padre me reconoce

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR