– vamos deja esa cara – hablo su tía una vez que entraron al auto de nuevo. Ella lo miraba con reproche y fingida molestia, siendo la persona divertida que siempre había sido – no estuvo tan mal, señor limpieza – eso le hizo curvar su boca en una minúscula sonrisa, ella y sus apodos originales. Su tía sonrío en grande y se dispuso a poner en marcha el auto de nuevo, eso le gustaba de ella, no lo forzaba a hablar o a conversar con ella como lo hacían otras personas.
Dio un largo suspiro y se estiró en su asiento dispuesto a dormir lo que faltaba del largo y estresante viaje, esperaba que fuera lo único estresante por lo que tuviera que pasar.
– hey~ – sintió como una mano lo sacudió sacándolo de su ensoñación. Abrió los ojos perdido hasta que su vista se enfocó en su tía Haly quien sonreía muy emocionada – ya llegamos, bello durmiente.
Adan asintió sintiéndose aún perdido por el sueño ¿en qué momento se había quedado dormido? Su tía sonrió y le dio permiso para que saliera del auto y así lo hizo.
– ¿te gusta? – preguntó su tía viendo la casa en la que ahora vivirían los dos con orgullo. Alzó la vista encontrándose con una pequeña casa pintada de marrón, en el porche había unas pequeñas plantas muy bien cuidadas; la casita era bonita, no lo negaría y se sentía extrañamente como un hogar cálido y bien cuidado, esperaba no decepcionarse cuando entraran –
– se ve… prometedor – respondió en voz baja y calmado. Su tía sonrió en grande y volvió al auto para comenzar a bajar sus maletas –
– sabía que te gustaría – comentó pasándole su maleta – cuando la vi por primera vez me enamoré de ella – Adan levantó una ceja incrédulo y su tía soltó una sonora carcajada, hasta ese momento sus vecinos no se habían dado cuenta de su llegada, pero después de esa risotada dudaba mucho que no se hubieran dado cuenta –
Su tía era una persona especial, de esas que si la vida les da una cachetada ellas ponen la otra mejilla y esperan el siguiente golpe con una gran sonrisa. Haly Hope, era la hermana de su difunto padre.
Haly era muy bonita y alegre, aún se preguntaba cómo es que a sus 36 años no tenía un esposo o novio, ella era realmente bonita, tenía el cabello largo y lacio de un color n***o azabache que él también poseía, los ojos de un azul muy profundo, un rostro verdaderamente hermoso y poseía un cuerpo de chica adolescente, sin contar que era inteligente y cocinaba como los dioses.
Tal vez su personalidad segura y extrovertida asustaba a los hombres, a muchos de ellos les daba miedo las mujeres seguras que se valieran por ellas mismas y que no los necesitaran al lado para ser felices, era muy tonto si le preguntaban a él.
Los dos tomaron sus maletas y se adentraron a la hermosa casa que, para su suerte, era aún más bonita por dentro, se veía totalmente hogareña y estaba totalmente amueblada. Su tía le enseñó la cocina, la sala y por último su habitación, para su sorpresa no había nada extraordinario y lo agradecía infinitamente, solo había una cama de un cuerpo con sábanas blancas bien estiradas, un closet mediano de madera, una mesa de estudio con una silla que se veía cómoda y una mesita de noche con una lámpara de ¿iroman?
– decidí no decorar tu habitación para que lo hicieras tú mismo – habló su tía desde la puerta recostada en el marco de esta –, sé que te gusta hacer las cosas a tu madera – el azabache asintió dándole las gracias en silencio detallando todo a su alrededor e imaginando la decoración que le pondría – Adan… – el chico volteó a verla diciéndole con la mirada que diga lo que tiene pensado decirle – te inscribí en la escuela local.
Adan abrió los ojos sorprendido y negó asustado, el miedo colándose dentro de sus huesos, un escalofrío lo recorrió completo y se sentó en la cama todavía negando susurrando unos “no”
– ya pasó año, cariño – la mujer se acercó con sigilo y se sentó a su lado acariciándole el cabello – sé que sientes temor, es un nuevo ambiente – susurró con voz calmada relajándolo un poco, las caricias en su cabello seguían tranquilizándolo cada vez más – tómalo como una segunda oportunidad para hacer amigos – Adan hizo una mueca no muy convencido por la idea – podrías conseguir una novia – habló en un tono coqueto –
– ¿Por qué una novia? – preguntó confundido –
– no lo sé, nunca haz tenido una – se encogió de hombros sin darle importancia – ayer me llamó tu mamá – el chico se tensó ante el nombramiento de su progenitora – sí, ya sé que no quieres saber nada de ella, pero trata de no sé ¿hablar con ella? Ella… se oye muy arrepentida.
– siempre se oye arrepentida – susurró melancólico mientras miraba un punto fijo en la habitación –
– está bien – le susurró comprendiendo la situación. Besó su cabeza y se levantó para caminar hacia la puerta – solo quiero decirte que Evan estaría muy orgulloso de ti – susurró aun de espaldas. Adan sonrió un poco y asintió – más tarde pediré pizza…
Adan asintió aún triste por la anterior conversación. haly suspiró sintiéndose algo culpable por el estado de animo de su sobrino y salió de la habitación cerrando la puerta en el proceso. Adan suspiró y se levantó para comenzar a desempacar, no tenía casi ropa así que no se tomó más de una hora. Miro a su alrededor sintiéndose algo inquieto con la simplicidad de la habitación, fue hasta su maleta (ya vacía) y sacó unas estrellas de ahí para comenzar a decorar un poco su habitación.
Ya había decidido como decorarla, en las ventanas colocaría unas bonitas cadenetas de mariposas que tenía en su antigua habitación, en la pared de la izquierda colocaría unas luces de blancas con unas flores que compraría cuando saliera, según lo que había escuchado de su tía había un gran súper mercado a unas calles de su casa, en la mesa de estudio iba a poner todas las cosas de su escuela y pensaba poner una alfombra de peluche morada que traía de su antigua habitación. Sus peluches irían en el estante de la esquina, porque sí, le encantan los peluches y las cosas bonitas, a él no le importaban las mierdas de estereotipos, si algo le gustaba lo compraba y lo usaba, aunque las personas lo miraran mal.
Sacó su reproductor de música y lo encendió para comenzar a ordenar todos sus libros y figuras de acción que habían llegado antes que ellos.
Cuando intestas tu mejor, pero no tiene éxito
La música comenzó a sonar por toda su habitación, convirtiéndolo en su espacio seguro.
Cuando consigues lo que quieres, pero no lo que necesitas…
Amaba esa canción.
Cuando te sientes muy cansado, pero no puedes dormir…
Atrapado en reversa
Fix you de couldplay, amaba mucho esa banda.
Y as lágrimas comienzan a correr por tu cara
Cuando pierdes algo que no puedes reemplazar
Deseaba no sentirse tan identificado con esa canción.
Cuando amas a alguien, pero todo se arruina
¿Podría ser peor?
Las luces te guiarán a casa
E incendiarán tus huesos
Y yo intentaré arreglarte
Arriba en lo alto o por abajo
Cuando estás muy enamorado como para dejarlo ir
Pero si nunca intentas, nunca sabrás
Lo que vales
Las luces te guiarán a casa
E incendiarán tus huesos
Y yo intentaré arreglarte
Las lágrimas corren por tu cara
Cuando pierdes algo que no puedes reemplazar
Las lágrimas corren por tu cara
Y yo
Las lágrimas corren por tu cara
Te prometo que aprenderé de mis errores
Las lágrimas corren por tu cara
Y yo
Las luces te guiarán a casa
E incendiarán tus huesos
Y yo intentaré arreglarte
cuando la canción terminó las lágrimas caían por ambos lados de su cara ¿en qué momento había comenzado a llorar? dioses, eso era tan patético.
Limpió las lágrimas y caminó hacia el espejo que se encontraba a un lado del closet, miró su reflejo y se sitió algo asqueado, su cabello que solía ser muy bonito y brillante, ahora se encontraba sin brillo y maltratado, sus bonitos cachetes que antes solían ser rechonchos habían desaparecido, debajo de sus ojos habían unas enormes bolsas negras gracias a la falta de sueño y ni se hablar de su cuerpo, había bajado mucho de peso en estos dos años, hizo una mueca de asco de volteó a hacía la pared sintiendo mucha vergüenza de sí mismo.
Odiaba verse así de feo, él tenía que ser bonito, él tenía que gustarles a todos.
Siguió ordenando su habitación cantando de vez en cuando las canciones que reproducía su mp3 hasta que sintió que tocaban la puerta.
– adelante – habló en voz baja. Sabía que su tía tenía el súper oído de Superman y lo escucharía. La puerta de su cuarto fue abierta y por ella entró Haly muy sonriente con dos platos con pizza en ellos –
– Dios mío, Adan sé que no crees en Dios, pero esta pizza parece hecha por él – el azabache la miró con un semblante aburrido para luego aceptar uno de los platos – te juro que la mejor pizza que he probado en mi vida – exclamó sentándose en la silla que estaba frente a la mesa de estudio –
Los dos comenzaron a comer la pizza en completo silencio, Haly sabía que al chico le gustaba comer en silencio, tomarse su tiempo para comer pedazo por pedazo.
– me gusta como está quedando – comentó llamando la atención del chico quien se encogió en su puesto avergonzado –
– ¿tú crees? – su tía asintió emocionada. Adan sintió sus mejillas arder gracias al cumplido –
– sí, todo pinta muy hermoso – Adan sintió sus mejillas casi explotar por la vergüenza, su tía siempre decía cosas así sabiendo que los cumplidos lo hacían avergonzarse al mil – te aconsejo que pongas unas estrellas en el closet para que no se vea tan vacío y unas cuantas flores por acá – señaló la pared izquierda donde tenía planeado colocar las flores – ya lo habías pensado ¿verdad? – Adan asintió avergonzado – ese es mi sobrino, sacó los genes de su papá y su tía.
– ¿a papá le gustaba decorar? – su tía asintió estirando la mano para que le entregara el plato –
– claro, ¿crees que Lu Han sabía de eso? – rió divertida – tu mamá apenas y sabía organizar una pirámide de bloques.
Adan asintió dándole la razón, él nunca había visto a su mamá decorar nada. Su tía trabajaba decorando espacios para gente rica u organizando eventos. Ahora ultimo había abierto una cafetería en ese pueblecito hacía una semana y según lo que le había contado le estaba yendo muy bien, de hecho, el motivo por el cual se mudaron a ese pueblecito fue la cafetería, ya que su tía se quería en encargar ella misma de su negocio.
– mañana saldré a las 6 de la mañana a la cafetería ¿quieres ir? – preguntó muy sigilosamente temiendo asustar al chico –
– tal… tal vez vaya más tarde – su tía asintió y se levantó de la silla para caminar hacia él y espelucar sus cabellos sacándole un quejido –
– mi cabello – se quejó volviendo a acomodarlos rápidamente sacándole una risita divertida a su tía – no es gracioso – trató de verse enojado inflando sus mejillas, pero solo sacó un chillido de ternura de su tía –
– ¡Dios que hermoso eres! – comenzó a apachurrar sus mejillas sacándole quejidos peleando con ella para que apartara sus manos de su pobrecita cara –
Los dos terminaron riendo uno más alto que otro. Hace tiempo que no se sentía así de… vivo.
– eres mi bebé, Adan – comentó su tía una vez que dejaron los juegos, los dos se encontraban acostados en la cama del mas menor – nunca me arrepentiré de haber tomado tu custodia, te amo tanto mi pequeño.
Haly abrazó a su sobrino llenándolo de todo ese amor maternal que tenía reprimido en su interior. Adan solo se dejó hacer recibiendo los cariñitos que su tía le daba, sintiéndose cálido y amado, se sentía simplemente bien y aunque nunca se lo dijera él también la amaba mucho, la amaba como si fuera su verdadera mamá.
Al día siguiente se levantó cerca de las ocho de la mañana, había se había quedado dormido mientras su tía le hacía cariñitos en la cabeza, había dormido increíblemente bien tanto que las horribles ojeras debajo de sus ojos ya no estaban. Miro su reflejo en el espejo y se sintió un poco más aliviado al no ver esas horribles ojeras, sus rasgos asiáticos heredados por su madre se notaban más y su cabello se veía más brillante, se sentía muy feliz por eso.
Entró a la ducha, dejó que el agua le hiciera un suave masaje en la piel relajando su cuerpo, la temperatura estaba simplemente perfecta. Después de ducharse escogió un pantalón de mezclilla, un suéter n***o y unos converse rojos, se dirigió al espejo e hizo una mueca al ver la piel de su cara tan pálida como la de un muerto, sus labios se veían resecos y agrietados. Soltó un sonoro suspiro y se apartó del espejo con un puchero en los labios.
Él quería verse bonito ¿por qué no era bonito?
Se asomó por la ventana de su cuarto la cual daba a la mitad de la calle, algunas personas caminaban tranquilas hacia sus trabajos, mientras que otras solo paseaban a sus perros o regaban sus plantas. El vecindario se veía muy bonito y las personas parecían ser muy amables. Se apartó de la ventana y salió de su habitación, bajó las escaleras y entró a la cocina, tomó una manzana para comerla de camino a la cafetería de su tía.
Tomó sus llaves y salió por la puerta delantera recibiendo el frío viento de otoño, cerró los ojos e inhalo el fresco olor a pasto recién cortado y tierra mojada, algunos de sus vecinos lo saludaron dándole la bienvenida al vecindario, él solo les sonreía algo incómodo.
Según recordaba lo que le había dicho su tía la cafetería quedaba bajando a la derecha ¿o era a la izquierda? Después de caminar en círculos decidió preguntarle a una ancianita que paseaba a su perro y ella muy amablemente le explico por donde tenía que coger para llegar a la cafetería de su tía.
El pueblecito era bonito, lo poquito que había caminado le había gustado, tenían muchas plantas y flores, y las personas eran realmente amables entre ellas, nada comparado a su antiguo vecindario donde las vecinas peleaban por sus esposos y hablaban mal de todos.
dioses sí que odiaba aquellas viejas chismosas.
Cuando llegó a la cafetería de su tía soltó un suspiro de alivio, había caminado un más de la cuenta, era mucho ejercicio para su debilucho y escuálido cuerpo. Entró sonando una campana llamando la atención de todos los clientes que se encontraban en el establecimiento, se sonrojó hasta las orejas al sentir tantas miradas en él y por un momento pensó en salir corriendo devuelta a su casa y encerrarse en su cuarto hasta que estuviera anciano.
Su tía salió de una habitación que parecía ser la cocina y sonrió en grande cuando lo vio.
– ¡llegó mi bello sobrino! – gritó haciendo reír a unos cuantos clientes que después siguieron comiendo o charlando con su acompañante. El chico se sonrojó aún más y le hizo una seña para que bajara el tono de la voz – ¡ven! – comenzó a jalarlo por el brazo – te presentaré a algunas personas.
La mujer de ojos azules lo llevó hacia un grupo de 3 mujeres que charlaban muy animadas, una de ella cargaba a un bebé entre sus brazos – ¡chicas! – las mujeres dejaron de charlar y enfocaron su vista en la energética mujer de cabellos negros – miren, este es mi amado sobrino – lo tomó a él por los hombros y lo colocó frente a las cinco señoras –
La que estaba de primera era más gruesa que las demás, también tenía un rostro muy bonito lleno de dulzura y amabilidad, tenía los ojos verde esmeralda, su cabello hasta los hombros era castaño estaba perfectamente ondulado y tenía un vestido de otoño que le quedaba muy bonito. La segunda era la que tenía el bebé, era muy bonita, parecía que era la más joven del grupo, su cabello era largo y rojizo, su rostro era muy hermoso con unas cuantas pecas en el, estaba con ropa para el frío y el bebé que tenía en sus brazos estaba bien abrigado, tenía mucha curiosidad por aquel bebé
¿sería igual de bonito que su mamá?
La tercera y última mujer era una señora no más de 40 años, muy bonita de cabello n***o y piel pálida, casi como la de él, tenía la cara fileña y los ojos azul aguamarina más claros que los de su tía, pero no más bonito
Ellas lo examinaron de pies a cabeza, en ese momento quería que la tierra se lo tragara y lo expulsara en lo más profundo del océano pacifico.
– ¡es tan lindo! – exclamó una de ellas acercándose rápidamente a él. Su tía asintió orgullosa – hola cariño, me llamo Lizet, pero me puedes decir Liz – sonrió de forma amable – ellas son Rose – señaló a la mujer bonita con el bebé, la cual le sonrió avergonzada – y Dayane – señaló a la mujer pelinegra – es muy tímido – la mujer pelirroja asintió dándole la razón –
– es muy lindo tu sobrino, Haly – comentó la pelinegra haciéndolo sonrojar más –
– verdad que sí – dijo su tía muy orgullosa de él – preséntate Adan.
Casi entra en pánico cuando escuchó esas palabras ¿presentarse? ¿él? Su tía de verdad se estaba volviendo loca. Sintió un suave apretón en sus hombros y volteó a ver a su tía, ella tenía una sonrisa tranquilizadora casi podía escucharla decir “si no puedes está bien” tomó una larga respiración y enfrentó a las tres mujeres que esperaban paciente a que él se presentara.
– mi… mi no…nombre es A… Adan Hope – logró decir y se sintió muy patético por tartamudear – un… un gusto co… conocerlas.
Las tres mujeres soltaron un chillido por la ternura que les ocasionaba el chico y lo invitaron a sentarse con ellas, su tía lo tranquilizó diciéndole que aquellas mujeres no le harían daño, aceptó sentarse con ellas muy a regañadientes.
Dos horas después estaba muy entretenido escuchando la conversación de aquellas mujeres acerca de los conjuntos que estaban de moda en ese mes y que colores debían usar para verse bien con la iluminación del otoño. No iba a negar que al principio estaba completamente confundido, en todo el tiempo que estaban ahí no mencionaron a ningún adolescente rebelde que no hacía caso a sus padres y era un delincuente juvenil, como hacían sus antiguas vecinas que solo escupían veneno, amaba el cambio.