Lo que más odio en mi vida, sin una sola duda, son las despedidas, no me gusta el tener que decir adiós o un hasta luego, puede que sepa a ciencia cierta que volveré a ver a esa persona, que no es para siempre, es algo que me cuesta demasiado sobrellevar, no me gusta hacerlo, era como perder parte de mí y no me gusta, no creo que sea algo que deba ocultar, no me gusta y no tengo que sentirme mal por ello.
Hoy despedíamos a Shana, nuestra niña que se iba a un internado por un tiempo, que todos sabíamos que no iba a volver, sus padres no veían demasiado bien que únicamente se relacionara con nosotros, decían que éramos mala influencia por lo que la querían lejos de nosotros, si supieran que ella era que daba las malas ideas, seguro se lo pensarían dos veces.
—Pórtate bien—le aviso Dylan a su hermana mientras la abrazaba con fuerza.
—Yo siempre me porto bien—le aclaro la chica estando demasiado tranquila.
Reímos.
—Yo doy las ideas, vosotros las hacéis—dijo la chica demasiado calmada.
Shana era una chica demasiado inteligente y que nada le intimidaba, era la pequeña de cinco hijos, todos chicos, pero únicamente compartía padres con Dylan, los demás eran de otros matrimonios y bastante mayores por lo que creo que ninguno les consideraban como hermanos sino como unos tíos cercanos. Los padres de Dylan eran mayores, pero demasiado jóvenes al mismo tiempo, rondaban sus sesenta años, tenían cinco hijos, cuatro hombres y una niña, al principio los dos tenían otros matrimonios, y no fue hasta que tuvieron casi cuarenta cuando decidieron estar juntos y de ahí nacieran, primero Dylan y unos años después Shana, que fueran embarazos no tan planeados y de riesgo hizo que sus padres dejaran muchas expectativas en ellos, desde como comportarse a que hacer, ya no era cuestión de que quisieran herederos perfectos, sino que querían tener unos hijos que ocuparan todos sus deseos, pero ni Dylan ni Shana eran así.
Dylan era demasiado callado para sus padres, jamás sería ese líder que sus padres deseaban y no es que no supiera hablar, pero solo no se sentía seguro ante la gente sin su guitarra, pero si le dabas una guitarra, te podía derretir el corazón en pocos segundos, era el típico caso de persona que no confiaba en ella, que necesitaba una ayuda para demostrar su valor, no porque no lo tuviera, sino porque de pequeño era medio tartamudo, le costaba hablar y sus padres, y muchos le molestaron con ello por lo que todo su miedo era resultado de eso.
Mientras que Shana, como su nombre ya daba alguna pista era una diosa, pero no una diosa del perdón, sino que era una maldita diosa que vino pisando fuerte, y dejando claro quien era, su padre siempre bromea con que ella debía hacer a principios de julio, pero como la niña se negaba a ser cáncer, retraso el parto por casi un mes, asegurándose que fuese leo, yo creo que fue solo un error de cálculos, pero si ellos son felices creyendo eso, dejémosles, sin hablar de que no dejo saber su sexo hasta el mismo día del parto, también contado por su padre que cuenta que eso era signo de que la niña iba a venir peleona y con ganas de volverles locos, y eso hacía a diario, volver loco a todo el mundo y poder después la cara de ángel y todos creer que no hizo nada malo.
—¿Y ahora quien nos va a dar las ideas?—pregunto mi hermano.
Abrazo con fuerza a la chica haciendo que todos riéramos.
—Estoy a tiempo de secuestrarte—aviso Connor abrazando a la chica.
—No es la forma—se quejó Dylan.
Mire a la puerta esperando a que Ryder, porque el chico no se había dignado a aparecer para despedir a Shana, me molestaba un poco cuando Shana era una de las personas más importantes de nuestra vida, en cierta manera ella fue quien nos unió, no como amigos, pero si como banda, por lo que si en algún momento triunfábamos todo era por y para ella.
—No va a venir—me dijo Shana y se acercó a mí.
Sin dudarlo la abracé.
—¿Te ha enviado un mensaje?—le pregunté en un susurro.
Ella se abrazó con fuerza a mí.
—No, pero si fuera a venir ya lo hubiera hecho—aclaro la chica.
Pase mi mano por su pelo en modo de apoyo.
—Hablaré con él—le dije para tranquilizarla.
Shana río.
—Deberías hablar de muchas cosas con él que no soy yo—me dijo.
La miré de reojo.
—¿Qué te ha dicho Connor?—le pregunte sin dudarlo.
—Connor no es alguien en quien se deba confiar los secretos—aclaro y me separe de ella para ir a golpear a mi hermano, pero me agarro pegándome de nuevo a ella—Pero esta vez no ha hablado, es algo que yo intuyo—me dijo.
La miré.
—¿Qué intuyes?—le pregunte demasiado sorprendido.
—Que te gusta Ryder—me dijo, y le mire demasiado sorprendido y preocupado, si Shana lo sabía con solo mirarme, podía, cabía la posibilidad de que Ryder lo hubiera notado y su aclaración de que las palabras de Cameron no eran reales era para darme un segundo mensaje, un mensaje que quería deja claro que no le interesaba tener nada conmigo—Pero tranquilo, Ryder es casi tan idiota como tú y no se a dado cuenta—me aviso haciendo que me aliviara bastante.
—¿Tú crees que le gusto?—le pregunte.
Shana se separó de mí y me miro en silencio.
—Considero que eso debes descubrirlo tú solito—comento la chica.
La miré demasiado sorprendido, no me hacía demasiada gracia tener que enfrentarme a eso, tener que comenzar a investigar si a alguien estaba en cierta forma enamorado de mí, o al menos a ver si le gustaba.
—Te odio—le dejé claro.
—Yo también te amo—me dijo haciéndome reír.
Se separó de mí para irse hacía su puerta de embarque.
—¿Qué es lo que debes descubrir solo?—me pregunto Dylan mientras veíamos marcharse a Shana.
—Si le gusto a Ryder—deje claro.
Dylan me miro en silencio, estaba demasiado sorprendido y sin entender nada.
—Soy gay, Dylan—le dejé claro.
Dylan me miro demasiado sorprendido, estaba demasiado asustado mientras procesaba la información, no era una demasiado complicada, pero debía asumir que las cosas eran diferentes.