Iván se acercó al escritorio de la muchacha. La joven se estremeció y tembló al momento que su jefe se aproximó a ella. Él empezó a hojear las pólizas que la chica estaba ordenando y digitando en su computador.
—¿Qué tenemos pendiente? —averiguó Iván.
La joven con las manos temblorosas tomó la agenda.
—Mañana tiene reunión con el gerente del Banco Popular, para renovar el contrato que la institución mantiene con la empresa. Al medio día lo esperan los de la agencia de publicidad.
Así fue enumerando las actividades que Iván tenía al día siguiente.
—Haz de cuenta que yo no estoy aquí, sigue haciendo tu trabajo— ordenó girando para entrar a su oficina.
La chica permaneció pensativa, mientras aspiraba el delicioso aroma de su jefe que se quedó impregnado en el ambiente. Al contrario del
