Wyatt se marchó sin decir una palabra más para ver cómo estaban los demás clientes del bar. Lamentablemente, ninguno de ellos necesitaba nada que le diera una excusa para ignorar a un hombre que esperaba que se quedara en el pasado. Tanner era alguien a quien Wyatt había conocido a través de Dirk, alguien a quien, tardíamente, se dio cuenta de que no había visto ni hablado en más de dos meses. Dirk encajaba perfectamente en la categoría de consentido, pero en general inofensivo. Wyatt no le reprochaba a su supuesto ex amigo haberlo abandonado. La suya había sido, ante todo, una amistad de intereses compartidos. A ambos les gustaban actividades que sus padres consideraban extremas y, al menos en el pasado, compartían la afición por pasar el mayor tiempo posible superándose en sus conquista

