Olivia Seattle, Washington, Estados Unidos. Habíamos llegado a Seattle hace una hora, me encantaba la ciudad, había leído que era sinónimo del grunge, la lluvia y el café. La llamaban la ciudad esmeralda, lo que más me gustaba es que era un lugar de desarrollo tecnológico y altos rascacielos contrastados por lagos y largas extensiones de bosques, moría por cambiar de residencia y empezar el proyecto, lo que más me encantó es que viviría en un lugar que era de constantes festivales de música y el clima ni se diga. —Ese es lugar donde se está levantando el restaurante—anunció William al detener el auto, era en una calle transitada, abrió su paraguas afuera del auto y lo rodeó, al llegar a mi puerta, me ayudó a bajar para ponerme debajo para no mojarme. —Gracias. —Rozó su mano con la m

