CAPÍTULO 37

1321 Palabras

—¿No crees que deberíamos despertarla ya? —preguntó Maximina cuando dieron las nueve de la noche, luego de que todos terminaran de cenar—. Es mucho lo que ha dormido, ¿no? —Creo que es más lo que no ha dormido —señaló Maximiliano, parado junto a su madre en esa habitación donde, de vez en cuando, se escuchaba el suave respirar de la joven; el resto del tiempo esa habitación era puro silencio—. Dejemos que por lo menos se completen ocho horas, la despertaré entonces y la obligaré a cenar algo. ¿Te parece? Y, aunque de su gusto la despertaría justo en ese momento, Maximina asintió, terminando por acceder e irse a su habitación luego de tomar a su nieta de la cama donde había ido a dar cuando le entregó la mamila para dormir, quedándose dormida en la cama de esa chica que adoraba, a pesar d

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