Durante todos estos años, la única mujer con la que hablo regularmente es Roz. La veo muy pocas veces, quizá tres o cuatro veces al año. Aparte de eso, solo hablo con una mujer cuando voy de camino a una conferencia o una reunión de negocios. Si juntara todas las palabras que nos hemos dicho desde que nos conocimos el jueves, apostaría a que igualarían o superarían todas las palabras que le he dicho a todas las mujeres con las que he interactuado en los últimos ocho años. "Tío Even, tengo que conseguirte una cita." "Delicioso, ¿te gustaría ver tu cabeza en un plato?" "¿Eso sería en un plato de porcelana o de papel, tío Even?" "China, naturalmente; la sangre saturaría los platos de papel y arruinaría mis muebles". ¿De qué tienes miedo, tío? Hablas conmigo con mucha facilidad, y soy una

