La espada

1828 Palabras
Allí estábamos los tres en ese bar, fue algo realmente extraño, yo tenía hambre, no se. Aunque aquí parecía que servían comida o algo así. —Veo que algo interesante paso en su viaje. —Bueno encontramos otros casos de personas convertidas en monstruos. Solo hay que mandar unos magos a que ayuden a esas personas. Lastimosamente ya murieron algunas personas. —Ok, bueno de eso no vengo hablarte. Ti ya sabes de qué. Henry agacho la cara un poco y llegué a la conclusión a qué se refería. —Saul, yo no soy un príncipe, se que vengo de la familia real de esta ciudad, pero no voy a casarme. Ni ahora, ni nunca. —Es difícil, la gente ya empieza a hablar y a decir que no te gustan la mujeres. Eso es un problema. Henry se veía un poco molesto al escuchar eso. Yo no sabía porque pero, más o menos lo capte. El quería ser libre y por su posición lo obligaban a casarse con otra persona de una posición igual a él. Yo no me metí en esa conversación, no el correspondía. —Y tu Sara…que piensas?...¿No es un buen partido?. Cuando escuché eso, recordé esa situación y me puse roja, era imposible no hacerlo. Henry se sintió incómodo con eso. Saúl se rio un poco y hablo. —Ya veo, creo que no es necesario molestarte con eso. Henry se puso algo rojo y salió de allí enojado, no me dijo nada. El elfo cruzo los brazos y comenzó a hablarme sin pensarlo. —Bueno, creo que debes saberlo. Henry es del linaje de Tebas Pernía. Además de eso sangre real elfo y humana. En pocas palabras tiene una gran responsabilidad en su espalda. Lastimosamente sus padres y el resto de esa línea directa murieron tratando de traer la paz al mundo. Ellos querían frenan la guerra entre elfos y humanos, pero fueron traicionados por uno de los dos bandos y solo quedó el. Así que lo quieren casar con una noble y buscarle una concubina, pero el no quiere. —Eh…¿Por qué me mejor no le dan tiempo?. —Su edad, es perfecta para que tenga hijos ya, pero el no quiere. Bueno unas chicas lo dejaron medio traumados para cansarlo y se puso medio esquivo después de esos, pero acepto que tú te unieras a este grupo. Ese ya es un avance, y….¿que fue lo que pasó que ambos están así como raros? Me daba un poco de pena contarle eso, pero el parecía alguien bastante tranquilo, así que se lo dije. —Bueno….yo ví desnudo a Henry y el a mi. El elfo se empezó a poner rojo y a reír, no entendía mucho eso, me cruce de brazos y espere su respuesta. —Lo entiendo….bueno lo mejor es no molestarlo más con el tema, yo me avergonzaría mucho y Henry es peor, el es igual o mucho más tímido para estás situaciones. No quise hablar de eso después de lo que dijo el elfo. Solo me mantuve en silencio, vi que una mujer vino con una bandeja de comida. Era un poco raro Saúl, ni Henry hablaron nunca con una de las chicas. El plato de hoy parecían mariscos, se veían bastante ricos. Saúl me miró y sonrió. —No te preocupes, yo los mandé a pedir, es lo que más le gusta, pero el se fue. Donde yo vivía no traían mariscos, solo carne y pollo. Trate de comer los más tranquila posible. El pescado era gigante, casi como un mazo. Al frente de Saúl me comí eso, aunque en mi mente me preguntaba el precio de una comida así. […] Salimos del lugar poco después. Yo quería ir a él hospedaje a dormir, pero Saúl no parecía querer ir ese lugar, yo lo seguí, pues era obvio que el me quería llevar a un lugar, pasamos por la plaza de allí. La gente me veía igual que cuando andaba con Henry, lo mejor era comprar una ropa adecuada para estar aquí, pero no sé la iba a pedir a mi compañero, podía pagarlo con las manillas que tenía. De pronto llegamos a un lugar donde habían tres estatuas bastante grandes. Había un hombre gigante, ese era Tebas. El otro parecía ser Zen, pero de la chica poco sabia. Los tres estatuas estaban en una posición como esperando que algo sucediera. Fue extraño para mí, quise preguntarle a aquel Saúl, pero el me respondió algo. —Ellos esperan que termine la guerra de hace 200 años que fue pospuesta. La chica que tú vez allí era la esposa de Zen, al no ser de esta ciudad quisieron desaparecer su historia, pero no pudieron ella cambio está ciudad, es la tatarara abuela de Henry. No sabia porque el me preguntaba eso, pero me asusto un poco. —Su espada fue una de los decenas de armas malditas, que nadie puede tocar. —¿Por qué? —Gabriela limpio y se adapto a ella, estuvo varios meses encerrada en una mazmorra casi a oscura. Cuando salió de allí, no dormía y era muy diferente al resto de las personas. Esa historia era bastante interesante, Henry al parecer había heredado eso de su familiar. Aunque yo quería saber algo más de eso. —Entonces, ¿Yo puedo conseguir una? —Es arriesgado, puedes morir estúpidamente. Yo te puedo dar la de Gabriela, ya que la maldición que la hacía intocable para extraños, ya se debilito. Lo único es que no puedes alejarte de Henry, si nos llegas a abandonar debes devolver la espada. Ya que por sus venas corre la sangre de la heroína la espada deja sede un poco. En pocas palabras, Henry tenía el derecho a heredarla, pero el no quería tomarla, así que solo alguien que estuviera cerca de él podría tenerla. Allí Empecé a pensar en Saúl. ¿Por qué el no la tomaba y me mandaba a mi? Este elfo era muy misterioso, pero yo quería conocer más está historia y ver la espada. […] Seguí a Saúl hasta un templo. Allí habían muchas espadas y objetos viejos. Nada llamaba mi atención, pero vi una que parecía llamarme, era dorada, y con una que otra escritura. Había diez en una clase de mesa, sin decirle nada al elfo la tomé. El se sorprendió y trato de hablar. —Eh…Sara suéltala, es peligroso debes adaptarte primero. No tienes la fuerza para levantarla todavía. No lo escuché y la empuñe como si nada. Allí sentí que algo extraño emergía de esa espada. Sentí que me quemaba las manos y si fue así. Tenía una marcas que en llegaban hasta el hombro Solo oí a Saúl llamándome sin parar y de un momento solté la espada y caí al suelo. La espada empezó a hacer sonidos bastante inusuales. Yo no pude comprender lo que había pasado, solo cerré los ojos. […] Sentí que las manos me ardían, y abrí los ojos de un momento a otro. Ya no estaba con en el hospedaje. Este lugar parecía una casa por la forma que tenía el techo y las ventanas. Mire a mi alrededor y vi a Henry dormido en una silla. Lo toque para despertarlo, el abrió los ojos y me miró. —Sara… —¿Dónde estamos? —En mi casa. Hubo mucho alboroto por los que hiciste. La culpa la tuvo Saúl, ¿Por qué te llevo allá?. —La culpa es tuya. —Espera ¿mía?. Nadie había hecho lo que tú hiciste, muchas personas van todos lo días allá y nunca fueron tan estúpidos como tú de tocar eso. —Henry, es tu culpa, desde ese día tú me miras de una forma diferente. El se puso rojo después de lo que le dije. —Eso es normal, tu eres una chica y yo un chico, verte así me trajo muchos pensamientos, no lo voy a negar, ¿pero eso que tiene que ver? —Eres un descendiente de la dueña de esa espada. Solo se puede heredar a alguien de ese linaje o con lazos de esa persona. Al parecer tu me vez como algo mas. El se levantó, un poco ofendido no me respondió nada y se fue. Eso me dejo claro que el ya me empezó a ver diferente y la espada empezó a actuar por eso, pero, ¿Por qué yo?. La cabeza me empezó a doler, tal vez habían pasado muchos descendientes de Gabriela y habían visto la espada, ¿Por qué me escogió a mi?.. Me quedé recostada, no me podía levantar, el poder de esa espada era muy fuerte, por poco me mata, pero no pude evitar tomarla. […] No dormí después de hablar con Henry, me quedé en esa cama como si nada. Hasta que llegó Saúl. El se había cambiado de ropa, hora traía una túnica blanca. El se veía serio, parecía que estaba enojado por lo que hice. —Hay….niña…niña… no debiste hacer eso. Bueno, eso fue raro, ¿Por qué tomaste esa espada?. —Sentí que me hablaba y decidí ir tomarla. —Bastante raro. La espada te eligió por encima de Henry… originalmente quería que tú se la mostraras para que él le tomara interés. Es extraño… —Es culpa de el. Tuve amigo me ve como una mujer… Saúl, se puso rojo… —Esto es un poco incómodo, no pensé que se fueran a encariñar tan rápido, bueno para cuando cuadramos la boda. Saúl era un estúpido. Le hablaba enserio y decía bobadas. —Es enserio…tu trataste de acercarnos a los dos y el y yo pasamos por esa situación por tu culpa.. El se cruzó de brazos y movió sus orejas hacía un lado como un gato. —Si te soy sincero, solo busque una amiga para el, tu le caíste bien. El fue muy esquivo por los intentos de varias nobles por diferentes maneras. Les tomo fobia a las mujeres. No solo como te lo conté. Me llamo la atención la forma en que te ayuda y te mira. No sabia si era verdad lo que decía, pero me hizo sonrojarme un poco. Empecé a recordar el día que lo conocí, pero no en daba para pensar en eso. […] Después de unas horas por fin pude salir de la casa de Henry, era aún palacio. Saúl me ayudó a irme y me prestó si hombro para caminar. Cuando la gente de esa casa solo me observo al salirse. Este lugar era muy bonito, tenía jarrones y flores por todas partes un sala. Paredes y columnas pintadas de blanco, además de uno que otra esquina de color amarillo. Saúl me tomo de la cabeza para que evitar yo dejara de observar ese lugar. Al salir vi a más personas por ahí. Ya no eran empleados, sino varios nobles de con vestimentas caras. La cercanía de Henry y yo habían atraído la atención a mi.
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