—Nunca dijiste hola —dijo Rose, saliendo del coche y ajustando su bolso.
Xavier miró a Rose con curiosidad, con las manos en los bolsillos mientras caminaban hacia la cafetería.
—Nunca dijiste hola cuando me veías en la cafetería. Pareces saber que me gusta mi café de allí porque me has visto allí. — Rose levantó una ceja.
—Oh... sí, bueno... siempre íbamos de camino a clase o íbamos a la biblioteca a imprimir.
Xavier se excusó mientras se formaban en la fila para ordenar sus cafés.
Pero aún así sacabas tiempo para fijarte en mí. El pensamiento jugueteaba coquetamente en la cabeza de Rose.
Xavier se acercó al mostrador y pidió sus cafés. Rose sacó su cartera, pero Xavier empujó suavemente su mano hacia atrás.
—Sabes que la manada me paga —murmuró Xavier, inclinándose tan cerca que
