Suzuka, j***n, 10 de octubre del 2022
Maddison estaba haciendo su tarea, mientras Sophia estaba terminando de hacer el almuerzo. Al terminar, sirvió dos platos de comida, uno con manos porciones para su hija y uno con las necesarias para ella.
—Liefje.— Llamó a la pequeña.— siéntate a comer, ahorita te ayudo con tu tarea.
La menor obedeció y dejó sus cosas para ir a lavarse las manos, y sentarse a comer.
— mami, ¿Me prestas tu celular?— pidió, mientras parpadeaba repetidas veces.
—Mijn liefje, estás comiendo.— intentó negarse, pero la niña la miró suplicante.— Está bien.
La pequeña rubia entró a i********:, seguido de buscar el chat de Lewis y llamarle.
Un tono, dos tonos, tres tonos y nada.
El británico no respondió.
Volvió a insistir pero ocurrió lo mismo, así que mejor se puso a ver videos.
—Que horrible ser adulto..— Murmuró.
—¿Que cosa, Liefje?— Preguntó Sophia, al no haber escuchado lo que dijo la menor.
—Nada mami.— La mayor la miró dudosa.— Lo prometo.
Alzó su meñique y su madre entrelazó el suyo para hacer la Pinky promise.
—Te amo, preciosa.— besó su coronilla.
—Yo también, mami.— sonrió en grande.
Ambas siguieron comiendo, aunque Sophia fue la primera en terminar de comer y dejó su plato en el fregadero, para después volver a la mesa, y acompañar a su hija.
—Comes muy rápido, mami.— comentó sin malicia.
—Es que no había desayunado, Liefje.— maddison la miró acusadora.
— Mami, siempre me dices que es malo no comer.— La modeló asintió, aceptando el "regaño" de la menor.
—Es que estába viendo algo sobre el trabajo.— Explicó la mayor.— Ya no volverá a pasar.
Maddison iba a decirle que hicieran una Pinky promise, pero el celular de su madre comenzó a sonar. Miró el nombre y vió que era cierto piloto.
—Hola, Lewis.— Saludó indignada.
—Hola, addy.— Devolvió el saludo animadamente.— ¿Cómo estás?
—Bien, ¿Y tú?— siguió con su papel de indignada, mientras su madre la miraba con una ceja enarcada.— ¿Que has hecho hoy?
—Estaba en unas entrevistas.— contó.— lamento no haber contestado tu llamada..
—Mhm.— musitó.— Puedes estar mintiendo.
Sophia soltó una carcajada.
—Yo no soy mentiroso.— Replicó Lewis.— Estoy siendo sincero.
— No se.— Fingió dudar.
—Addy..
—¿Que paso, Lewis?— fingió inocencia.
— Mi nombre suena muy feo así.— murmuró.— Mirá, dejaré que juegues con mi cabello.
—Tentador..— puso su mano en su barbilla.— Pero no.
—Hare que mi compañero de equipo haga la voz de ken.— Propuso y la menor se le iluminó el rostro.— ¿Que dices?
—Que todo perfecto, lew.— El moreno rió.— La verdad no me enojé, se que eres una persona ocupada pero mami es así con maxie cuando quiere un favor.
—Liefje.— maddison sonrió con inocencia.
— Hola, soph.— Saludo el británico.
—Hola, Lewis.— La pequeña rubia arrugó la nariz.
—Mami, dile un apodó.— La mayor la miró extrañada.— Lew te dijo Soph, tu tienes que decirle uno bonito.
—Hola lew.— Saludó divertida, pero maddison negó.— ¿Qué pasá?
—Ese no, ese es mío.— Aclaró, antes de tomar un sorbo de jugo.— Ponle otro.
—No se.— rió nerviosa, ante la mirada de su hija.
—Hay que tomar clases de creatividad, mami.— Lewis rió divertido.
(....)
Lewis estaba en su motorhome hablando con maddison, estaba tan sumergido en la plática que no se dió cuenta que su jefe había entrado.
—¿Y que más dibujaste?— Pregunta con curiosidad genuina.
—La maestra dijo que lo que te haga feliz.— Contó la menor.— Dibuje a mi mami, a Liv, el tío maxie, a Roscoe y a tí.
Lewis sonrió conmovido por lo que dijo la niña.
—¿Roscoe y yo te hacemos feliz?— La menor asintió.—¿Por qué?
—Porque Roscoe siempre quiere jugar.— admitió — Y tú porque eres bueno conmigo y me haces reír.
—¿Y quién te hace más feliz?— la niña lo miró indígnada.
—Tu, me gusta hablar contigo y siempre tienes un poquito de tiempo para mí.— Admitió con una sonrisa sincera.
—Aun que no lo tenga, siempre haré tiempo para tí.— Dijo sin pensar, sacándole una sonrisa a la pequeña.
—Por eso eres mi favorito, lew.— Confesó la pequeña rubia.— Pero no me digas a Roscoe, no se vaya a sentir mal.
—Lo prometo.— Levantó su mano en señal de juramento.
—No así no.— negó y enseñó su meñique.— hay que hacer Pinky promise.
Toto sonrió divertido al ver cómo el británico alzaba su meñique para hacer la promesa con la menor
—Prometo no decirle a roscoe.— la menor asintió satisfecha.
—Perfecto.— alzó el pulgar.
Cuando Lewis iba a hacer, se escuchó una tos falsa y volteó en dirección al ruido. Cuando notó quién estaba en el motor home, su sonrisa se desvaneció y miró serio a mayor.
—¿Porque no me dijiste que ibas a pasar?— cuestióna en voz bajá.
—Toque varías veces, pero no respondías.— explicó.— Veo que estabas ocupado.
—Bastante.
—Si, haciendo Pinky promise.— se burlo del moreno.
Lewis lo miró mal.—No lo entenderías, seguro Jack y tu no hacen promesas.
—Oye, que grosero.— Murmuró indignado.— ¿Escuchaste cómo es de grosero? Soy mayor que el por unos añitos y no me respeta.
—Una vida dirás — dice burlón.
—¿Ves?— dice torger en voz alta para que escuche la pequeña.— No me respeta.
—Lew, no seas malo con el señor.— El nombrado se carcajeo.— ¿Qué?
—No, nada.. Addy.— Dijo entre risas.
—¿Seguro?— Lewis asintió
Antes de salir, Toto le dijo que tenían que hablar sobre algunas cosas sobre las fotos que se estuvieron compartiendo de el y la pequeña rubia.
—¿Que tan mayor es el señor?— Pregunta curiosa la menor.
— me saca trece años.— La menor abrió los ojos sorprendida.— Y decía que me sacaba unos añitos.
Maddison rió divertida.
—¿Que le dijiste a Toto?— Preguntó el compañero de equipo del moreno, mientras entraba al motorhome.—
—¿Por qué?— Pregunta el moreno con una ceja enarcada.
—Me pregunto si se veía muy viejo.— comento divertido.
—Maddison le dijo señor.— explicó el mayor.— Supongo que no le gustó.
—Juro que no lo dije con esa intención.— Aclaró rápidamente la menor.
—Lo se, Addy, lo sé.— La tranquilizó.— Pero no le gusta que le recalquen que es viejo.
— A ti tampoco.— Dijo George con inocencia.— Las únicas personas que son jóvenes son maddison y Olivia.
—Pero Lew se ve bonito y no se le ven arrugas.— Comentó maddison con sinceridad.
—¿Y tú cómo sabes de arrugas?— Pregunta George con una ceja enarcada.
— Por mi mami.— Los pilotos se miraron confundidos.— siempre me pregunta si las tiene y si se ve mal.
—Pero si Soph se ve guapa.— Admitió el mayor, sin darse cuenta.
— Lo sé, es lo que le digo.— expreso la menor.— Pero ella insiste en que las tiene.
— Yo no le he visto ninguna y se sigue viendo guapa.— George sonrió travieso, por la respuesta del moreno.
—¿Cómo dices que dijiste?— Tarareo George.— ¿Qué la mami de maddison es que?
—Este idiota.— Murmuró Lewis.
—¿Qué dijiste, Lewis?— la pequeña lo miró acusadora.— Esas palabras no se dicen, mami dice que están mal.
—Tu las dices.— negó rápidamente.
— El tío maxie si, por eso mami lo regaña.— contó la rubia.— Así que no la vuelvas a decir o le diré a mi mami.
—No le digas, addy.— pidió.— Ya no lo diré.
—No le creas nena.— intervino el de ojos azules.— es un mentiroso.
—Lew no es así.— lo defendió.— Yo sé que no las dirá..
—Frente a ti, pero en carrera que no dirá.— Lewis lo miró mal.
—Callate, metiche.